El Real Zaragoza se aferra a sacudidas de orgullo para conseguir seis puntos en el ocaso de cuatro partidos
Podían haber sido ocho si en El Plantío hubiese estado más atento en defensa, pero, aun así, el Real Zaragoza ha conseguido en el ocaso de los partidos un botín muy interesante para despegarse de la zona más baja de la clasificación. Al límite, con el reloj apuntando al final del encuentro, el conjunto aragonés ha rescatado seis puntos. Con más orgullo que fútbol, sin más plan que el amontonamiento de jugadores en zona de ataque y a la desesperada, el conjunto aragonés ha esquivado situaciones muy delicadas. Sin ir muy lejos, la de ayer frente al colista Ibiza, que se había adelantado en el marcador.
La igualada gracias a un cabezazo de Jair, el segundo consecutivo del central portugués, tenía aún con todo bastante de tragedia por cómo se estaba desarrollando el encuentro, pleno de inconcreciones y con los delanteros como ausentes. Pero en el minuto 91, Eugeni asistió a Bermejo y el triunfo se quedó en casa. Además, era el colofón a la primera remontada de la temporada. Este equipo que llega con la suficiente frescura física a las rectas finales apura hasta el último sorbo como principal estrategia, lo que le está salvando de grandes accidentes pese a que juegue con una red de seguridad tan fina, la de la improvisación. Aunque sea un herramienta más, es una de las más peligrosas por su condición de recurso visceral.
Esta ráfaga de arrebatos más o menos felices comenzó frente al Villarreal B en La Romerada. Zapater, quien por entonces todavía no se había estrado en alineación alguna, salió en el minuto 86 con el 1-1 en el electrónico y marcó en el 93 apareciendo como un cíclope ciego de ira pero con la vista puesta en la portería. La cita de Burgos es una excepción ya que se puso por delante en el minuto 90 con un gol en propia meta de Atienza y Curro empató en el 92. En esta ocasión dejó escapar la victoria después de estar en dos ocasiones por delante. El Málaga, que se presentó en el Municipal como colista al igual que el Ibiza, batió a Ratón con un jugador menos. Por puro aplastamiento, después de sumar ocasiones de todos los colores, Giuliano evitó la derrota en el minuto 88.
En los otros cuatro partidos en los que ha sacado algo en limpio con goles de por medio, la agonía no ha alcanzado esas cotas, si acaso en alguno para conservar la ventaja. Las victorias contra Ponferradina (1-2), Sporting (1-0) y Tenerife (0-2) y el empate con el Oviedo (1-1) se fraguaron anotando primero, lo que también sucedió en Burgos aunaque con un epílogo más frustrante. Por el momento, esa predisposición para no rendirse casi nunca hay que tomarla como una virtud alternativa. Lo que le urge al Real Zaragoza es jugar al fútbol y afinar su puntería para no presentarse en meta con una sola gota de combustible en el depósito.