Cordero y De los Mártires no engañan al Sporting

El director deportivo y el jefe de los servicios médicos, una sociedad ya con demasiados lunares profesionales, no informaron a los asturianos de que Bermejo sufre una meniscopatía

Sergio Bermejo se presentó el domingo por la noche en Gijón y se unió a la concentración rojiblanca de Mondariz donde se encuentra el Sporting, el que iba a ser su próximo equipo. No se había ejercitado con el resto del grupo pero sí había trabajado en el gimnasio con técnicos del conjunto rojiblanco, con el que se había comprometido para las tres próximas temporadas. Sin embargo, este martes ha tenido que regresar a Zaragoza al no haber superado las pruebas médicas a las que se sometió antes de firmar el acuerdo entre ambos clubes. En dicho examen se le detectó una meniscopatía que conocían tanto Juan Carlos Cordero como Ireneo De los Mártires. El problema físico del centrocampista no le inhabilita para jugar, pero la posibilidad de que su rodilla se bloquee en un futuro es un riesgo manifiesto que no se ha querido asumir por parte del Sporting, que ha roto de cuajo las negociaciones y deja al futbolista en una delicada situación y a la entidad con un serio problema encima para recolocar ahora al madrileño, con quien no cuenta Víctor Fernández.

Bermejo fue cedido al Elche el pasado mercado de invierno dentro de la operación Guti con una opción de compra voluntaria que los alicantinos no ejecutaron. El madrileño ya tenía molestias articulares, y de hecho no entró en la alineaciones de Beccacece hasta el octavo partido. Se le hizo una resonancia magnética que manifestó el problema de menisco, pero el técnico argentino consideró que no era suficiente para mantenerle más tiempo fuera del equipo y lo incluyó en el once en cinco encuentros consecutivos. No obstante, en los dos últimas jornadas ni apareció en las citaciones. Habría que bucear mucho y seguramente sin recompensa para encontrar un caso similar en la historia de los traspasos o cesiones del Real Zaragoza, con devolución del futbolista por no haberse informado con pulcritud sobre su estado físico.

El tándem Juan Carlos Cordero e Ireneo de los Mártires, este último muy cuestionado frente a la directiva por los capitales al término de la temporada como consecuencia de la plaga de lesiones y la forma de gestionar alguna de ellas, se ha convertido en una sociedad con demasiados lunares profesionales. El más grave y reciente fue el fichaje de Sinan Bakis a precio pese a que el doctor informó al ejecutivo de que la rodilla derecha del turco presentaba una serie de úlceras en el cartílago que podrían poner en peligro su rendimiento en el futuro. Sin embargo, se consideró por ambas partes que la articulación era apta para soportar la carga de esfuerzos y Cordero dio su visto bueno a la contratación más cara del pasado verano, un auténtica pesadilla cuando esa osadía se tradujo en la meniscopatía del delantero que le tuvo tres meses de baja y que le devolvió a años luz de una mínima capacidad competitiva.

Por otro lado está la fascitis plantar de Francho Serrano, lesión que arrastra desde el pasado mes de marzo cuando dejó el encuentro contra el Espanyol tras un intenso dolor sufrido en el partido. El canterano ya había participado con molestias, pero en esa cita no dio más de sí. El pasado sábado se supo que el centrocampista sufría una rotura parcial de la fascia plantar por no haber parado a tiempo, por su compromiso con el club, una versión poco o nada investigada, y que seguramente no llegaría a la primera cita en Cádiz. Lo cierto es que durante el proceso de recuperación, el doctor, en contra del consejo del área de readaptación, animó al futbolista a que realizara ejercicios de impacto, lo que acabó en esa ruptura sin que haya fecha concreta para el regreso de Francho en condiciones óptimas.