Le salió bien el plan al entrenador del Real Zaragoza, es decir aburrir a las ovejas y al pastor, hasta que Bermejo, el futbolista que estaba tratando el balón con más respeto e inteligencia en su reestrenada posición de mediapunta, tuvo que quedarse en el vestuario. Resultó tan fatal ese cambio obligado por molestias en el abductor izquierdo del centrocampista ofensivo como la entrada al campo de Vada en su lugar, quien en el gol del Granada nada más comenzar la segunda parte desoyó la salida de sus centrales en el fuera de juego y se quedó clavado junto a Manu Molina y Gabi Fuentes para habilitar a Miguel Rubio. Todo el trabajo de erosión de la primera parte en campo del equipo nazarí y el lanzamiento de Bermejo al poste como mejor rédito se fueron directamente a la basura en un detalle de los que supone que controla al dedillo el técnico. Claro, es que está también el factor humano, ese pequeño detalle imposible de programar y más cuando la calidad no alcanza ni para la estrategia más elemental. Lluís López y Jair se quedaron a cuadros cuando miraron hacia atrás y vieron a sus tres compañeros de picnic en un costado del área.
La idea de Carcedo era buena como somnífero. Se consolará con una derrota por la mínima y ese tramo final que le regaló Karanka para que dominara frente a los cinco defensas que le colocó su colega con el marcador a favor. La alineación ya olía a chamusquina cuando se anunció que Giuliano se quedaba a la sombra del banquillo tras regresar de su partido de sanción y continuaba Gueye en ataque. Como estás en el Arsenal o en el PSG, te puedes permitir el lujo de prescindir de tu máximo goleador, de una pieza fundamental en la humilde maquinaria ofensiva del conjunto aragonés. Cuando se percató de que el senegalés era un árbol más en el bosque con más tronco que extremidades y el resultado le obligaba a reiniciar, recurrió a Simeone. Retrató el argentino a su superior pese a ser expuesto a todas las dificultades: por un menisco le anularon un gol de categoría y puso una pelota en la zurda de Mollejo cuyo disparo despejó con apuros y dedos largos Raúl Fernández. El fútbol se inventó hace siglos, pero hay quién insiste en dejar su huella en la historia. Como por ejemplo, metiendo a Luna de extremo para calvario del canterano. ¿No hubiera sido mejor seguir con Gueye aunque sea por el qué dirán?
No, Carcedo no dio con la tecla ni con el piano. No es la primera vez ni la última. En el tiempo de equilibrios y presión alta, hubo un penalti a Larrazabal de esos que no se pitan pero lo son, una carrera del vasco en la que fue desequilibrado no por el hombro sino por el antebrazo del perseguidor, que había perdido ya el duelo. El Real Zaragoza estrangulaba con las manos y con los pies a un Granada de cuello corto en ataque, con el centro del campo pesado. Cristian. cómo no, detuvo balas de Uzuni, Ricard y vio pasar muy cerca la pólvora de otra de Callejón. En la única intervención aprovechable de Gueye, que dejó de cabeza el esférico a Bermejo, este hizo un par de malabarismos sobre la media luna y enganchó una volea a la madera. Algo es algo. Y muy estético, por cierto, en un encuentro sin fantasía alguna. La resistencia, la búsqueda de alguna ocasión aislada, el descenso a la galería más profunda de la mina. Eso es el Real Zaragoza, un equipo con hollín en la cara mientras conserva el orden y todos están en fila en el esfuerzo tribal.
El gol degolló al equipo aragonés y puso la cabeza de Carcedo a rular como un tiovivo, que es lo peor que puede suceder. Mollejo en erupción llevó la antorcha por momentos y Giuliano hizo lo que mejor sabe, cortar el aire con sangre en las venas, directo a por el empate que le negó el VAR por una brizna de hierba que llevaba en la rodilla. Luna anduvo perdido en la cara oculta de una posición ajena y Zapater saltó al campo por si le quedaba otra porción de Braveheart. Pero Vada se había quedado allí atrás como colofón a una mala jugada de billar que empezó con Larra y Gámez chocando para un mal despeje, Quini con un disparo torcido con el que se lesionó y el balón cogiendo el canal central y la portería de un Cristian que otra vez evitó una goleada mayor; que Rochina hiciera de Pombo y Callejón de Callejón. No hay música alguna en Carcedo.
Ficha
Granada: Raúl Fernández; Ricard, Rubio, Víctor Díaz, Quini (Pepe, m.49); Bodiger, Meseguer; Antonio Puertas (Rochina, m.89), Melendo (Ignasi Miquel, m.70), Uzuni (Jorge Molina, m.70); y Callejón (Bryan, m.89).
Zaragoza: Cristian Álvarez; Fran Gámez, Lluis López, Jair, Gabi; Manu Molina, Jaume (Zapater, m.82); Larrazabal (Mollejo, m.67), Bermejo (Vada, m.46), Puche (Luna, m.67); y Gueye (Giuliano, m.54).
Gol: 1-0, m.47: Miguel Rubio.
Árbitro: González Francés (C. Canario). Mostró cartulina amarilla a los locales Bodiger (m.39), Uzuni (m.69), Meseguer (m.77), Víctor Díaz (m.84), Jorge Molina (m.96) y al técnico Aitor Karanka (m.64); y al visitante Lluis López (m.96).
Incidencias: Partido correspondiente a la duodécima jornada de LaLiga Santander disputado en el Estadio Nuevo Los Cármenes ante 15.259 espectadores, según cifra oficial.