El Real Zaragoza, por lesiones, traspaso y decisión técnica, pierde la firmeza de su línea más solvente, la defensa
Si algo quedaba en pie de la fortificación que elevó Juan Ignacio Martínez en las dos últimas temporadas para salvar al equipo del descenso y de su raquitismo goleador, se está viniendo abajo. La defensa del Real Zargaoza, la novena menos goleada del curso pasado entre un grupo en el que figuraban cinco de los seis primeros clasificados, se ha ido desmembrando por diferentes circunstancias mientras se mantiene la flaqueza atacante. El traspaso de Pep Chavarría al Rayo Vallecano y la lesión en el codo de Alejandro Francés han sido causas de fuerza mayor en este cambio que ha afectado a todos sus componentes habituales. Las decisiones técnicas de Juan Carlos Carcedo también han influido. Y mucho.
El conjunto aragonés ha recibido diez tantos hasta la fecha, uno menos que la campaña anterior cuando con once era líder de seguridad de Segunda junto a Almería y Ponferradina. No es la cantidad lo que preocupa, sino la falta de uniformidad, continuidad y rendimiento de la mayoría de los integrantes de la zaga. La consecuencia directa, aunque venga acompañada por la responsabilidad de todo el equipo, es que esa inestabilidad de lo que fue la gran muralla viene acompañada de seis derrotas. En esta década lóbrega, sólo en una ocasión se había perdido más partidos, ocho en el ejercicio 2020-2021 con Rubén Baraja e Iván Martínez en el banquillo. El año pasado, favorecido por un rosario de nueve empates consecutivos, el Real Zaragoza llevaba tan sólo dos derrotas al finalizar la jornada 14.
Aquel batallón liderado por Cristian, quien sigue al frente, se dibujaba solo en la pizarra, con alguna incursión de Lluís López. Gámez, Francés, Jair y Chavarría era intocable. El lateral izquierdo fue vendido ya comenzada la competición y el canterano se perdió seis encuentros por lesión y uno, en Granada, porque así lo consideró oportuno el entrenador. Gabriel Fuentes, fichaje exprés para suplir la salida de Chavarría, se ha convertido en el hombre de mayor confianza de Carcedo en esa parcela con diez titularidades ininterrumpidas. No termina de convencer el colombiano después de una atractiva puesta en escena.
Gámez dejó paso a Larrazabal contra el Real Oviedo y también frente al Tenerife y este martes ante el Andorra en un intento del técnico riojano de buscar alternativas al valenciano, lejos de su mejor versión. El resultado tampoco ha sido el apetecible. La herida más profunda se localiza en el eje, un espacio donde el siempre impredecible Lluís López se ha hecho un hueco importante en este tramo del campeonato en detrimento de Jair Amador, un central con muchas más tablas aun por debajo de su productividad habitual que ha sido reserva en los dos últimos partidos. Carcedo ha experimentado con Petrovic en una cadena con tres cierres donde no ha entrado el portugués. El Real Zaragoza es de nuevo un lamento, esta vez incluso en su muro.