La primera vez que pisé el campo de Ipurúa fue el 12 de diciembre del año 2000. Era un estadio pequeño, con edificios alrededor y un público que sabía del potencial de un Real Zaragoza que en esa edición le ganó en la final al entonces Celta de Víctor Fernández por 3-1 en La Cartuja. En el campo del Éibar conocí a Pedro Hernández, con el que trabajé en Antena Aragón durante casi tres años y que se incorporó a Aragón TV uno después de que me hiciera responsable de la redacción deportiva y transmisiones de Aragón Radio. Una auténtica decepción al cabo de los años después de compartir proyectos durante varias temporadas hasta que el grupo Heraldo se hizo cargo de toda la programación informativa y deportiva de la casa y decidí jubilarme al cumplir sobradamente los años de cotización.
Volviendo al primer Éibar-Real Zaragoza que presencié in situ recuerdo otra anécdota que ya he comentado en alguna ocasión pero que me apetece repetir en este artículo; al final del partido, que terminó con victoria blanquilla por 0-1, les di paso a través del inalámbrico a Paco Giménez y a Santiago Sáez, ambos incorporados a Radio Zaragoza por decisión mía años antes, con dos micrófonos para entrevistar a más jugadores. Su competitividad hizo que cada uno fuera por su lado y los cables se soltaran del equipo, que cayó sobre el terreno de juego mientras entrevistaban durante unos segundos a los futbolistas hasta que se dieron cuenta de la situación.
Ha pasado casi un cuarto de siglo desde entonces y el conjunto armero después de varios años en Segunda descendió a Segunda B y hasta la temporada 2014-2015 no consiguió por primera vez el premio de jugar en Primera. Los vascos están a solamente dos puntos del Real Zaragoza en la tabla clasificatoria y de ahí la necesidad de ganar como sea después de una larga racha sin sumar un triunfo y con ausencias en la alineación titular. Con las dudas deportivas y personales que asoman a estas alturas de competición.
