Adu Ares, Víctor y un partido sin red

La notable actuación del extremo en la Copa sigue articulando con su acostumbrado exceso el discurso de un técnico cada vez más desarbolado de argumentos reales y muy pendiente de la opinión pública ante una delicada visita a Riazor

Adu Ares dejó dos goles magníficos ante el Granada y la mejor disposición desde que viste la camiseta del Real Zaragoza, sudada por primera vez por la implicación. También perdió un balón que acabó en uno de los goles del equipo nazarí, por cierto ganador de la eliminatoria aunque todavía parezca lo contrario según qué versiones. El vizcaíno halló el contexto ideal, un encuentro abierto, sin exigencias por ninguna parte, y lo aprovechó con un excelente talento finalizador. Ya lo había dicho Víctor Fernández, que el muchacho en los entrenamientos era un fiera en los controles dirigidos y que cualquier día se vería su auténtica versión. «Ojalá fuera de nuestra propiedad», apuntó con gesto doliente al acabar el partido. Ares ha dado un pasito, pero aún le falta dejar huella en trincheras menos almibaradas, lugares que ya ha visitado y donde no ha depositado un gramo de sal. El técnico, recordando su poder visionario como ya lo tuvo con Poussin, se ha encargado de abofetear a quienes han cuestionado su sabiduría. Como tiene un equipo de sabuesos que le olfatean las redes sociales y le sirven en boca las informaciones de la prensa tradicional que no comulgan con sus credos, está muy al día de la actualidad que le concierne. Tan preocupado o más que con la del equipo que se le va yendo de las manos.

Ares, como todos los futbolistas que menciona para elogiar o señalar, son herramientas de su presumida personalidad. Igual que Mario Soberón, al que no deja de atizarle con látigo de seda, sembrando la atmósfera de dudas sobre la recuperación del goleador. Hoy le duele una cosa, mañana otra… Se lo lleva a la Copa y no lo utiliza. ¿Cómo se puede incentivar la sospecha sobre un profesional que ha marcado seis tantos en la gran oportunidad de su carrera y que está deseando regresar para revalorizarse, amigo Ireneo? El Real Zaragoza mereció ganar al Albacete y al Granada porque lo hizo mucho mejor con cuatro defensas y con cinco… Desarbolado de argumentos reales, refugiado en su espíritu vacilante y huidizo con la responsabilidad (su explicación en el penalti de Mañas es para enmarcarla por acoquinada), el Real Zaragoza es una gota de agua de su entrenador. Salvo Marcos Luna e Iván Azón, la plantilla ha ido empeorando progresivamente mientras sólo se habla del mercado de invierno como mágico punto de inflexión. Futbolista por futbolista, las caídas de rendimiento han sido bárbaras en algunos casos. Poussin ya ha elevado la tensión cardiaca del seguidor; los centrales, sin que nunca hayan sido una maravilla y con Jair en la recámara sin ser el peor, han abierto las compuertas de par en par; Calero ha estado en la reserva y Tasende continúa creyéndose extremo para deleite de los rivales; Aguado, Bare, Moya y Francho se juegan a los dados la titularidad en diferentes dibujos; Aketxe lo condiciona todo sin sacar réditos; Ares no está en la Liga; Marí desmejora a cada minuto que le ofrecen; Pau Sans es el último de la fila aun quedando dos cambios por hacerse; Bermejo sale 20 segundos, y Liso ha caído en la depresión de un equipo imposible de descifrar en el fondo y en la forma. La lesión de Bazdar no ayuda tampoco.

A un punto de la promoción de ascenso pero con Granada y Oviedo por delante, la visita a Riazor (sábado, 18.30) se presenta muy delicada para el Real Zaragoza. Sus últimos números, de claro declive, no son hijos de la casualidad. Desde las tablas en El Alcoraz no gana, apenas marca y su caudal de ocasiones, salvo en Córdoba, se ha secado. Ya no es sólo la defensa y el centro del campo los que presentan fisuras: una grieta se ha abierto en ese ataque ahora sin Bazdar ni Soberón. La lanza como arma principal se está oxidando a la espera de que Azón saque punta a su inspiración. Cuando en un equipo chirrían todas sus piezas, el maquinista no puede salir indemne por mucho que los fabricantes del proyecto le hayan entregado una locomotora a pilas. Víctor tiene ante el Deportivo una carta, seguramente no la última, para recuperar el terreno perdido en su credibilidad, pero necesita que el conjunto aragonés se imponga. El triunfo mantendría al equipo en la lucha por no descolgarse del pelotón principal; otro resultado distinto podría alejarle de las vistas del playoff e incluso trasladarle a la mitad de la tabla, con un porcentaje de recolecta más próximo a la salvación que al objetivo inicial. Las sensaciones, tan en boga entre los especialistas de una crisis galopante que cuesta reconocer, se aproxima a una tomadura de pelo conjunta de la propiedad, de un director general de plexiglás, del director deportivo y de un técnico que vino para tomar La Bastilla y ahora sólo se preocupa de que la corona no se desencaje de su cabeza.

El Dépor, otro recién ascendido (se perdió con el Castellón y se empató contra un Málaga con diez), viene en una dinámica opuesta. Desde la salida de Idiakez, Gilsanz, relevo en el banquillo del exzaragocista, ha conseguido reactivar a los gallegos con tres victorias, una igualada y una sola derrota en Almería. La pasada semana se relamió en Cádiz con un Lucas Pérez estelar que hizo tres de los cuatro goles de su equipo (2-4). Es otro adversario valiente con joyas del regate a nivel continental como Yeremay Hernández, canterano del Deportivo con paso por la canteras del Real Madrid y Las Palmas. Seis dianas y tres asistencias contemplan a este espectacular burlador de 21 años. Mella, un extremo derecho de la cantera que compone uno de los tridentes más atractivos de la categoría, no estará por sanción. Riazor, es decir 26.000 almas, vivirá un encuentro declarado de alto riesgo. Lo es por otros motivos para este Real Zaragoza de Víctor Fernández prendado de Ares, de Aketxe (con molestias como Azón), del ausente Bazdar… Y de todo lo que se comente sobre su figura y sus decisiones. Resulta sugestivo descubrir cómo afrontará una jornada sin red este maestro de la entelequia. Y si hay alguien que le entienda.

Leave a comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *