El portero evita la derrota de un Real Zaragoza demencial que sólo rescata de su partido canalla el gol de Lluís López, una jugada del juvenil y un punto que le permite conservar la ventaja con la Ponferradina
Jugar con Pape Gueye es hacerlo con uno menos. Por contra, tener a Cristian a tu lado es disponer de dos más. Las cuentas del Real Zaragoza son así de paradójicas para completar una alineación con once futbolistas útiles si decides apostar por el senegalés. Fran Escribá lleva un lío considerable con un equipo al que no imaginaba tantas fugas en el casco y que encalla en cuanto se produce una baja en la tripulación o alguien sufre una crisis en su rendimiento. Frente al Albacete, el técnico apostó de principio por el gigante africano y el de Dakar repitió una actuación impropia de un profesional, una serie de intervenciones dantescas que cuestionan ya no sólo al hidráulico atacante, sino sobre todo al entrenador como curandero de esta tribu pigmea. Alarcón, que reclamaba la titularidad después de haberla perdido por insolvencia, también la tuvo para ratificar que es un jefecito con motorización muy pobre para correr y para pensar.
El encuentro y las grandes ocasiones fueron del conjunto de Rubén Albés, que no se llevó la victoria porque se topó con el mejor Cristian, un larguero y el estupendo gol de Lluís López a la salida de un córner, un frentazo poderoso del central que sacó petróleo de la acción a balón parado. El Real Zaragoza había amenazado un par de veces con tiros de Giuliano, cómo no, uno de ellos despejado con apuros por Bernabé a saque de esquina, pero ese par de chispazos no ocultaban la realidad de un partido con el nombre del Albacete inscrito en el registro de la propiedad. Manu Fuster, Riki, Rodri y Mikel Mesa, con el monolítico pero flexible Higinio como referencia directa para pesadilla de Francés, vallaron la medular y bailaron al son de su música, inspirada en no pocas ocasiones por la falta de ingenio y presión de su rival y por una atroz flaqueza defensiva.
Sin nada arriba ni en medio y con ese bacanal de errores atrás, Manu Fuster envió un derechazo al larguero y a Juanma no le dio el número de su bota para marcar a portería vacía un pase de Higinio… En plena tormenta visitante, Cristian detuvo un rayo de Mikel Mesa. El guardameta, que venía de su fallo en Huesca, sigue siendo, a una diferencia abismal, el componente de la plantilla de mayor altura. El Real Zaragoza aún le debe bastantes pagarés por mantenerlo vivo en Segunda y sumó otro en esta jornada donde sus compañeros, a excepción de un Lluís López aplicado, hicieron todo lo posible por traicionarle. Hubo cola en la conjura contra el arquero, pero fue Valentín Vada quien lo consiguió al dejar que Isaac le ganara la espalda para marcar el empate con un tiro tremendo. Vada, asistente de López en el tanto local, descuidó uno de los principales fundamentos de este deporte, la concentración, y con una desidia pasmosa dejó volar al lateral para recoger un pase que procedía del otro costado del campo.
Hay muy poco que rescatar de este equipo pecaminoso, penitente además de las decisiones de su entrenador y del profundo bache que atraviesan un Francés irreconocible por desquiciado que esquivó por poco la expulsión en una entrada sobre Higinio y un grupo agotado de sí mismo, de su incapacidad para imprimir algo diferente, una partícula de precisión en los centros profundos y laterales… Inexistente en ataque. El tesoro hallado en este vertedero fue el empate, un punto que soldado a la igualada de la Ponferradina ante el Mirandés permite al Real Zaragoza conservar el colchón de seis puntos con el descenso. Eso y la jugada de Pau Sans en el último segundo, una galopada con clase y velocidad desprendiéndose de metros y rivales para dejar el balón a Puche, que se resbaló antes de entrar en el área para colmo de la infausta tarde en La Romareda. Ni en todos los sueños de la temporada imaginaría Gueye para su repertorio lo que hizo ese juvenil al que Escribá ve aún verde. Será de esperanza. La única junto al veterano y fiel Cristian.
Real Zaragoza: Cristian; Fran Gámez, Francés, Lluis López, Nieto; Bermejo (Larrazabal minuto 78), Francho, Alarcón (Grau minuto 85), Vada (Eugeni minuto 71) ; Giuliano (Pau Sans minuto 85), Gueye (Puche minuto 78).
Albacete: Bernabé; Isaac, Djetel, Glauder (Rodri minuto 62), Alcedo; Mesa (Ros minuto 62), Olaetxea, Riki, Fuster; Juanma (Dubasin minuto 62), Higinio (Bolívar minuto 85).
Goles: 1-0 minuto 53: Lluis López. 1-1 minuto 66 Carlos Isaac.
Colegiado: Gálvez Rascón. Amonestó con cartulina amarilla a Francés
Incidencias: 19.812 aficionados
No se mereció ni empatar con este recién ascendido. Que además confeccionó su plantilla con numerosas cesiones de otros equipos. Suficiente para tener un esquema de juego definido y una personalidad que lo aupa a posiciones de promoción en su primera temporada en la nueva categoría. Qué envidia, y no sigo porque me caliento.
Informo sobre las cesiones al Albacete: Uno del At. de Bilbao, otro del Oviedo e Higinio, delantero con el n. 12, recuperado de la liga polaca y que procedía del Numancia.