A Jorge Mas y al grupo inversor que encabeza les urge al ascenso, pero, según señaló el presidente del Real Zaragoza, su estrategia está encaminada a que cuando el equipo suba a Primera sea «para quedarse a largo plazo». «No nos carecteriza la paciencia. Es un proyecto que hay que hacerlo con inteligencia. Paso a paso. Lo que estamos haciendo en lo deportivo y en lo económico es lo correcto. No podemos tomar decisiones a corto plazo». La Ciudad Deportiva rezumaba un ambientazo deportivo-político en el estreno como entrevistado del magnate estadounidense. Sus respuestas abrieron las puertas de un futuro resplandeciente para el club, pero prefirió no bucear en el presente, un tiempo capital para el zaragocismo después de diez temporadas consecutivas en Segunda. Con considerables agujeros en la plantilla a falta de menos de dos semanas para que empiece el campeonato, Mas prefirió centrarse en el camino recorrido desde que llegó la nueva propiedad. «Prefiero hablar de lo que hemos hecho porque es más importante que lo que queda por hacer. Saneamos el estado financiero, renovamos a las mejores promesas. Con el fichaje de Carcedo tenemos un líder de hombres, con experiencia en distintas ligas. Cuando se pueda mejorar el equipo, se hará para que el ascenso se dé lo más rápido posible». Ese salto cualitativo en el vestuario no será inmediato. «No faltará capital ni inversión para que el Real Zaragoza alcance sus metas, pero ahora mismo estamos condicionados por el control de la Liga. Aunque pagásemos toda la deuda, no se reduciría el limite salarial», explicó el mandatario.
«No vamos a decepcionar ni el esfuerzo ni en el trabajo. Es el comienzo de lo que va a ser un gran año para el Real Zaragoza. Para nosotros, más que una responsabilidad es un reto. El ascenso será un lindo capítulo, pero luego vendrán otros como el de mejorar». Jorge Mas se refirió al músculo financiero de los empresarios que le acompañan, de las sinergias «que nos dan ventaja con respecto a otros clubes», de frenar la fuga de cerebros de la cantera, «para lo que es necesario que el equipo esté en la élite», y de la ineludible necesidad de construir «un campo top» en referencia a La Romareda. «El presidente del Gobierno (Jorge Lambán) y Azcón, mi amigo (el alcalde), saben que cuentan con nuestro apoyo si es necesario». En este punto, un estadio nuevo, el presidente se mostró inflexible. Inmaculado en sus formas y sus palabras, Mas aderezó su primera comparecencia con derecho a respuesta con la emoción que le causó la acogida de la afición en la plaza del Pilar y su intención de acudir con más asiduidad, como mañana frente al Levante, a la ciudad y al estadio. Su extensa plática en el corazón de la academia zaragocista donde se han mejorado algunas infraestructuras como el césped, contiene un mensaje corto y conciso para la afición que sueña con fulgurante ascenso: «Roma no se construyó en un día». Eso sí, La Romareda es el planeta sobre el que deberá levantarse el imperio. Y cuanto antes, mejor.
No entiendo la ilusión que ha generado esta nueva propiedad en la afición zaragocista. Para mí, todavía, no han aportado nada reseñable en lo deportivo y sí mucha opacidad en quiénes son realmente los nuevos dueños y sus intenciones.