El Betis incrementará las deshonras del Real Zaragoza

Ocho temporadas consecutivas en Segunda División, más la novena que se avecina, van provocar la próxima temporada un movimiento significativo en la clasificación histórica de Primera, una inventario casi inalterable: si el Betis sigue el ritmo del actual curso en la élite, necesitará muy poco en la 2021-2022 para desplazar de la novena plaza al Real Zaragoza. Los verdiblancos cuentan ahora mismo con 2069 puntos acumulados en sus 55 años en la máxima categoría por los 2109 de los aragoneses en sus 58 participaciones entre los mejores. La otra amenaza está algo más lejos, el Celta con 1945 puntos, pero si los celestes logran mantenerse en la competición un par de campañas más en el torneo de mayor prestigio y los blanquillos no ascienden en ese periodo, se perderá otro puesto más. Lo que puede parecer una anécdota tiene un alto componente de deshora que añadir a esta historia negra del Real Zaragoza desde que descendiera en el 2013.

Las vitrinas del club aragonés están más pobladas que las del bético: seis Copas, una Copa de Ferias, una Recopa y una Supercopa frente a una Liga (la gran asignatura pendiente en La Romareda) y dos Copas del cuadro sevillano. En ese sentido, existe todavía una considerable distancia de prestigio. Sin embargo, esa pérdida que va a suceder en unos meses ratifica aún con más dolor que el Real Zaragoza es en estos momentos un barco fantasma con episodios (y no es la primera vez) de lucha agónica por sobrevivir en Segunda como es el caso de esta temporada. Así, si no se remedia con un ascenso poco problable con la política conservadora de la Fundación, que trabaja para cuadrar las cuentas y contener la deuda con la venta de sus mejores jugadores canteranos incluidos, el Betis asaltará hará suya esa novena posición que el Real Zaragoza defendía desde hace décadas, tan solo por detrás de Real Madrid, Barcelona, Atlético, Valencia, Athletic, Sevilla, Espanyol y Real Sociedad.

En el contexto actual, con un relevo generacional en la grada y en muchos casos en las ambiciones, este desalojo clasificatorio no causará un gran impacto. El equipo está inmerso en cuestiones más mundanas y, al mismo tiempo, más trascendentes de cara a su presente y su futuro. No obstante, en el Real Zaragoza, como consecuencia de ignominiosas gestiones anteriores y de la fría administración de los vigentes propietarios, se ha producido una peligrosa simbiosis de indolencia, con la pandemia como terrible bisagra de distanciamiento. Prima el sentimiento de pertenencia entre los más jóvenes –muchos no conocen a un Zaragoza campeón de nada– y el de hastío e impotencia de los veteranos, que se refugian en la melancolía y que observarán cómo el Betis incrementará el catálogo de humillaciones cuando se origine ese adelantamiento en la clasificación histórica.

 

 

 

 

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