El Real Zaragoza ha logrado en diez ocasiones tres victorias consecutivas o más en Liga en su década en Segunda. El sábado, en Anduva, acudirá a por la undécima. Si vence al colista Mirandés después de haberse impuesto a Ponferradina y Sporting dará un salto de la 19ª posición, es decir de la zona de descenso, a quedarse en la frontera del playoff de ascenso. Es el premio de ganar tres partidos seguidos, una tacada que en el fútbol profesional no suele ser común y que supone un cuantioso beneficio deportivo y psicológico. Lo sabe muy bien el conjunto aragonés, que en su travesía por el desierto ha salido de situaciones de máximo riesgo o se ha lanzado hacia puestos altos cuando ha encadenado nueve puntos. Los dos tantos de Giuliano en El Toralín y el de Mollejo en la última jornada ha tenido un efecto cicatrizante sobre la herida abierta por un comienzo de torneo dubitativo y sin goles. Este sábado, con ese combustible anímico y una forma de jugar reconocible ante los asturianos por ordenada y por su severa instrucción táctica, se presenta la ocasión de ampliar la sonrisa del equipo en la clasificación.
No es sencillo, no, el tres de tres. La temporada pasada, con JIM en el banquillo, el conjunto aragonés doblegó a Burgos (0-1), Sporting (2-0) y Las Palmas (2-3) y saltó del descenso como 19º a ser 8º. Entre las jornadas 28 a 31 fue más allá y doblegó a a cuatro rivales, Las Palmas (2-0), Sporting (1-2), Almería (2-0) y Fuenlabrada (2-1) para esquivar otra crisis: se hallaba a tres puntos del descenso como 16º y marcó una diferencia de 12 con la zona de máximo peligro como 11º, un golpe definitivo para consumar su permanencia. Un año antes, no fue posible enganchar más de un par de victorias con los tres entrenadores que se sentaron en el banquillo. Con Víctor Fernández hubo dos rachas de tres triunfos, en ambos casos para adelantar posiciones en la parrilla de los seis pirmeros: del 4º al 2º y y del 5º al 3º. En la campaña 18-19 no fue posible triple alguno.
El mayor eslabón de alegrías de estos diez años se produjo en la 17-18 con Natxo González. El Real Zaragoza consiguió nada menos que media docena de encuentros ganados, Lugo (2-0), Nastic (0-2), Oviedo (2-1), Numancia (1-2), Lorca (3-1) y Osasuna (1-2) para brincar del 11º puesto, a 8 puntos de la promoción, al 7º empatado con el 6º, el Oviedo, y el 5º, el Granada. Entre las fechas 40 y 42, el el cierre de la competición, el equipo aragonés derrotó a Albacete, Valladolid y Barcelona B para ser tercero y atacar en mejor disposición teórica la promoción de ascenso que dejó escapar ante el Numancia. En la 16-17, página en blanco por lo que se refiere a las tacadas de tres. Con Carreras al frente, imponerse a Valladolid (2-1), Mallorca (1-2) y Alcorcón (3-1) entre las jornadas 33 a 35 proyectó al Real Zaragoza a la tercera plaza despegando desde la novena.
En los albores de esta oscuridad, Víctor Muñoz, Popovic (14-15) y Paco Herrera (13-14) también lograron cada uno sus ráfagas de nuevos puntos consecutivos. Con el aragonés se despegó del 19º puesto al 7º tras deshacerse de Alavés (1-0), Llagostera (0-1) y Mallorca (2-0), y con el serbio, su relevo, se ascendió del 9º al 6º al someter en cuatro encuentros a Leganés (2), Recreativo (2-0), Barcelona B (4-0) y Osasuna (0-1). En el estreno en Segunda, con Paco Herrera se doblegó a Girona (1-0), Las Palmas (0-1) y Córdoba (2-1) para escalar de la 16ª posición a la 7ª. El sábado, en Anduva, el Real Zaragoza de Juan Carlos Carcedo dispone de la oportunidad de sumarse a ese club que esta etapa en Segunda ha entrelazado tres victorias consecutivas, una racha que siempre entrega excelentes beneficios a corto o largo plazo.