La iniciativa de honrar a los grandes jugadores de la historia del Real Zaragoza con un homenaje en La Romareda bajo el lema de Legendarios tuvo una bochornoso estreno. Manolo Villanova, presentado por megafonía como miembro de Los Magníficos, y Luis Costa fueron los elegidos para la puesta en escena, que consistió en una invitación al palco y unos sordos aplausos de mucha gente que no sabía lo que estaba ocurriendo. Indignante. Esta vez le toca el turno a Darcy Silveira dos Santos, Canario, un mito del fútbol y del club que estará solo en su localidad y en teoría en todo el estadio mientras se produce el acto de reconocimiento. Como mucho le saludarán los jugadores.
El club se ha pasado por el forro la manifestación de los aficionados y de las peñas –que se mantendrá pese al anuncio de la posible venta del la entidad– y el formato de su protesta, que consistirá en una concentración delante de La Romareda contra le gestión de los propietarios y con un retraso de 10 minutos de entrada al campo, además de una pañolada del minuto 32. Es decir que el exfutbolista de Los Magníficos estará en el epicentro de ninguna parte, con la gente fuera y sin poder recibir su cariño, en medio de una atmósfera tensa y crítica al menos en el primer cuarto de hora del encuentro ante el Valladolid.
La falta de tacto, sensibilidad y estrategia para posponer ese capítulo de Legendarios a otra fecha vuelve a demostrar lo forzado y antinatural de la mayoría de los gestos de la Fundación con su gente sean futbolistas de la magnitud de Canario o de la hinchada en su soberano derecho a exponer su opinión. Otro homenaje de una propiedad triste que ojalá sea cierto que se va para no volver de donde nunca estuvo con el corazón.
Fotografía: El Periódico de Aragón
Qué desastre!!
Que poca vergüenza tiene estos propietarios han echo bueno al INNOMBRABLE. Todos decíamos con estos SI como son ARAGONESES pues subirán al Real Zaragoza donde se merece
De verdad que no van a bajar al campo a hacer un saque de honor? Vaya homenaje!! Yo, si soy Canario, me pongo malo el sábado