Es posible que desde fuera se recuerde a un Real Zaragoza histórico y en blanco y negro, excepto la conquista de la Recopa y el “galacticazo”. Un club simpático con una gente fiel y un campo envejecido. Nunca he entendido que inversores extranjeros dejen su dinero en un lugar aplastado por Cataluña y Madrid desde hace siglos y con muy poco que aportar, dado el ambiente de capital provinciana y con el caciquismo del siglo XX dominando cualquier posibilidad de evolución. Al margen del cambio de estilo en la web, la distancia con la afición es aún mayor que antes. Y la capacidad de fichar, la misma que la temporada pasada. Faltan jugadores de calado especialmente la de un goleador que haga crecer a Iván Azón, al que pueden romper con el peso de la responsabilidad. Desconozco si el plan es llegar al ascenso en cuatro temporadas, las previstas para la construcción del estadio. Y si les merece la pena tener a un equipo en Segunda que sirva de nodriza a una franquicia y a un club que lucha por ser el tercero en danza con merengues y culés.
La distancia con la afición es aún mayor que antes
