El presidente del Real Zaragoza, Christian Lapetra, ha presentado su dimisión del cargo al Consejo de Administración del club según informa Herado de Aragón. Su cese, explica el diario, será aceptado en ls próximos días. El dirigente no estuvo presente en el partido frente al Valladolid, el primero en el que la afición se manifestó en contra de la gestión de la actual propiedad. Tampoco acudió a recoger el galardón que la Federación Aragonesa de Fútbol entrego al club en la conmemoración de su centenario. Esas ausencias hicieron correr los rumores sobre que Lapetra, hijo del jugador Carlos Lapetra y presidente desde que Fundación Zaragoza 2032 llegó a la institución en 2014, había comunicado su deseo de marcharse, pero el consejero Fernando de Yarza dijo en Cope Zaragoza el pasado miércoles que desconocía si ese hecho se había producido.
El directivo reapareció en el viaje del equipo a Ibiza y en el encuentro frente al Málaga en La Romareda. Ayer, sin embargo, volvió a faltar en el palco en el partido contra el Las Palmas, con la única presencia de Fernando Sainz de Varanda y Juan Uguet como representantes institucionales. Príncipes de París ha podido confirmar que Lapetra ha decidido dejar la presidencia por la fuerte presión que está sufriendo, muy afectado por las críticas y e incluso amenazas que estaría recibiendo en su vida cotidiana a efecto personal y familiar, lo que ha hecho que presente la dimisión.
Confirmación oficial
📯 COMUNICADO OFICIAL | Christian Lapetra deja la Presidencia del #RealZaragoza https://t.co/bsA9oQZOJB
— Real Zaragoza 🦁🤍💙 (@RealZaragoza) February 20, 2022
Tenía que haber salido hace tiempo. Tener un vínculo profesional y personal con uno de los accionistas debía haber sido menos importante que mantener limpio un apellido fundamental para el zaragocismo ye incluso el fútbol español. Esta persona ha mantenido una actitud de soberbia impropia de su cargo y de su apellido
Dentro de este nuevo feudalismo que vivimos, el honor ha dejado de tener valor alguno.
Alguien con su apellido debería haber sopesado haberse metido en esta ciénaga; pero también, de haber dicho no, se habría visto en la calle.
El problema es que, con esta huída tardía, veremos si sigue trabajando para sus señores (él o su descendencia) en esa ciudad.
En el fondo, es digno de lástima.
Otro juguete roto y, ahora, su apellido se relacionará con él y no con su padre.