Cuartero, el termómetro del cambio

El Real Zaragoza va a cambiar en las próximas semanas. Las informaciones, los rumores y las suposiciones se cruzan mientras la operación sigue un curso discreto de confidencialidad, de secreto a voces. Un grupo inversor aterrizará en el club después de que se haya cumplido el requisito indispensable para que fructificara la negociación, que el equipo se mantuviera en Segunda. Una vez confirmada la permanencia, se acelerará el proceso de mudanza accionarial, que en principio apunta a que César Alierta venda el 50,56% de la propiedad que controla tras la refinanciación de deuda que capitalizó en el verano del 2019. Yarza, Forcen e Iribarren poseen el 13,46% del 91,26% del capital social de la Fundación, con los dos primeros dispuestos desde hace tiempo a dejar su posición dentro del consejo. Las cargas que genera la deuda, el déficit de caja y la erosión de ocho años sin lograr el ascenso han abierto las puertas a la entrada de capital extranjero. El gran dilema es cuál será la magnitud de esa inyección, en un principio dirigida a aumentar el límite salarial para construir una plantilla con capacidad para competir por el ascenso, y en qué medida afectará al actual organigrama dirigente, al que Fernando Sainz de Varanda y Luis Cuarlos Cuartero pretenden seguir vinculados.

Habrá que seguir esperando a que se haga oficial ese giro hacia un escenario más sólido económicamente y sin la necesidad de tener que vender a los mejores futbolistas cada ejercicio, esta temporada con Francho, Narváez y Francés en el foco de clubes que ya han comunicado su interés, el caso del colombiano con una oferta por delante que fue rechazada. El nuevo diseño exige el mayor saneamiento posible, si no total, de una cúpula directiva no solo incapaz de relanzar deportivamente al Real Zaragoza, sino de exponerla a situaciones de máximo peligro como ha sido el caso de esta temporada. Todos a cuenta de un gasto general de 1,6 millones de euros en nóminas, una carga administrativa desorbitado para un club con una tesorería tan perjudicada. El termómetro que medirá la realidad de ese cambio, además, por su puesto, de la cantidad que ese grupo está dispuesto a aportar, se centrará en dos figuras que han enrarecido siempre la atmósfera de la institución: la de Luis Carlos Cuartero y Christian Lapetra, en este caso más por su ánimo en generarse enemigos entre la afición que por su peso real en la toma de decisiones.

Cuartero, director general, no podrá desprenderse jamás de la herencia de haber sido la mano derecha de Agapito Iglesias, una figura que provoca dentera y profundo malestar entre el seguidor zaragocista. Su decisión de no presentarse jamás en público pese al cargo que ocupa tampoco ha ayudado a lavar esa imagen de manchas difíciles de eliminar. Su presencia en los despachos, sostenida y elevada por los amigos que disfruta en la actual propiedad, es complicada de digerir, mucho menos cuando desde ese lugar de privilegio y de decisión ha favorecido el desplome deportivo del equipo. La auténtica dimensión del cambio que se avecina se hará visible en caja, pero con igual trascendencia en lo que debería ser la innegociable condición del relevo en la dirección general. Lo contrario carecería de sentido y desfiguraría por completo la autenticidad una operación que tiene como objetivo tomar un rumbo profesional y serio hacia metas más ambiciosas. El blindaje del contrato que firmó con Agapito Iglesias ya no puede ser una excusa.

02 comments on “Cuartero, el termómetro del cambio

  • David Aso , Direct link to comment

    Lo que no entiendo es por qué después de tantos años no he visto un solo artículo en el que se evidencie que un periodista ha cuestionado públicamente a Cuartero ante un cargo en rueda de prensa, léase Lapetra, para que éste explicara sus funciones y las defendiera, para comprobar si se pone rojo ante las cámaras; o que un periodista se haya preocupado de hacer una información donde se explique cuáles son las funciones de Cuartero y su sueldo, para retratar el tema en condiciones. Se le cita de cuando en cuando, sí, pero de manera demasiado superficial. Se me puede haber escapado algún artículo, por supuesto, pero me extraña y no lo entiendo.

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