Azón: reserva de lujo, titular incuestionable

El tiempo dirá si el punto frente al Sporting es bueno. Lo que no podía ocurrir bajo ningún concepto era una nueva derrota, y entre Cristian y el equipo asturiano, muy temeroso después de tres jornadas perdiendo, pactaron a su manera un empate terapéutico. El portero, que había salido de varios juicios sumarísimos estigmatizado por errores graves, ha regresado a la lista de beatificación. Contuvo el cuerpo y la respiración en un par de ocasiones frente a Uroš Djurdjević, un animal salvaje esta temporada que remata naves espaciales si se da el caso. La mano de Dios siempre tiene acento argentino. Sus compañeros pusieron entusiasmo, trabajo, honradez y, después de ese par de sustos, ajustaron los botones el ojal defensivo para abrochar el resultado y evitar males mayores. Francés, que había sufrido la pesadilla del serbio en la primera mitad, le tomó todas las medidas para regarle un traje de madera del que no pudo escapar. A a su lado, Peybernes aportó la firmeza de árbol milenario con una labor callada pero con decibelios de calidad.

El Real Zaragoza venía zarandeado de Girona como un barco de papel en la tormenta, pero en ningún momento pareció afectado su palo mayor. Hizo lo de siempre aunque esta vez con más intensidad porque un equipo de fútbol además de serlo ha de parecerlo. Disimuló algunas de sus carencias con presión, pelea y corporativismo y en ese papel de monje cartujo enclaustrado, Sanabria destacó, justificando todos los porqués le ha ganado el puesto a Bermejo. Juan Ignacio Martínez cambió al uruguayo en el descanso en una decisión que solo se justifica desde la lesión o petición del futbolista. De otra forma es incomprensible el relevo en una medular de corteza física tan fina y permeable. El encuentro quiso ser volcán y terminó sin llama alguna, con un Real Zaragoza encantado de la vida por la suma de un punto y un Sporting decepcionante si de verdad aspira al playoff. Mariño y Cristian se bajaron el escenario porque con el juego enlatado en gran parte de la segunda mitad su presencia no era necesaria.

Dando por bueno el empate, resulta inevitable tararear por enésima vez la canción del año: ¿Por qué no juega de titular Iván Azón? Esta pregunta ocupa por igual la mente del aficionado y del científico. Porque la suplencia del delantero entrará en breve en materia de estudio o se convertirá en asignatura o será novelada y llevada a la gran pantalla. Uno de los grandes enigmas futbolísticos de la historia reciente sin resolver ni entender. Quien lo descubra, estará en la entrega de los Nobel. El Toro es un fiasco y Alegría… Pasemos directamente de capítulo. JIM debe entender que el chico es un reserva de lujo. Quizás aprecie algo que el resto de la humanidad no consigue ver. O se trate de una escrupulosa maniobra estratégica y estemos frente a un genio.

Saco a Alegría, me los cansa y luego el chaval que se busque la vida. El técnico pone la cara B del disco atacante y cuando no hay quien soporte más el sopor ofensivo, pincha la cara A. Bajo ningún concepto se entiende esa insistencia contranatura en un equipo cuyos tres goleadores oficiales llevan un tanto y ni se aproximan a las prestaciones del zaragozano. Estamos frente a un titular incuestionable que se sienta en el banquillo, un jugador por hacer técnicamente, impulsivo y aún en proceso de aprendizaje. Aun así, en un contexto como el actual, es decir sin nadie que le pueda hacer sombra, verle fuera del equipo produce ceguera. Apareció un ratito en el campo, tocó cinco balones y fue el mejor con premiso de Cristian y los centrales.

Un frentazo imponente, dos desmarques de ruptura vigorosos, varias faltas recibidas a palos para frenarle, una administración del balón siempre correcta… Y de repente, domesticó una pelota giratoria, se orientó hacia su pierna buena y disparó a las manos de Mariño. Nada espectacular, nada reseñable más allá de tres buenos gestos. Ahora bien, a años luz, sin contar los goles que lleva, de lo que han ofrecido juntos El Toro y Alegría en todos sus partidos. El punto conseguido deja un poso de satisfacción contenida según lo que depare el futuro pero no esconde el asombro general por la suplencia de Azón. ¿No resolverá partidos, le costará marcar, fallará ocasiones sencillas, no tendrá la misma viveza en 90 minutos que en 10…? Aun así, hoy en día y mañana en noche es titular de cuerpo entero. Lo dice el fútbol. El fútbol de los fans de Iván y el fútbol por sí mismo.

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