El argentino, que va a por su sexta temporada de titular mientras se le busca compañía secundaria, es el único que ha dado estabilidad a una portería en continua agitación desde los seis años consecutivos de Juanmi a finales del siglo XX
Cristian Álvarez, si la salud se lo permite y Juan Carlos Carcedo no opina lo contrario, cumplirá la sexta temporada consecutiva en el Real Zaragoza con los galones de titular indiscutible e intocable. El argentino fue convencido por Lalo Arantegui para que regresara al fútbol en 2017 después de año y medio de retiro espiritual y existencialista en un pueblo del Alto Penedés de 30 habitantes, y se ha convertido en el guardameta más influyente de la historia y en el gran referente para que el equipo aragonés dispute playoffs o evite descensos en Segunda. Ningún entrenador le ha discutido un puesto que le pertenece por derecho propio. Por el banquillo han pasado Natxo González, Idiakez, Alcaraz, Víctor Fernández, Baraja, Iván Martínez y Juan Ignacio Martínez y ninguno se ha planteado otra opción, siempre con Ratón en un segundísimo segundo plano.
Esta temporada, la última que le resta después de que renovara en 2020, el club ha fichado a Dani Rebollo después de que le fallaran otras opciones de más nivel para que se sume a Ratón a un papel alternativo. Muy extraña esta combinación que sigue estando a años luz de las prestaciones de un Cristian que igualara a Juanmi como propietario del área pequeña. El meta cartagenero, el único ha sido internacional en la historia del club, estaba predestinado para ser el relevo del veterano Andoni Cedrún cuando llegó del Madrid en 1993. Las lesiones y la segunda juventud del de Durango lo impidieron hasta 1995, el curso posterior a la conquista de la Recopa. Desde entonces, ni Belman, ni Otto Konrad, ni Mondragón ni un joven Láinez lograron arrebatarle una jerarquía que prolongó hasta 2001. El canterano, sin embargo, sí lo consiguió con en 2002, en el desplome del Real Zaragoza a Segunda con Villarreal como terrible escenario de la caída.
En el siglo XXI se han vivido seísmos constantes en la portería. Primero le fallaron las rodillas a Láinez y se tuvo que retirar prematuramente en una dolorosa despedida. Después se sucedió un baile sin fin de guardametas de los que tan sólo César Sánchez y Roberto Jiménez pudieron marcar el paso con garantías y confianza de sus técnicos. El exmadridista, posiblemente el más completo, no admitió contestación en tres ejercicios después de haber experimentado sobresaltos de todo tipo con Luis García, mientras que el de Fuenlabrada, cedido por el Atlético y más tarde fichado al Benfica por cerca de 8 millones de euros, cubrió una primera etapa para sentar a Carrizo y otra de fijo en la alineación en dos temporadas que dieron con el cuerpo del Real Zaragoza de nuevo en Segunda.
Las idas y venidas de Toni Doblas, la primera de ellas espectacular (todo victorias y empates con él) en la recta final del ascenso con Marcelino para suplir a un inseguro López Vallejo, y la segunda para repartirse partidos con Leo Franco, fueron singulares. En su tercera experiencia (12-13), no disputo un solo minuto. Leo Franco tuvo un año completo, el primero de esta última travesía por Segunda, antes de que Whalley le ganara la partida a Bono a mitad de torneo en la 14-15. Sin embargo, el marroquí fue alistado para toda la segunda vuelta incluido el playoff de ascenso con excepción de la ida frente al Girona, donde Whalley regresó con algunos errores de consideración. Bono comenzó la campaña siguiente pero no se hizo fuerte y Manu Herrera tomó el mando en la segunda vuelta. El fichaje de Irureta y su flaqueza dieron la gran oportunidad y la única hasta el momento a Ratón en los últimos encuentros de un curso agobiante, de máximo riegos que se se salvó con un empate pactado en Girona que subía a los gerundenses y salvaba al equipo que entrenaba Láinez. Hasta que bajó de la montaña Cristian para hacerse gigante cordillera en la portería del Real Zaragoza.