Raúl Sanllehí es comandante en plaza de la multipropiedad, un profesional bisagra entre el Real Zaragoza y la diferentes ramas que conforman el grupo inversor. Su poder y sobre todo su representatividad abarcan terrenos mucho más amplios que el deportivo. Es la voz y el rostro una de una comunidad financiera enmascarada. Por lo tanto, su tiempo en el cargo de director general carece de fecha de caducidad a corto-medio plazo por muchos errores que cometa, y ya lleva unos cuantos desde que se responsabilizó del club, una serie de malas e incluso graves decisiones que en otras circunstancias le tendrían contra las cuerdas. Sin embargo, la promesa de una futura tierra prometida en forma de ascenso y campo nuevo han blanqueado su labor.
Equivocarse con el director deportivo, el entrenador y el delantero estrella (Pape Gueye) en un equipo mortecino de gol en las dos temporadas anteriores son motivos que evidencian su más absoluto desconocimiento de lo que necesitaba el Real Zaragoza. En su defensa puede esgrimirse la terrible plantilla heredada y las duras limitaciones económicas que condicionan el necesario salto cualitativo para que se produzca un cambio radical de objetivos, pero aun en ese contexto tan embarazoso pecó de atender pésimas intuiciones y consejos. Quizás su autoridad para ciertos asuntos esté limitada por las exigencias de la sede central… Cayeron Torrecilla y Carcedo y Gueye no lo ha hecho pese a que se haya intentando. Sanllehí, pese a todo y con la habilidad diléctica que le caracteriza, no sufrió ni un rasguño. Mandaban los resultados y eran malos. Qué mejor argumento.
La elección de Fran Escribá, como todas las que, según replica en cada presentación aunque no sea cierto, era la primera opción para el relevo en el banquillo, causó una reacción positiva, pero el tiempo ha ejercido de juez implacable de la realidad de un Real Zaragoza cuya traba principal no está en los entrenadores por mucha metodología o experiencia que acumulen, sino en la calamitosa selección de los futbolistas. Juan Carlos Cordero y no Escribá es la última bala del director general para consumir por completo el prestigio con el que entró en La Romareda como un elefante en una cacharrería, justo lo contrario que predicó.
El nuevo director deportivo podrá hacer muy poco en esta ventana de enero como ya dejó entrever en su puesta de largo, pero se examina en una asignatura trascendental. Con mínimos recursos y una legión de obligadas operaciones de salida por delante, ha de dotar al conjunto aragonés de piezas que robustezcan el equipo para que la temporada sea de apacible transición. Porque para que el Real Zaragoza se postulara para empresas más ambiciosas, como se sigue sugiriendo a marchas forzadas e insanas, se necesitaría una ingente revolución que no se dará. La balada de Sanllehí, de un romanticismo tan consecuente como empalagoso, ha salido por la culata. Así queda que la carne de gallina de Cordero se transforme en una gruesa corteza de aciertos para comprobar si más allá del próximo verano existe un futuro mejor. Un porvenir en el que sin duda estará Sanllehí con o sin lecciones aprendidas.
Foto: Real Zaragoza / Tino Gil
Total que das a entender que RAUL, está bien protegido por su valedor que no es otro que JORGE MAS , de lo contrario tenía menos porvenir que un caramelo en la puerta de un colegio .
SI , de boquita está muy bien, algo tenia que tener , pero por el bien de nuestro REAL ZARAGOZA, ojalá lo de JUAN CARLOS CORDERO salga bien de lo contrario apaga y vámonos, y les recuerdo estamos a 4 puntos del DESCENSO, y ahora tenemos dos partidos fuera y estamos hablando más para la próxima temporada, cuando no sabemos como vamos a terminar esta, son las cosas de nuestro equipo BLANQUILLO, y como dice el REFRAN, no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy .