Bakis encabeza la lista de cinco cambios en el primer once de Víctor

Víctor Fernández no se quiere guardar más tiempo la baza de Sinan Bakis, quien después de perderse tres meses por una meniscopatía, disputar 15 minutos ante el Eibar y 45 contra el Cartagena, sufrió rotura fibrilar que le obligó a entrar de nuevo en la enfermería. Según el entrenador, tras quedarse fuera en las tres últimas jornadas,  ya está para jugar y lo hará desde el principio frente al Espanyol, algo que no ocurría desde que el conjunto aragonés visitó El Plantío el 30 de octubre del años pasado. Vino para ocuparse del gol aunque nunca haya sido un matador y, sin embargo, todavía no ha visto puerta, algo que el técnico no estima determinante, sobre todo teniendo en cuenta que sus relevos naturales, Azón como titular y Enrich como alternativa, tampoco ha respondido a las expectativas desde la baja del turco.  El canterano, que se queda fuera esta vez, y el punta balear, fijo en el banquillo, tampoco han logrado tanto alguno durante el par de ausencias de su compañero de ataque.

El entrenador introduce cinco cambios en la alineación en el estreno de su cuarta etapa al frente del Real Zaragoza y desarma la línea de tres centrales de Julio Velázquez. Además de la novedad de Bakis, destaca la de Mouriño no tanto porque figure en el once como por la oposición que ocupará, la de un lateral derecho donde Gámez y Zedadka no han terminado de dar la talla por diferentes circunstancias. Aquí Víctor no cumple al cien por cien con su mensaje de que buscaría que los jugadores ocuparan su posición natural. El eterno problema del lateral izquierdo lo soluciona con otro regreso, el de Lecoeuche, este de acorde a las cualidades originales del francés. Al centro del campo vuelven Francho, que acompañará a Toni Moya en el doble pivote, y Mollejo, quien tras cumplir su sanción se situará en la orilla izquierda con Valera en la derecha. Arriba se mantiene en libertad a Mesa como segundo atacante y pareja de un Sinan Bakis del que se espera que despierte por fin de su letargo realizador.

El encuentro se encuadra en las citas de máxima dificultad, a la espera de que la llegada de Víctor Fernández impulse al equipo hacia una victoria que despeje los fantasmas de la zona baja, una misión no excesivamente complicada frente a la pobre respuesta de los cuatro últimos clasificados pero que no conviene retrasar. La teoría, expuesta por el propio técnico aragonés,  dice que se verá un Real Zaragoza liberado de ataduras tácticas, más valiente y con los futbolistas enchufados al máximo, un equipo que se hallará con una Romareda volcada por completo pese a la situación deportiva, fenómeno generado por la enorme expectación desatada tras la contratación por temporada y media de Víctor, una leyenda del club a quien han acudido Sanllehí y Cordero para maquillar en lo posible sus errores de gestión.

Con una Romareda hasta la bandera, en los prolegómenos del partido se procederá al homenaje a los campeones de la Copa del Rey del 2004 frente al Real Madrid, que se produjo tal día como hoy hace 20 años, y los de la Supercopa, último título que ha entrado en las vitrinas zaragocistas y que se logró frente al Valencia. Los festejos y la desbordante ilusión relacionada con un personaje histórico necesitan de algo más prosaico al final de la tarde, tres puntos que el Real Zaragoza busca para romper con su racha perdedora y para evitar una próxima visita a Anduva que se viviría con inquietud en caso de no superar a los pericos, que también estrenan técnico en la figura de Manolo González.

La alineación del Espanyol

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