El técnico, sin más ofertas en las diez últimas temporadas que las del Real Zaragoza, ha hecho del equipo su particular vehículo para volver al paraíso de entrenador de Primera
Víctor Fernández quería un Rolls Royce y el fondo de inversión le ha puesto un vehículo de sustitución, un equipo para pasar la temporada y, si el da el combustible, luchar por conseguir una plaza de playoff. Dijo que sin una plantilla de gama alta no se pondría al volante, pero lo ha hecho, traicionando así sus principios y convirtiéndose en un hombre de empresa de la propiedad y sobre todo de sí mismo. No sigue por un amor desmedido al club, ni por un zaragocismo militante por mucha lágrima que derrame este histrión de manual. Posiblemente tampoco por dinero. Le seduce por encima de todas las cosas el reto de devolver al equipo a Primera, lo que le abriría las puertas de la élite, paraíso que no pisa desde el 8 de abril de 2015, cuando fue despido de un Deportivo de La Coruña próximo a los puestos de descenso. Por eso ha consentido en cumplir su contrato pese a que día tras día se encargue de recordar a su manera que no es el Real Zaragoza que había pactado. Su aval actual, aliñado con su condición de héroe local, era su capacidad de seducción ante los nuevos dueños para armar una plantilla poderosa, casi concluyente. Sin embargo tirará con lo que hay camino de la gloria de la mano del único club que ha llamado a su puerta, o se la ha abierto después de que aporreara con nudillos de terceros, en las diez últimas temporadas.
¿Será un hombre feliz por devolver al Real Zaragoza y a su ciudad natal a su espacio deportivo natural después de 12 temporadas de exilio? Sí. ¿Se sentirá como Napoleón entrando en París desde su exilio en Elba? Que nadie lo dude. Después de tres años de retiro, en 2018 la Fundación recurrió a su figura de tinte legendario para relevar a Alcaraz y evitar el desastre. En segundo intento, vivió su batalla de Waterloo con la pandemia como gran enemiga, cuando en realidad, admitido en medios de comunicación por jugadores y personal del club, fue su absoluta desatención a la forma de trabajar durante el confinamiento la causante de un desastre clamoroso: en posición de ascenso directo y a cinco puntos del tercero, el conjunto aragonés retomó la competición desnutrido para sumar siete derrotas, cinco de ellas en La Romareda, y tres victorias y un empate que le permitieron disputar la promoción con el Elche. Comenta que esa experiencia y la eliminación le destrozaron, pero ya estaba grogui mucho antes, incapaz de revertir su error de cálculo, en constante roce con Lalo Arantegui. En 2023, recuperado del trauma, se le encendieron de nuevo la motivación y la necesidad de reencontrarse con los elogios que tanto le complacen. En un principio el club descartó su vuelta, pero otra situación de alerta y su siempre recurrente perfil de paraguas contra la revuelta social hizo que fuera el elegido para sustituir a Julio Velázquez. Ganó sin mayor lustre los tres partidos necesarios para esquivar el descenso y tuvo tiempo para atizar a Juan Carlos Cordero, el director deportivo.
Este verano se ha confirmado, aunque con matices porque el club tiene controles más firmes sobre las decisiones, que el Real Zaragoza es su cortijo. Un inicio sobresaliente y el liderato dispararon su cotización entre la hinchada: de nuevo en casa, querido, sobrealimentado por gran parte de la prensa y la enfermiza, interesada o desinformada adoración que le profesa, Víctor Fernández sintió la brisa del éxito, aquel viejo y lejano compañero. Los últimos resultados, tres derrotas en cuatro partidos y la constatación de que la reconstrucción masiva se ha quedado corta e incompleta, han sido un serio aviso y la confirmación de que el entrenador, desconocedor de las entrañas de esta categoría, piensa que su aura autócrata y no Soberón, por ejemplo, será suficiente para alcanzar su objetivo. El Real Zaragoza juega el viernes contra el colista Tenerife. Si se gana, habrá nuevas monterías en el rancho. Si se pierde, sus perros de caza lamerán las heridas de su amo al fuego de un pésimo arbitraje, un campo en mal estado, los errores de un futbolista determinado o la oportunidad de rectificación que ofrece el mercado de invierno. En un vestuario huérfano de jugadores clave hay material para perseguir el sueño con los pies en la tierra, no en el latifundio vanidoso de un entrenador que contempla el Real Zaragoza como su última oportunidad de reinar.
Una vez más, este señor, me niego a catalogarle de periodista, en cuanto puede se dedica darle palos a Víctor. No se donde se va a esconder como ascendamos
En mi caso, sí que creo que a VF le mueve un amor al Club y ese deseo de devolver al equipo a 1a División. Pero es necesario, por casi nadie lo hace en prensa actual local, explicar, con datos, las luces y sombras de VF, no sólo las luces. Y sombras hay muchas en su trayectoria en el RZ: la lamentable etapa Agapito descenso incluido con la plantilla más cara de la historia, la desastrosa gestión de la última parte de la temporada del año de la pandemia e, incluso, la opinión fundamentada en vivencias profesionales de algunos históricos jugadores a órdenes deVF (que le pregunten a algunos indiscutibles titulares en 1995, y su valoración en privado es que VF no es merecedor de todos los elogios que recibe y ha recibido). VF lleva mucho tiempo desconectado (como él mismo ha reconocido) de la gestión en el fútbol de élite. Y de la Recopa han pasado 29 años. Hoy el fútbol es otro ( a mi gusta menos el actual, pero soy nacido en 1963) y falta ver si VF lo entiende y su ego, a veces parece desmedido, puede nublarle la visión. Que a VF le vaya bien lo deseamos todos los zaragocistas. Pero la prensa ha de hacer su trabajo. Y en modesta opinión, este blog lo hace.
Siete conclusiones a las que me que me lleva la lectura de este artículo:
Fomenta la negatividad y el odio: En lugar de ofrecer una crítica constructiva, alimenta la toxicidad al incitar animosidad hacia un individuo, lo que puede impactar negativamente a los lectores y al propio profesional.
Pérdida de credibilidad periodística: El enfoque en la crítica destructiva debilita su reputación como periodista, ya que el público puede percibirlo como alguien parcial, sensacionalista y poco objetivo.
Afecta la imagen pública del deportista: Escribir con animadversión distorsiona la percepción pública del jugador, ignorando sus logros o circunstancias y afectando su carrera de manera injusta.
Deshumaniza al sujeto: Al centrarse solo en las fallas o errores, se olvida de que detrás del deportista hay una persona con emociones y vida personal, lo que denota una falta de empatía.
Inspira hostilidad en los aficionados: Los artículos con tintes de animosidad pueden polarizar a la afición y generar un ambiente de hostilidad innecesaria, contribuyendo a la división en lugar de fomentar el deporte.
Desvía el foco del verdadero análisis: Se pierde la oportunidad de realizar un análisis profundo y profesional del rendimiento del jugador, quedando en una crítica simplista que no aporta valor real al lector.
Refleja inseguridad profesional: Atacar de manera personal a un deportista puede ser un reflejo de inseguridad o frustración del periodista, que usa su plataforma para descargar esas emociones en lugar de informar con integridad.
Pues lo he leído un par de veces y no termino de aclararme. En defensa del periodista, que ya lo dijo en Agosto.
Pero me gustaría entender el artículo para valorarlo.
Excelente artículo Alfonso, dices lo que muchos piensan pero pocos se atreven a decir, la veracidad de tus argumentos las demostrara el tiempo, tras salvar al equipo con una plantilla mediocre, no olvidar diseñada por Cordero y que en su momento puso al frente de la misma a Julillo el del Staff el de las interacciones con el cuerpo médico, Victor debería haber dado por concluida su etapa en el Real Zaragoza me temo que el paso de las jornadas propiciara una salida por la puerta de atrás porque los dirigentes optaran por salvar su pellejo y servirán en bandeja de plata su cabeza para seguir vendiendo humo, lo importante para ellos ya esta en marcha la reconstrucción del estadio, ha desaparecido la afición crítica y exigente y algún medio de comunicación que se atreva a enfrentarse con el poder, de ahí todavía sea más valorable tu opinión Alfonso, ya no queda nada del Real Zaragoza Agapito y sus sucesores nos robaron sobre todo la identidad, somos un equipo vulgar y ramplón que sestea en la Segunda División hace 12 años, hasta que el estadio deje de aplaudir el evitar un fuera de banda y que consienta para controlar un balón 3 toques tendremos lo que nos merecemos ser un un equipo que salva la Primera Federación con más o menos holgura.
Alfonso, cada vez se te ve más el plumero. Víctor no te gusta. Ya lo sabemos todos… No te inventes que esto lo hace por ascender a primera. Eso no se lo cree nadie. Y es de risa que ahora, en plan resultadista, por sus goles, defiendas a Soberón, un jugador muy aprovechable, al que en verano hacías de menos por su escasa experiencia en la categoría. Creo que deberías reflexionar. Has pasado de ser un periodista de referencia para los zaragocistas a un cenizo al que aplauden tres acólitos contados.
Vale, ya nos hemos enterado, no te gusta Víctor, no hace falta que insistas, ya nos hemos enterado, o bien insistes para que te contesten los aficionados del Zaragoza y aumentar los números de tu blog o Víctor tiene la culpa de todo lo que le ha pasado a este equipo desde que gracias a Dios nos hizo ganar la Recopa con un gran equipo entrenado por el, por cierto, porque «principesdeparis» y no cambias el nombre a «yosemasquenadiedeesto». Saludos Alfonso y tranquilo que al final subiremos a primera a pesar de todo