Amor de verano

El Real Zaragoza ganó 0-2 al Valencia repitiendo el resultado de hace cuatro días frente al Elche y mejorando sustancialmente su fútbol. Parece increíble pero es verdad, una verdad de pretemporada que ha de pasar la prueba de calidad final en el campeonato pero que ratifica que el equipo de Juan Ignacio Martinez juega aislado de las presiones institucionales y de su propia interinidad, mérito de unos futbolistas y un entrenador cuyo comportamiento profesional está resultando ejemplar. Del primer al último participante, del arranque del partido al final, con los titulares y los cachorros, el conjunto aragonés robó los galones a la legión de Bordalás y le disparó al corazón con el olímpico descaro de Narváez y Azón, majestuosos ambos. El colombiano marcó un gol y asistió en otro, y el delantero ofreció un recital de nueve universal aun con Mouctar Diakhaby encima, un tallo de 194 centímetros que se dobló como un junco en cada duelo con el ariete.

Más que ilusionar, este Real Zaragoza enternece dentro del marco del respeto y la admiración. Son encuentros de preparación, como lo era el del Calahorra con una derrota hiriente, pero no dejan de ser rivales de superior categoría que deberían, al menos en teoría, dominar los diferentes campos de acción. Ni eso. El Elche fue sometido y el Valencia se paseó de invitado por la torre de control, sin coger una sola vez los mandos, superado por tierra, mar y aire. Ni una fisura en defensa, con un centro del campo veterano sin Francho pero juvenil en sus ansias de protagonismo y dos tipos arriba de mordedura venenosa. El balón se deslizó de proa a popa sin que nadie se implicara en un trabajo colectivo monumental. El Real Zaragoza, el mismo del curso pasado con la novedad de un interesante Fran Gámez, su único fichaje hasta el momento y autor de una de las dianas, se desempeñó como si estuviera en el ecuador de la Liga, con ritmo, pasión, orden, verticalidad y una administración de la pelota de alto rango. No trató al Valencia de tú a tú. Le dio un soberano y sonoro sopapo.

En la ronda de cambios, fueron entrando Ángel López, Javi Hernández, Francés, Nieto, Francho, Puche y Carbonell, y Bordalás también refrescó a su sofocado equipo, que por otra parte venía de vencer en sus tres anterior compromisos. El marcador se quedó cortó. Azón se había encontrado con Rivero en la primera mitad y Adrián, ya en la segunda, recibió la misma respuesta del portero a un zurdazo tras cesión de Bermejo. Puche se plantó frente al meta en una asistencia de Azón y disparó al lateral de la red… El Real Zaragoza es un amor y se está ganado el corazón de la gente con triunfos de calidad. Aun así, en este esplendor veraniego en San Juan del Pinatar, necesita reforzarse y mucho para que de verdad se pueda creer en él cuando llegue el capitán invierno.

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