A Martínez lo que es de Martínez

Toda la gloria de la salvación se la llevan Juan Ignacio Martínez y su escuadrón de la muerte, capaces de aunar fe, esfuerzo y sacrificios para salir con vida del vertedero del descenso al que los propietarios, la dirección general y la deportiva lanzaron al equipo como si fuera un trasto inservible. Se merecen una fiesta de elogios que no de celebraciones, un reconocimiento general por obrar un milagro terrenal, consistente en un ejercicio encomiable de responsabilidad y profesionalidad que contrasta con el amateurismo en el que año tras año se embozan los falsos proyectos la Fundación. Esta vez se ha ido lejos, muy lejos. Se ha disputado cada jornada bajo fuego amigo y enemigo, reinventado sobre la marcha, descubriendo que donde dije digo pongo a Diego. La temporada comenzó con Rubén Baraja, con Atienza y Guitián en un eje defensivo demencial, Buyla como mediocampista de confianza y Vuckic en punta, y va camino de terminarse con el triunvirato Francés-Peybernes Jair liderando una de las mejores defensas en la historia del Real Zaragoza, Zapater al mando del dirigible en llamas y el casi juvenil Azón en la punta del cañón recortado… Juan Ignacio Martínez ha ido tejiendo y destejiendo el equipo con la paciencia del artesano cotidiano hasta hallar un gen competitivo y un buen puñado de puntos.

Sin embargo, a esta historia imposible de desligar del dramatismo por mucho que se vista de novela de aventuras le falta un párrafo que se ha querido borrar e incluso denigrar por la acumulación de derrotas que se sucedieron. Corresponde a la etapa de Iván Martínez en el banquillo, ocho partidos resumidos a bote pronto en siete derrotas y una victoria de un técnico de la casa que se había ganado el mayor de los prestigios por la personalidad que imprimió a un equipo juvenil campeón y a quien se le intercaló como una cuña mientras se negociaba con otros entrenadores, mientras la directiva recibía negativas ofreciendo propuestas irrisorias en las operaciones. Hasta que la aparición de JIM, Martínez, sin experiencia en élite y condicionado por su posición interina, asumió la herencia y un calendario que hubiese acongojado a Charles Bronson. Rayo, Espanyol, Almería y Sporting entraban en el bombo maldito. También Oviedo, Ponferradina y Fuenlabrada, donde se produjo el único triunfo. Sobre Iván Martínez se pretende correr un tupido velo y, al mismo tiempo, no han sido pocas las voces autorizadas o no que le han señalado con el dedo. Con esos marcadores, desde luego, no tiene escapatoria. Por eso conviene repasar con perspectiva ese párrafo casi ilegible con alevosía y premeditación ahora que se aproxima el juicio final.

El día que fue despedido tras caer por 1-0 en El Molinón, el actual entrenador del filial utilizó la base del equipo titular que JIM empleó en Las Palmas con la salvedad de Peybernes, fichado en el mercado de invierno. En el aquel once estaban también Jair, Chavarría o Francho, hombres de confianza del técnico alicantino a lo largo de su trayecto. Iván Martínez, contrarreloj y alguna bajas significativas por lesión, puso en el mapa de nuevo a Zapater y depositó su más absoluta confianza en Francés, Francho e Iván Azón, joyas de la cantera y seguro patrimonio que no tardará en salir a subasta. Sin duda cometió errores, puede que alguno de gestión de vestuario en cuanto a empatía con el recién llegado, pero puso la semilla que luego JIM ha sabido mimar y mejorar con un respaldo mayor, más recursos y la experiencia de un profesional curtido. Todos los elogios para JIM y los muchachada, pero sin dar más relieve que el que merece, suprimir la huella de Iván Martínez en la formación de un equipo que Juan Ignacio Martínez ha hecho muy suyo linda entre la discriminación y la ignorancia.

03 comments on “A Martínez lo que es de Martínez

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    Totalmente de acuerdo. Y yo defiendo que con Iván hubiésemos sacado los mismos resultados que con JIM. El problema es que tuvo unos rivales muchos más complicados que los que le robaron a JIM… JIM tuvo suerte (y lo hizo bien) de encontrarse un calendario más relajado y una base de equipo ya hecha por parte de Iván, que ya había dado la titularidad y el peso del equipo a Francho-Francés-Azón

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