Larraz no logra reanimar a un Real Zaragoza que se descompone en una primera parte que acaba con nueve y enterrado sin fútbol y con futbolistas vulgares frente a un Cultural muy superior (0-5)
El sueño de Emilio Larraz, su estreno en el fútbol profesional en el equipo de sus amores, lleva una pesadilla implícita: Gabi Fernández lo había hecho muy mal, pero no mucho peor que la plantilla de retales que le había entregado Txema Indias, embajador de una propiedad desvergonzada. La suma de ambos llevó al equipo a la última plaza de la categoría en justo pago a su rendimiento, no por casualidad. El nuevo entrenador pensó que dentro del vestuario había material suficiente para levantar el vuelo. Al finalizar la primera parte, el Real Zaragoza perdía 0-2, se había quedado con dos menos por expulsión de Juan Sebastián al cometer un penalti y de Paul Akouokou por golpear la pantalla del VAR, una reacción que alguien debería castigar con extrema dureza. Frente al penúltimo, que antes de la cadena de tarjetas rojas ya había demostrado una considerable superioridad conceptual. Todo lo que ocurrió después del descanso, con tres tantos más del equipo del Cuco Ziganda, a sus anchas sin oposición alguna, completó el relato de otra derrota en el Ibercaja Estadio, un tanatorio de donde han escapado 13 puntos de 15 posibles. Con dos goles a favor y diez en contra. En la general ha perdido de vista el coche escoba: menos goleador y más goleado. Si sigue así, cuando llegue a meta habrán desmontado hasta el paisaje. Con una decena de jornadas disputadas, el Real Zaragoza está a dos metros bajo tierra, enterrado sin fútbol y con futbolistas vulgares, desheredados de profesionalidad, calidad y la más mínima activación con un nuevo inquilino en el banquillo.
Gran parte de la afición pidió a gritos antes y después del 0-5 la dimisión de la directiva, una solicitud baldía en estos tiempos en los que las SAD están administradas por fantasmas imperceptibles, empresarios con una caja registradora en lugar de corazón en el pecho que no van a dar explicaciones a lo que consideran clientes aunque denominen abonados. El Real Zaragoza lleva más de una década en manos de personajes insensibles, egoístas, soberbios y poseedores de una escandalosa incultura deportiva. Los últimos en llegar, con Jorge Mas a la presidencia, han rematado la faena de prostituir el club, del que sólo queda a salvo su memoria, lo único que no pueden comprar con ampliaciones de capital y capitalización de deuda, es decir con maniobras para evitar desembolsos de dinero en efectivo. Todo es una mentira que por su propio peso hace salir a flote la verdad de una institución y una masa social maltratadas por la falta de respeto de estos señoritos y cortijeros a quienes la política aragonesa besa los pies y la suela de los zapatos. Entre unos y otros, cada uno buscando su provecho, han firmado una alianza diabólica: son los sastres de la mortaja que viste el Real Zaragoza y no van a pagar por ello.
La leyenda de que había mejor plantilla que el curso pasado para considerar que la reacción es posible se ha derrumbado por completo, y posiblemente se lleve por delante a Larraz, que paseaba por el alambre antes de que se celebrara el encuentro. El Real Zaragoza no necesita un entrenador sino una grúa gigante para sacarle de la tumba en la que ha dado con sus frágiles huesos. El técnico aragonés cambió algunas cosas, como dar los laterales a Juan Sebastián y Pomares y devolver a Radovanovic al eje de la defensa. Con Akouokou de vuelta, Francho se instaló de interior y Bazdar regresó de ultratumba para jugar con Dani Gómez. No hubo ni la menor señal de transformación competitiva de un grupo aterrorizado con el balón. La Cultural se adueñó del partido, de la pelota y fue avanzando con mayor organización y sentimiento de superioridad, liderados por la clase de Chacón y el buen gusto de Hinojo, uno cedido por el Deportivo y el otro por el Espanyol. Hasta que Manu Justo se vio solo ante Andrada y Juan Sebastián le sujetó por la camiseta. La expulsión del lateral y el penalti materializado por el propio Justo abrieron las fauces del infierno, por las que al límite del descanso Andrada se tragó una falta directa lanzada por Chacón. Badía se encargó de despejar el único tiro local, obra de Bazdar, perfecto portavoz de un conjunto pueril y desquiciado al que Akouokou puso la guinda al abofetear la pantalla del VAR con la ira de un colegial.
No se merecía Larraz ese panorama, pero la gran oportunidad de su vida le ha llegado con un Real Zaragoza desintegrado al que creía que podía rescatar con su experiencia y su ilusión. Más pronto que tarde le buscarán un relevo, pero nada garantiza que la permanencia en Segunda sea posible en este contexto. Ni siquiera un exorcista. La falta absoluta de liderazgo en un organigrama que deportivamente se sujeta en consejeros de medio pelo y en un director general que no se sabe hacer ni el nudo de la corbata, señalan directamente al descenso. Ya han dejado entrever que se acudirá al mercado de invierno, pero hace mucho frío en el Real Zaragoza por el que no corre la sangre, ni la aptitud, ni la preocupación de sus dueños. Juega a dos metros bajo tierra mientras su afición asiste a constantes funerales exigiendo justicia. Eso sí, tendrá una lápida preciosa en un par de años, la Nueva Romareda, la causa de su más que posible muerte por estrangulamiento.
Real Zaragoza 0: Andrada; Juan Sebastián, Insúa, Radovanovic, Pomáres (Tasende, min.46); Francho, Guti (Saidu, min.62), Akouokou, Sebas Moyano (Aguirregabiria, min.46); Bazdar (Soberón, min.75) y Dani Gómez (Toni Moya, min.46).
Cultural Leonesa 5: Edgar Badía; Iván Calero, Rodri Suárez (Fornos, min.83), Barzic, Hinojo; Sobrino (Ribeiro, min.62), Thiago Ojeda, Bicho (Maestre, min.83), Chacón; Selu Diallo (Collado, min.72) y Manu Justo (Cortés, min.72).
Goles: 0-1. Min.40, Manu Justo, de penalti; 0-2. Min.48, Luis Chacón; 0-3. Min.52, Manu Justo; 0-4. Min.74, Cortés; 0-5. Min.86, Cortés.
Árbitro: Dámaso Arcediano. Amonestó a Pomares, Insúa, Andrada y Akouokou por el Real Zaragoza, y a Sobrino y Rodri Suárez por la Cultural y Deportiva Leonesa. Expulsó con tarjeta roja directa a Juan Sebastián, en el minuto 39, y a Akouokou, tras finalizar el primer tiempo.
Incidencias: partido correspondiente a la décima jornada de LaLiga Hypermotion disputado en el Ibercaja Estadio ante 15.574 espectadores.
El partido comenzó, y no pareció que se hubiera marchado Gabi. Es decir, se dejó toda la iniciativa al contrario, con una presión inútil a la defensa leonesa, como es costumbre, un centro del campo inoperante incapaz de dar un pase limpio a los compañeros, nadie desborda, nadie dispara a puerta, todos se enredan con el balón en los pies, protestas al árbitro sin venir a cuento…
Aquí nadie se asocia para jugar al fútbol creativo, solo se apelotonan para defender e impedir jugar, siempre imfructuosamente, al contrario. Y en esto llegó el penalty fatídico y el derrumbe subsiguiente de un equipo destruido técnica y anímicamente.
Como soy un poco iconoclasta creo que hoy Larraz se ha suicidado, (hombre, un poco más de ambición de salida, no) El equipo debió salir activado y a morder, era muchísimo lo que estaba en juego para exhibir esa parsimonia.
Se ha dicho todo y de todo a la propiedad y al anterior técnico. Hora es ya de hablar con rigor de cada uno de los miembros de la plantilla, sin dejar fuera a los de casa, que alguna vez se escurre el bulto en su critica.
Si tenia Larraz pocas posibilidades para seguir, aun ganando, hoy les ha dado un pretexto para ser apartado del bamquillo a Está plaga bíblica que dirige metodicamente la destrucción de la institución.
Visto como está el equipo. Y la pasividad de los aficionados y masa social que allí estáis, tendremos que resignarnos a que Zaragoza carezca de un equipo profesional en el deporte Rey.
Fue llamativo ver por televisión que hasta el tercer gol la gente no comenzó abandonar las gradas.
El mal no próspera por la acción de los malvados, sino por el silencio de las buenas gentes.
Movilecense desde ya. Los que vivís allí y tenéis juventud y fuerza.
Esto es una humillación, no sólo a una afición futbolistica, lo es también a una ciudad y una región
Siguiendo la línea de argumentos de Leonardo, es infame la actitud de la afición. Es difícil de tragar que los jóvenes aficionados no se levanten en armas, pero cuando veo a veteranos espectadores en las gradas asistir silenciosos a esta hecatombe, se me revuelven las carnes. Fui este verano, aprovechando una visita familiar a Zaragoza, a ver el torneo Ciudad de Zaragoza (me niego a llamarle Memorial Lapetra, por no ensuciar ese apellido) y ver a veteranos espectadores totalmente anestesiado, me produjo una triste experiencia. Si la sociedad zaragozana asiste a este despropósito sin pronunciarse, tendremos lo que nos merecemos: la miseria y la hecatombe.
Muy bueno el artículo de Hernández. Gracias maestro. Me ha dado mucha pena por Larraz. Estoy seguro que tenía mucha ilusión en conseguir una victoria, y no ha sido así porque la muchachada sigue haciendo de las suyas. Falta compromiso, intensidad, concentración. Por faltar falta hasta el saber estar. La falta dentro del área que provoca el penalti y la expulsión nunca debería de ocurrir. Siempre digo que si un jugador es el último defensor y, a pesar del forcejeo con el rival este se va, mala suerte, pero no hay que derribarlo porque se las arreglará para caer y provocar la expulsión. Como ha ocurrido. La falta que precede al segundo gol es una chapuza del árbitro, pero Andrada no tienen que dirigirse al árbitro de esa manera (falta inteligencia) y recibe la tarjeta amarilla merecidamente. Esa falta de concentración del portero, con el estrés todavía de lo ocurrido es un factor negativo más a la hora de defender la falta. La consecuencia la conocemos todos; encajamos el segundo gol y aquí se acabó el partido. Lo de Akouokou no tiene perdón, hay que leerle bien la cartilla.
Mal, muy mal. Lo siento por Larraz, pero hemos visto el Zaragoza de Gabi e Indias.
Esperaba otra cosa de él, siendo un hombre de cantera. No quiero defender a los de casa, pero dónde estaban Saidu, Pau Sans o Cuenca; estoy convencido que algo más de juego hubieran dado. ¿Y Vakery? Jugamos con los mismos de siempre: hubo continuidad. Sólo la entrada de Juan Fernández que, hasta el penalty, era de lo más potable. Bazdar, que necesita un juego más ofensivo y combinativo. Se siguió con Dani Gómez -¡por Dios, que quiten a este hombre! – un tarugo. ¿Cómo Larraz confió en este jugador? ¿Y Paul?: además de un impresentable, no está demostrando su estatus diferencial. ¿Y Guti?: no es ni la sombra del que fichó el Elche.
¡Pero qué esperpento! Por no decir algo peor, pues, por ganas,…..
Ya dije que me daba pena Larraz pues temía una cerdada, pero reconozco que no de parte de los jugadores. En fin, el club está oficialmente en liquidación y todos los lacayos que lo habitan (jugadores, José María Indias, López,…) lo harán desaparecer y, en agradecimiento, toda está mafia de liga, fondos, representantes, medios los reubicarán. Menudos deshechos. Todos.
Pero el principal culpable es esa conspiración que ha tomado el club vendiendo a todos (pópulo, supuestos representantes del mismo) el caramelo de «un campo de primera». Aunque bajara, subiera de nuevo y recuperara viejos oropeles, no deberemos olvidar JAMAS está vergüenza (aunque lo dudo y menos bajo este nombre).
Finalmente, una palabra a las élites locales. Tengo la impresión que, tras la aventura fallida de la fundación, éstas han decidido hacérnoslo pagar por la falta de respeto que les mostramos haciendo desaparecer el club y que nos jod…mos. Al fin y a la postre, su capacidad de odio y rencor no conoce límites.
P.D.: Hoy no hablo de los casposos.