Después de las maniobras tácticas frente al Lugo que finalizaron con un estruendoso accidente por causa del incuestionable fallo humano de Juan Carlos Carcedo al preparar el encuentro con tres centrales por primera vez y la baja de Francés, el técnico quiere recuperar al armadura defensiva de las primeras jornadas en Ponferrada (18.30). El entrenador entiende que ese encuentro, según su particular criterio, se jugó con un sistema 4-2-3-1. «el de siempre», con la intención de que Francés ensombreciera a Chris Ramos, estrella de la cita y autor de dos goles. El tiro le salió por la culata al despistar al central con ese marcaje individual y también a un Gámez al que se le acortó el horizonte. En El Toralín, donde habrá cambios por diferentes motivos que afectarán a todas las líneas, el objetivo no es otro que regresar «a la solidez defensiva que nos caracteriza. En los últimos 20 minutos del último día no fuimos reconocibles, los cambios tampoco surtieron el efecto deseado y permitimos unos contragolpes que nos hicieron muy largos. Pero habíamos tenido el partido controlado. Debemos ser un bloque de nuevo con independencia del resultado y ser estables durante los 90 minutos». Carcedo dice que el grupo se ha levantado muy bien de esa derrota y que esperan ofrecer la primera victoria de la temporada desde el rigor.
El entrenador del Real Zaragoza tiene un tic robótico. Habla de las virtudes de su equipo a nivel colectivo y no deja jamás de recordar que si el contrario te reconoce tus herramientas, «tenemos que tener alternativas». Este tipo de trabajo se suele definir como jugar en función del rival, que es lo que hizo el conjunto aragonés ante el Lugo. Por sus palabras, no va a cambiar su ideario aunque intente presentarlo como una actitud prudente. «Hay que conocer al enemigo sin que actúes en función de ello. No nos adaptamos al adversario sino que lo conocemos. Pero si en esa identidad que buscamos ellos te descubren, debemos tener argumentos». Toda esa presentación, y no es la primera vez, no la hace el técnico en relación a una plantilla con nítidas deficiencias en ataque, sino en la convicción de que anular las virtudes del contrincante está al mismo nivel que exhibir las propias. Piensa Carcedo que con ese tejido autómata se hicieron buenos partidos frente a Las Palmas y Levante, un par de citas de buenas sensaciones y cero goles donde Cristian dijo bastante para no encajar, aunque también admite «que el equipo necesita puntos» .
La situación, sin ser alarmante aún, sí preocupa. Un tanto y dos puntos en cuatro jornadas, con el Real Zaragoza en zona de descenso, obligan a una reacción inmediata para evitar que la atmósfera se sobrecargue de presiones. Sanllehí ya se apresuró a comentar que cuestionar al entrenador con tan poca Liga recorrida no le parecía de recibo. «Sabemos lo que conlleva firmar por el Real Zaragoza. Hay que sentir este escudo y saber que hay que dar lo máximo. Que nadie nos pueda decir nada al acabar un partido». Francés apuntó que el ascenso se había establecido como objetivo pero que en estos momentos era mejor ir día a día. «Firmo su discurso porque es realista. No puedes veder cosas que no se están dando. Esperemos que la dinámica cambie con un triunfo en Ponferrada, una victoria para ilusionar a la gente».
No consigue Carcedo entusiasmar con el orden que intenta establecer en un equipo que pierde a Francés como mínimo durante un mes y que recupera a Grau tras cumplir un partido de sanción. Tampoco enciende pasiones con su escasa habilidad para transmitir emociones y enmarcar los contratiempos dentro de la normalidad y los tópicos. «A Alejandro lo perdemos durante varias semanas pero tenemos gente como Lluis López, que el otro día estuvo bien, y Jairo para que no se noten las ausencias». Mollejo quizás se una de las novedades en el once. El entrenador no lo descarta. «Llegó en un estado de forma bajo, pero ahora está perfectamente. Para mí no es un revulsivo y en cualquier momento puede entrar».