El Elche se merienda un pastel

El fútbol de altura individual y táctica de los ilicitanos suprime del campo a un Real Zaragoza que suma la candidez a su fútbol sin luces ni pegada y pone contra las cuerdas a Escriba y al proyecto de líneas ambiciosas (2-0)

Con ver la conducción de la pelota de todos los futbolistas del Elche, su elegante manejo colectivo e individual, la decisión y agresividad en las acciones divididas y su madurez táctica se entiende el resultado, la segunda derrota consecutiva y sin goles a favor de un Real Zaragoza que, al igual que Fran Escribá, sale muy tocado del Martínez Valero. Ya son diez partidos de un salto al vacío sin paracaídas, este con el fuerte impacto incluido de que enfrente hubo un rival de demasiada altura que ejerció de verdadero aspirante pese a que el técnico aragonés, visiblemente desarmado ya, analizara con la misma superficialidad que su equipo que la diferencia estuvo en el acierto de unos y el desacierto de los suyos cara a puerta. Las causas de esta crisis son más profundas, tanto que además de cuestionar si el entrenador es el adecuado, se abre el debate de si el proyecto de Juan Carlos Cordero necesita una relectura después de haber despegado con las alas de la ilusión pero, por lo visto y comprobado, sin demasiado combustible para un viaje tan largo.

El martes le espera la Copa y el próximo sábado, el Huesca en La Romareda, donde la afición sigue fiel pero acariciando las cuentas del rosario frente al cadalso. No ganar a los oscenses sería demasiado agravio. Cualquier tropiezo en este par de compromisos haría saltar por los aires a un conjunto encogido como nunca en este encuentro, donde a su falta de luces y de pegada sumó candidez a raudales. Al Real Zaragoza se le han acabado los bonus de las excusas en forma de lesiones e infortunios varios. La cuestión es que los malos resultados acumulados, unido a un fútbol que jamás ha tenido trazos de fuerte personalidad, le han miniaturizado. El Elche, también con problemas en ataque, desplegó fortaleza mental y recursos de todos los colores para castigar el área de Rebollo con oleadas muy bien coordinadas y resueltas con puntería y clase. La irrupción de Francho en el once, sin el físico adecuado aún para ofrecer su mejor versión, no aportó nada al centro del campo, un espacio que los ilicitanos colonizaron por delante y por detrás del frágil telón visitante. Escribá dejó fuera a Aguado y renovó su confianza en Grau, un jugador traslúcido por falta de funciones concretas y de capacidades. Manu Vallejo, de regreso a la alineación en lugar de Mollejo, Valera y Mesa formaron una alianza hueca en la misión de desestabilizar por fuera y por dentro, sin dejar huella alguna, demasiado dulces y previsibles. También imprecisos.

Mintras Francés lució galones de central de categoría, el Real Zaragoza se mantuvo firme ante el paredón, esperando que alguna bala pedida le favoreciera. Una disparada por Valera por la vía rápida acabó en los pies de Mesa después de dos amagos consecutivos de distracción de Azón y Manu Vallejo, pero el canario tiró la ocasión por encima del larguero. Fue bonito, pero sólo hubo una más: ya con el 2-0 en el marcador, Sergio Bermejo, con toda la portería para elegir, puso el centro de Manu Vallejo en los pies de San Román, y después se sacó un lanzamiento curvo para lucimiento del guardameta. Eran las campanadas a muerte de un encuentro que el equipo de Sebastián Beccacece había resuelto con golpes al mentón, sin mediar tregua alguna ni hacer guantes. Su velocidad, implicación en la ocupación de los espacios para el ofrecimiento y templanza defensiva, apenas exigida por un Iván Azón que parece haber enterrado hasta el hacha de guerra, fue descosiendo a un Real Zaragoza rasgado, de nuevo con el pelotazo como herramienta más ingeniosa.

Una pena que Borge, porque estaba realizando de nuevo un partido más que correcto, quedara marcado en un pulso con Tete Morente que el mediapunta ganó por experiencia, al límite de la falta. Le robó la cartera muy lejos, pero sus compañeros se activaron como puñales para confeccionar un contragolpe que Jason puso con delicadeza sobre la invasión del propio Morente, quien crucificó a Rebollo sin que Francho llegara para impedirlo. El segundo tanto no se hizo esperar, otra vez con Morente dejándole un Caramelo en el área pequeña a Óscar Plano que este saboreó anticipándose por bajo a Francés. En un plis plas, el Elche le enseñó al Real Zaragoza cómo resolver la ecuación como mandan los cánones. Así se merendó el pastel de Escribá y sembró la duda de si en esta plantilla hay más caretas que rostros reconocibles para competir al nivel que se había propuesto el club. Si hay algo de verdad, desde luego no se halla en la bochornosa imagen ofrecida en el Martínez Valero, alejada no ya de metas ambiciosas sino del mínimo exigible para ser un equipo.

2. Elche: San Román; Josan, Mario Gaspar, Diego González, Clerc, Tete Morente (Lautaro Blanco, min. 82), Febas (Pamies, min. 90), Raúl Guti (Cristian Salvador, min. 70), Nico Fernández, Óscar Plano (Rodri Mendoza, min. 70) y Mourad (Borja Garcés, min. 82).

0. Real Zaragoza: Rebollo; Andrés Borge, Alejandro Francés, Jair Amador, Lecoeuche, Maikel Mesa (Sergi Enrich, min. 67), Jaume, Francho (Toni Moya, min. 76), Germán Valera (Bermejo, min, 67), Iván y Manu Vallejo (Marcos Cuenca, min. 86).

Goles: 1-0, m.61: Tete Morente. 2-0, m.64: Óscar Plano.

Árbitro: Cordero Vega (Cantabria). Mostró tarjeta amarilla a Lecoeuche y Manu Vallejo por el Real Zaragoza y Nico Fernández, Tete Morente, Mourad y Lautaro Blanco por el Elche.

Incidencias: Encuentro correspondiente a la décimoquinta jornada de la Liga Hypermotion disputado en el estadio Martínez Valero ante 15.681 espectadores. En los prolegómenos del partido se guardó un minuto de silencio por el fallecimiento del ghanés Raphael Dwamena, exjugador del Real Zaragoza.