Jorge Pulido, en una entrevista que concedió ayer en Deportes COPE Huesca, analizó la situación de la SD Huesca con mucha sinceridad y con ese carácter que le distingue para expresarse sin pelos en la lengua en situaciones comprometidas para el conjunto altoaragonés. Por ejemplo, calificó de «una mierda» la temporada que está realizando el equipo azulgrana. Se puede decir de otra forma, pero el central no atiende a medias tintas y va con su personalidad por delante. Está muy bien ejercer de líder rotundo, todo vestuario debe contar con esa figura. Ahora bien, un caudillo deportivo lo es también cuando sabe morderse la franqueza o cuando evita volcar el tintero. Esa contención no va a hacerle perder carisma. Todo lo contrario.
En un momento de la charla con el periodista, centrada la conversación en la rivalidad del encuentro del domingo, el futbolista comenta que en un encuentro en La Romareda «le pedí una camiseta para un amigo al delegado del Zaragoza y me mandó a tomar por culo. Le faltó pegarme». Aquí, Pulido sobrepasa dos líneas rojas. Primero es absolutamente innecesario que, conociéndose que en este tipo de encuentros los ánimos suben de temperatura y la sensibilidad de las aficiones está a flor de piel, relate un hipotético suceso que no aporta nada salvo una causa para elevar esa tirantez. Y segundo que a la persona que se refiere que le despachó con tan mal gusto, el delegado, se llama Alberto Belsué. Este tipo de acusaciones además de contarlas hay que demostrarlas. Mientras lo hace, conviene sentar en el pupitre al capitán del Huesca para darle un par de clases de historia.
Belsué fue uno de los mejores laterales de Primera División de los años noventa, campeón de la Copa del Rey y de la Recopa con el Real Zaragoza , internacional con España en 18 ocasiones e integrante de la selección que disputó la Eurocopa de Inglaterra de 1996. Y un líder educado, atento y con un enorme temperamento dentro de una plantilla de líderes. No vamos a entrar en el currículum de Pulido porque no viene al caso, pero sería muy conveniente que en futuras intervenciones públicas modere o contenga sus anécdotas porque muchas de ellas hay que interpretarlas dentro de su contexto, sobre todo si sólo existe una versión de los hechos. Y más, como es el caso, a las puertas de un derbi por muy postizo que sea.
Si la camiseta era para un amigo suyo, que se la hubiera comprado él.
Si la camiseta era para un amigo suyo, que se la hubiera comprado él.
No hay que darle la mayor importancia al comentario de este individuo por cierto ha ganado algo alguna vez? Lo mismo que al instigador de la entrevista, envidias, acomplejados y sobre todo maleducados