Será difícil que Sabin Merino llegue a tener la suficiente influencia como para convertirse un futbolista clave en la permanencia que persigue el Real Zaragoza, pero no poder contar en él en el partido de esta noche en Butarque (21.00), con el refuerzo principal en cuanto a coste y a apuesta temporal de su contrato frente a un rival directo y en una situación más que delicada, se cataloga sin esfuerzo como una auténtica chapuza negociadora. Y demuestra que Miguel Torrecilla, el director deportivo, llegó con la soga al cuello en las últimas horas del mercado invernal, dispuesto a vender, como así hizo, el alma al diablo con tal de presentar un delantero a costa de lo que sea. Ese lo que sea se tradujo en ocultar que el fichaje a coste cero escondía una cláusula del miedo impuesta por el Leganés frente a alguien acongojado.
El tanto en propia meta de Torrecilla, una capitulación que jamás hubiese sido admitida en un Real Zaragoza preFundación, condiciona un encuentro y los planes de Juan Ignacio Martínez con un titular que ha llegado, en teoría, con un cartel más o menos modesto de goleador, con la misión de dotar al equipo de un alimento vital y que apenas aparece en su insípido menú ofensivo. Tres ha marcado en las últimos siete jornadas, uno de ellos, ante el Málaga de penalti, y en noviembre, en Amorebieta, de un delantero, Álvaro Giménez. Así que esta cita habrá que afrontarla sin Sabin Merino, y posiblemente con Eugeni como único representante en la alineación de las adquisiciones de enero. En su debut, el centrocampista dejó señales de sus mejores virtudes, la mayoría relacionadas con el balón parado y un peldaño por encima del resto en cuanto a calidad administradora con la pelota.
El Real Zaragoza, que se aferra a su decoroso rendimiento en los desplazamiento, visita un campo donde no ha logrado ganar en sus cuatro anteriores visitas. Esta vez los tres puntos son innegociables si quiere depender de sí mismo para dejar de sufrir, de mirar angustiado por el retrovisor para comprobar que Amorebieta y Fuenlabrada, sus más próximos perseguidores, no se le coloquen a rebufo. El problema es que el Leganés, con el triple de presupuesto que los aragoneses, se halla en la misma tesitura y con los mismos puntos, obligado a vencer con urgencia. En La Romareda se impuso por 0-2 y sin pestañear, estableciendo las diferencias reales entre ambas plantillas. Desde el relevo en el banquillo de Nafti por Asier Garitano, los madrileños presentan mejor cara, pero no han logrado despegar lo suficiente de la zona baja.
Francés regresará al eje defensivo una vez que Fran Gámez está en condiciones de reaparecer. Según está el panorama y ratificado el bajo perfil como central de Lluis López, la vuelta del canterano al terreno que mejor domina es una gran noticia. La defensa clásica con un triángulo centrocampista donde no se esperan movimientos (Petrovic, Francho y Eugeni), y Borja Sainz y Narváez en los costados de esa línea. En ataque, Álvaro Giménez frente al portero que menos interviene la categoría, Asier Riesgo, no demasiado lejos de un Cristian Álvarez que esta temporada está siendo poco exigido. Dos equipos sin gol, muy apurados y un Real Zaragoza que se permite el lujo de presentarse sin Sabin Merino. Son cosas de tener al enemigo en casa.