Desde la dimisión de Víctor Fernández ha pasado poco tiempo pero se han producido muchas novedades que demuestran el alto nivel de «cortinas de humo» que el club ha ido utilizando para desviar la atención sobre la caída de un proyecto que ahora es mucho más diáfana. Parece mentira que con los años que han transcurrido desde la creación de las SAD los inversores, intermediarios, negociadores y políticos no sepan a estas alturas que el fútbol es emoción, ilusión y compartir un proyecto colectivo. Aunque el público no tenga ningún derecho, los abonados sean una cuenta corriente por su fidelidad y las diferentes campañas de merchandising, la prensa esté atravesando una crisis por la aparición de otros medios más locales y las redes sociales, lo único que te mantiene vivo es ganar y las expectativas de mejorar cada jornada, asumiendo con delectación que las expectativas pueden llegar a cumplirse.
Sin una plantilla de garantías, un director deportivo de confianza, un entrenador que sea capaz de ser la unión entre la propiedad y la afición, y una plantilla acorde a lo que hayas prometido llegar, la afición comienza a disgregarse y como en todas las sociedades los más extremistas empiezan a llevar las direcciones aleatorias del fracaso en las plataformas en la comunidad de internet; sin contar con los intereses mediáticos utilizados o grupos minoritarios creados desde el entorno del club en crisis.
Terminando febrero el escenario se ha venido abajo con números que cada semana son más alarmantes en relación a otras temporadas. ¿De qué sirve tener un límite salarial de los más altos de la categoría si no lo utilizas? ¿Qué ocurre realmente con los lesionados, la duración de sus recuperaciones y la baja forma con la que regresan a las convocatorias? ¿Por qué son tan hábiles en fichar delanteros que no marcan, centrocampistas que no crean y defensas que convierten en un coladero las áreas del guardameta? ¿Y con los talentos de la cantera? Un trabajo eficaz pero en un segundo plano desde años hasta que se incorporan deprisa y corriendo pagando la novatada, se traspasan, o te los dejas llevar por otros clubes que les ofrecen más seguridad y posibilidades. Que el arbitraje está completamente con las patas arriba desde hace años, que el VAR no se utiliza con la precisión esperada, que al ser un grande venido a menos algunos colegiados quieren gloria a través de la rabia de las gradas… Eso ya lo sabemos. Y también que el objetivo no es solamente construir nuevos estadios sino competir en Primera División.