Torrecilla y Sanllehí completan la ventana estival con una gestión incompleta y plena de improvisación donde sólo el fichaje del delantero Makhtar Gueye despierta expectativas en un equipo que logra desprenderse de Narváez, con destino al Valladolid, y Buyla
Se acabó el mercado de verano con tres fichajes muy peculiares que se unen a los de Giuliano, Mollejo, Rebollo y Manu Molina, y una tarde-noche de pulso con el Málaga para que se hiciera con Narváez, quien tomó al final dirección a Valladolid, en Primera, por deseo del futbolista por jugar en Primera. Los pucelanos pagarán una cantidad baja por el traspaso y dejarán otras cantidades para variables por dos años más otro opcional. Siete adquisiciones en total siendo generosos con la denominación de refuerzos y una ficha vacía (en estos momentos hay 24 Puche incluido tras firmar su primer contrato profesional más Giuliano, Mollejo y Rebollo, con dorsal del filial) que sólo se podrá completar con un pieza del mercado del paro.
Los últimos elegidos proceden del extranjero, con dos de ellos, Gueye y Quinteros, sin contar para sus respectivos equipos, clubes de segunda línea de la liga belga (Oostende) y la MLS (Inter de Miami), y el colombiano Fuentes reclamado desde Colombia del Junior con unos informes nada favorables pero seductores para Torrecilla y su grupo de scouting. Las sinergias de la nueva propiedad se han desplegado también con singularidad, efectivas en los casos de Giuliano y Mollejo y de aval en la de Gueye, con Quinteros a medio camino en esa exótica hermandad de clubes que presenta un Real Zaragoza con más personal nuevo en la plantilla sin que, por el momento, se atisbe un gran salto cualitativo para afrontar el resto de la competición que ya ha empezado con mal pie. Por la puerta de salida se han ido Chavarría traspasado al Rayo, Clemente en dirección a Las Palmas para ya no volver más al igual que Bikoro, contratado por Sandefjord noruego y Buyla, a quien se se le pagó sus dos años pendientes para que se fuera. Además se han sucedido la rescisión de Ros y las cesiones de Carbonell al Teruel, Marc Aguado al Andorra, Ángel y Baselga al Calahorra y Sabin Merino al Atlético San Luis. Mientras, Petrovic continúa enquistado en el vestuario y en las nóminas altas muy a pesar de una dirección deportiva que ha hecho un trabajo incompleto y de evidente improvisación pero que ha logrado al menos quitarse de encima a Narváez. Lasure también se queda después de que el canterano renunciara a renovar su contrato para ir cedido.
La mayoría de las operaciones desprenden un profundo efecto ansiolítico para calmar al público en general y justificar que en las oficinas ha habido movimientos importantes. Lo cierto es que sobre la mesa se han quedado un buen número de futbolistas, sobre todo delanteros como Sergio Camello y extremos como Arvin Appiah, a quien no se ha podido convencer ni con argumentos deportivos ni con económicos, y negociaciones frustradas para rebajar el límite salarial. Se ha hecho un apaño donde de los siete nuevos tan sólo Manu Molina, Gueye y Fuentes se pueden considerar fijos en el once. Giuliano, Quinteros y Mollejo pertenecen a la segunda línea y Rebollo juega con el filial. Salvo con Manu Molina, quien ha asumido con cierta notoriedad el liderazgo que le ha entregado Carcedo, y con Gueye con la incógnita de lo que puede darse de sí más allá de su impresionante planta, apenas se intuye un sincero robustecimiento del equipo en esta ventana recién cerrada con cuatro préstamos, el sino de los nuevos tiempos de penurias. Las grandes expectativas están depositas, más por necesidad que por convencimiento ciego, en Makhtar Gueye, ese cíclope senegalés que pastorea con leones en su país y de cuya inspiración realizadora depende que el conjunto aragonés fluctué o no por encima del meridiano de la clasificación. Con Iván Azón de nuevo en alerta por si, como ya ocurrido en las dos temporadas anteriores, tiene que salir al rescate frente a la desastrosa productividad de los delanteros principales cuando el canterano hace tiempo que se ha ganado ese calificativo.
Las fórmulas con Larrazabal y Vigaray de ampliación de contratos y la petición sin éxito a la plantilla para que se redujera un 10% sus emolumentos con el objetivo de rebajar masa salarial y acometer posibles entradas son claros síntomas de flaqueza de gestión y de músculo financiero como consecuencia del control de LaLiga y de esa concatenación de fracasos de Torrecilla por despejar el vestuario para que entrase savia nueva y muy necesaria. Los deberes se han dejado para el final en un ejercicio de gris malabarismo negociador.
Torrecilla y Sanllehí, con Forcén en el encabezamiento de alguno de los contratos extendidos, han configurado un Real Zaragoza forzado a reiniciarse con un software de considerables limitaciones, muy vulnerable al menor virus que le ataque: una baja de Cristian, Francés (cuya mejora de contrato aún no se ha hecho oficial) o Jair por ejemplo; o una adaptación tardía de Gueye o Fuentes… Se queda, una vez más, huérfano de juego exterior (pendiente de utilice la ficha libre para paliar ese déficit), otra de las asignaturas suspendidas en el mercado, y con un centro del campo académico en la posesión y el esfuerzo pero vacío de piezas de profundidad individual, de último pase y de gol, ese gol mucho más salvaje que los leones que pasea simpático por sus redes sociales Makhtar Gueye. El Real Zaragoza no ha salido de la peligrosa selva deportiva por la que transitaba con sus antiguos dueños, con un entrenador que maneja un plan que es posible que tenga que releer en cuanto a aventurarse a la presión alta con un punta gigante que le ofrece otro tipo de prestaciones para el fútbol directo y de segundos balones en el área.
Puche, profesional
Miguel Puche ha firmado su primer contrato como jugador profesional del primer equipo del Real Zaragoza, prolongando así su relación con nuestro club hasta el 2025. El futbolista de 21 años, que ya ha participado en 17 encuentros con el primer equipo –anotando un gol–, ha ampliado de esta forma su unión con el equipo de su vida. Puche lucirá el dorsal número 25.
Continúa la desilusión en mi caso. Debo ser muy veterano seguidor del Real Zaragoza. No llego a comprender que estemos con casi 25000 socios tras esta pobre configuración de plantilla y el desprecio soterrado de la nueva propiedad hacia los aficionados. Ojalá me tenga que retractar de este comentario
Pues yo sí tengo ilusión, como cada principio de temporada. Luego la voy perdiendo… Eso sí, no comparto la visión de los nuevos fichajes: veo titulares a la
larga a Mollejo y puede que a Molina. Ojalá Gueye sea un gran delantero y me sorprenda pero creo que, a la larga, el titular será Azón