Los duelos entre el Real Zaragoza y el Huesca se recubren de una forzada e irreal mística de derbi entre dos clubes que sólo tienen en común sus raíces aragonesas
El derbi entre el Real Zaragoza y la SD Huesca no hay por dónde agarrarlo porque simplemente sólo existe en la necesidad mediática de recubrir los enfrentamientos de una mística forzada e irreal. Pero cuando el calendario los cruza, se prefabrica un aura artificial y ridícula con un único nexo de unión, que ambos comparten raíces aragonesas. La distancia deportiva es estratosférica en el marco histórico, no pertenecen a la misma ciudad y sólo una rivalidad entre dos poblaciones que en algunos momentos han trasladado sus diferencias al fútbol se utiliza como argumento para semejante alboroto. Se han encontrado 15 veces en Liga desde que el Real Zaragoza descendió a Segunda en 2009 y cuatro ocasiones en Copa con los oscenses en Tercera y Segunda B. Pero donde hay un partido con un poco de picante se organiza una fiesta nacional con los políticos desbordando los palcos de los estadios como si se tratara de una justa medieval. El carnaval de la impostura.
Merece la pena escuchar, siempre que los equipos han coincidido en el camino, las voces de los protagonistas, reclamados para que certifiquen que ese duelo les quita el sueño. En la mayoría de las ocasiones se percibe un cierto rubor vocal en los entrevistados, que por lo general salen del apuro reconociendo que es una cita especial y que su deseo es contentar a las aficiones… Se busca y se bucea en datos coincidentes, en anécdotas, en lugares donde los árboles genealógicos no crecen. Salvo en casos muy concretos donde sí se ha detectado cierta animadversión en algunos jugadores o directivos, principalmente en dirección Huesca-Zaragoza y por cuestiones muy personales, los encuentros nunca se han desarrollado en la atmósfera ni en la tradición que exige un derbi de verdad. Alguna refriega sí ha habido, como en tantos partidos. La pasión desenfrenada, el reclamo en propiedad de la identidad de un territorio, la masa social, la confrontación comparativa de vitrinas… Todo pura ciencia ficción.
Ni Huesca ni Real Zaragoza, dos instituciones honorables y en sus respectivos lugares, son culpables de recibir una invitación postiza y que algunos sectores hagan de ella certificado oficial. Existe el pique regional, el lanzamiento de motes entre fatos y cheposos, insuficientes premisas para incluir el choque en la pira de los grandes acontecimientos entre dos clubes que conviven y discuten por la supremacía con cientos de colisiones de por medio en la misma localidad. El encuentro de este sábado, cargado de trascendencia, es más ni menos que una discusión vecinal muy acalorada por tres puntos. Glasgow, Bratislava, Río de Janeiro, Milán, Roma, Atenas, Estambul, Montevideo, Madrid, Sao Paulo o Belgrado quedan muy lejos.
Excelente lectura Alfonso, los medios de comunicación adeptos al poder establecido, cualquiera que sea, tienen parte de culpa del auténtico desastre del Real Zaragoza y de rebozar esto como un DERBY,
Efectivamente existe una sobre exposición cateta por parte de los medios del terruño, que de algo hay que escribir.
Cuando la realidad es la irrelevancia deportiva de los dos equipos, iguales en el demérito, de la Región.
Totalmente de acuerdo. Además, el Huesca ne cae bien. Bastante mejor que el Real Zaragoza lo está haciendo. Una ciudad de 60000 habitantes. Qué derby ni otra tontería. Rivalidad regional como mucho.