A por los cinco magníficos

Habría que indagar mucho para saber de verdad si JIM dio con la clave o la clave dio con JIM. En cualquier caso los números a su favor son aplastantes desde que tomó el relevo de Iván Martínez, un entrenador que ha sacado lo mejor de lo peor para hacerlo aceptable: un equipo que se defiende bien posicionalmente y, de vez en cuando, marca un gol y gana. ¿El fútbol? Nunca a lo largo de la temporada, con pequeñas dosis aisladas, ha dado señales reconocibles de vida en este Real Zaragoza que hoy, en caso de victoria sobre el Cartagena (21.30) podría situarse a cinco puntos de la zona zombie de la clasificación. Necesita la victoria para que se produzca esa propulsión que le permitiría establecer la mayor distancia del curso con el descenso. De sus últimos seis partidos en casa ha ganado cinco y hoy vuelve a La Romareda, en la que no se sabe a ciencia cierta por qué funciona muy por encima que en los desplazamientos, donde sigue atragantándose. Ese intangible, ese misterio pues la influencia de la afición no puede ser la causa, le da cierta ventaja psicológica en una cita que también tiene su cruz si el equipo de Luis Carrión, penúltimo, da un disgusto.

El tesoro que no se esconde bajo este encuentro debería elevar el nivel de exigencia al máximo para poner proa a la salvación. Los jugadores lo tendrán interiorizado, sin duda, pero el Real Zaragoza no es un conjunto que quiera y pueda al mismo tiempo, sino un cúmulo de dudas que solo se despejan cuando el colegiado señala el final. El itinerario por ese mapa pertenece a los secretos de la navegación. Depende de que el portero tenga su día; que la defensa, su mejor argumento, sea impermeable; que el centro del campo, últimamente en poder de Zapater, aguante más el sitio que el balón, y que Narváez saque brillo a su fusil. No es una cosa u otra, sino la concatenación del todo, de que el equipo se reúna en su perfecta imperfección para vencer.

Lo que no importa el cómo es una falacia. Al final, bajo el patrón de la estética deslumbrante o vestido con harapos, existe una estrategia, y la del equipo de Juna Ignacio Martínez es la de no encajar un gol y embocar alguna oportunidad sea con un zapatazo en seco o con el ombligo. El mecanismo más sencillo y antiguo de este deporte y a su vez el más complicado. El Cartagena quema esta noche una de sus últimas esperanzas guiado por el incombustible artillero Rubén Castro, quien a punto de cumplir 40 años lleva 13 tantos. Como visitante iguala la tristeza de su enemigo, con tan solo dos victorias (una casualmente en Málaga) y cuatro empates. En sus últimas actuaciones, presume de haber ganado al Leganés para luego enlazar cuatro partidos entre igualadas y derrotas…

Otra cita más con la incertidumbre, quien sabe si con el VAR como elemento clave en el desarrollo de los acontecimientos, o de un córner, o de un gol en propia meta. Quizás de un único detalle para bien o para mal. Francés podría volver, Francho está y Zapater toca el tambor que nunca se rinde mientras Narváez sigue en su papel de delantero atómico. El premio de los cinco puntos alejados de la planta baja de la clasificación daría a la vacía despensa de un Real Zaragoza un aspecto de rico almacén. Sin esos tres puntos, volverán los oscuros presagios a posarse en su destino.

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