La exhibiciones del delantero reivindicando una vez más la cantera y del guardameta llegado en invierno escoltan a un Real Zaragoza bravo e inteligente que se impone al Racing (0-2) controlando mejor que su rival un partido al límite
Mirándose a sí mismo y a nadie más, sin importarle que enfrente tuviera a una maquina goleadora y leyendo el partido desde el sacrificio, la resistencia y una interpretación escrupulosa de sus momentos para golpear al Racing para batirle e impedirle componer sinfonías con la pelota, el Real Zaragoza logró la permanencia en Segunda después de una temporada que sólo se puede valorar desde el fracaso. Un curso que, pese a este deslumbrante victoria, habrá que seguir calificándolo como un tremendo atropello de todos los que estaban y han pasado por el club. No hay que dejar que corra un solo segundo más, ni deslizar el tupido velo tradicional, ni reunir a la afición entorno a un maravilloso proyecto de futuro para mantener la conclusión de que el conjunto aragonés necesita otro urgente enfoque, y con nuevos protagonistas, para dejar de ser el Barrabás que se salva de la crucifixión un año tras otro en el ocaso de la competición. Falta una jornada, contra el Albacete, para el cierre oficial. Que a nadie se le ocurra tomarse ese encuentro como un desfile floral, sobre todo en una Romareda que, de espinas y falsas promesas hasta la coronilla, no debe permitirlo.
La derrota le hubiese dado también la paz porque sus perseguidores no consiguieron los puntos que necesitaban para seguir amenazando al equipo de Víctor Fernández, pero nadie lo sabía ni quiso recurrir a esa información demoniaca antes de comenzar el partido. El Real Zaragoza interiorizó su responsabilidad y la asumió al nivel que exigía la trascendencia de la visita a El Sardinero, perforado por los efectos del armamento ofensivo de los cántabros y sembrado con las lápidas de muchos de sus enemigos. Se vistió por los pies, con valentía, dentro de un comportamiento general ejemplar, pero liderados por dos sastres que se enfundaron el Real Zaragoza de arriba abajo. La maravillosa exhibición de Iván Azón puso la carne de gallina a sus compañeros. El canterano abrió el marcador en el minuto 3 tras una delicada asistencia de Moya, quien había iniciado el contragolpe con un robo, para dejar bien claro, sin pretenderlo, que este equipo podría estar militando perfectamente en categorías no profesionales si no hubiese sido por su constancia y por sus tantos. El debate sobre dónde están sus límites sigue abierto, pero es imposible que en esta guerra del fin del mundo se le deje de condecorar como a un capitán general. Le volaron la cabeza, la prestó para crear ocasiones, y de sus piernas brotó un volcán guerrero impagable en Santander como antes en otros tantos estadios del presente y del pasado con menos luz.
Azón hizo que la pesadilla fuera menos en esta moneda casi a cara o cruz. Y en la portería le respondió con un eco ensordecedor Edgar Badía, de vuelta a la titularidad después de su extraña salida del once hace tres jornadas por la recuperación del ahora lesionado Cristian. A veces, el destino asoma el hocico y juega su particular partida. De la cantera, de los de siempre, el Real Zaragoza abrió el grifo de una batalla, uno de esos choques que bien se podrían haber dirimido entre dos familias de la Escocia medieval, con balones divididos y segundas acciones que dejaron escuchar el sonido del hacha y el cuchillo. Las entradas, los golpes, el crujir de los huesos y las tarjetas amarillas compusieron una cita de máxima bravura, furiosa, a la que el Racing puso música por el costado muy vulnerable de Mouriño, en realidad por todos los valles y montañas donde se refugiaba el Real Zaragoza en defensa de su ventaja. Los santanderinos se encontraron sin embargo con el arpa bien afinada y tensa de Badía, superlativo con sus cortos pero inmensos tentáculos a las exigencias de Arana, Peque, Aldasoro. Sobre el portero cedido por el Elche se parapetó el Real Zaragoza, que aguantó la lava atacante que se le venía encima con verdaderos apuros. Marcó por fin Andrés Martín, pero el colegiado anuló el tanto por falta anterior sobre Francés. El descanso llegó con los equipos incendiados, uno por echarle leña al fuego y el otro dedicado a sofocar las llamas.
El Racing, que sólo necesitaba un punto para confirmar su presencia en el playoff, bajó el pie del acelerador y redujo sus pulsaciones en la convicción de que tendría tiempo para, como mínimo, establecer la igualada, lo que dio respiro a un Real Zaragoza que en esa tregua se rearmó no sin que la parcela de Mouriño echara chispas y obligara a Mollejo a un desgaste que le pasó factura. Liso, que había tenido el 0-2 en la primera parte con un disparo a placer que no pudo ajustar lo suficiente, se ocupó de ayudar a Lecoeuche como si fuera su hermano de sangre. Otro de la casa dejándose la vida, ganando el balón que era suyo y el que no y provocando faltas cobradas en oxígeno, en nervios para el cada vez más inquieto conjunto cántabro. Badía se llevaba algún susto pero el acoso había amainado con Jair y Francés más ajustados y firmes. Semejante erosión física iba a cobrarse sus víctimas, y en ese peligroso espacio que se llevó por delante a Íñigo Vicente, Víctor Fernández tuvo reflejos para mover el banquillo con inteligencia. Valera salió por Liso, ya consumido, y Enrich entró por Mesa.
El entrenador respondió como sus futbolistas, con gallardía, y apostó por conservar a dos puntas. Arriesgó demasiado con Mouriño, pero para evitarle más sofocos le acompañó de Gámez por delante. José Alberto había consumido sus opciones desde el banquillo con Mboula, Sangalli, Lago Júnior, Grenier y hasta Baturina. Sin aliento, tres de la suplencia emergieron en el minuto 90 para trenzar otra combinación esplendorosa: Valera asistió a la irrupción por la derecha de Gámez y este hizo que el balón cruzara el área pequeña para que Sergi Enrich fuera de nuevo feliz a portería vacía. Como la afición con un triunfo muy bien elaborado e interpretado para sellar la permanencia, en absoluto para considerarlo motivo de orgullo alguno. Si acaso para agradecer que en los futbolistas quedaba un gota de sangre espesa, la de responsabilidad que les corresponde.
Racing Santander 0: Jon Ezkieta; Dani Fernández (Sangalli, minuto 78), Manu Hernando, Rubén Alves, Saúl; Aldasoro, Morante (Grenier, minuto 78); Andrés Martín (Lago Junior, minuto 78), Peque, Iñigo Vicente (Mboula, minuto 64); y Arana.
Real Zaragoza 2: Edgar Badía; Mouriño, Francés, Jair, Lecoeuche; Jaume; Mollejo (Fran Gámez, minuto 72), Toni Moya, Maikel Mesa (Sergi Enrich, minuto 72), Liso (Valera, minuto 66); e Iván Azón (CUenca, minuto 86).
Árbitro: Galech Apezteguía, del colegio navarro. Mostró cartulina amarilla a Saúl, Morante, Peque, Sangalli, y Dani Fernández, por el Racing; y a Toni Moya, Jair, Jaume, Mollejo, Valera, y Lecoeuche, por el Real Zaragoza.
Goles: 0-1, minuto 3: Iván Azón. 1-1, minuto 41: Andrés Martín. 0-2, minuto 89: Sergi Enrich.
Incidencias: partido correspondiente a la jornada 41 de liga, disputado en El Sardinero, que colgó en la cartel de no hay billetes con 21.036 espectadores. 400 zaragocitsas presenciaron el encuentro.
❝El equipo se ha dejado la vida❞
🎥 Víctor Fernández pic.twitter.com/IwLV9NJWXB
— Real Zaragoza 🦁 (@RealZaragoza) May 26, 2024
«Deslumbrante victoria… »
Sí , si se atiende al resultado. Como ha sido la constante en es temporada, el juego lo pone el contrario. Celebro la victoria pero en ella no hay nada de sublime. El 10 de puntuación a un portero es un mal síntoma a la hora de valorar el sublime desarrollo del partido. Aprendamos de una vez de los errores. O se produce una revolución en la dirección deportivo y en el vestuario, o las cosas irán muy mal en el nuevo proyecto.
Qué triste es todo esto del Real Zaragoza en la actualidad.
Del partido ni comento, dos consideraciones, la primera en el Real Zaragoza no se celebra una salvación tan vergonzante, espero, soy así de ingenuo una institución del Club salga a pedir disculpas a la afición no olvidar no quedaron vacantes para hacerse socio el último verano, y atentos los entornos ya empezaban a vender ayer la vuelta de Ander Herrera o sea a tapar esta temporada. ESTAMOS HARTOS