En este desplazamiento está obligado a vencer porque si no lo hace el jueves se enfrentaría al Castellón con todos los fantasmas rondándole la cabeza ante un equipo que se presentará en La Romareda con el hacha y las pinturas de guerra
Muchos de los empates no le han desagradado a Juan Ignacio Martínez y han sido muy útiles para que el Real Zaragoza se encuentre a las puertas de la salvación. Los de Logroñés y Lugo, por ejemplo, cuando asomaba la derrota, o los del Sporting y el Espanyol en partidos sin chicha ofensiva por ninguna de las dos partes. Esa reparto a la greña o amistoso, sin embargo, también ha sido un paso atrás para certificar la permanencia sin tanta demora, sin la carga de ansiedad con la que hoy se juega en Las Palmas (21.00). JIM es un entrenador que ha venido a hacer su trabajo, que consiste en no perder y arañar victorias con lo poco o nada que tiene en ataque. Aunque no le guste que se lo recuerden, claro que es un técnico que maneja en su calculadora los empates, lo que no es ningún deshonra siempre y cuando cumplas con el objetivo para el que has sido contratado. El problema para el Real Zaragoza es que ya no le sirve entregarse a la contemplación después de cuatro fechas consecutivas sin ganar y lo que a partir de ahora se le viene encima. En este desplazamiento está obligado a vencer porque si no lo hace el jueves se enfrentaría al Castellón con todos los fantasmas rondándole la cabeza ante un equipo que se presentará en La Romareda con el hacha y las pinturas de guerra.
El Cartagena ya envió un mensaje anoche desde Cornellá con su triunfo contra el Espanyol: por pocos argumentos que tengas, por muy fuerte que sea el enemigo, en situaciones de máxima urgencia hay que golpear primero y preguntar después. Sobre todo si enfrente hay un adversario con los deberes cumplidos, como es el caso del Las Palmas. El conjunto de Pepe Mel saldrá al campo a divertirse, a disfrutar y, como es su costumbre, a lanzarse hacia arriba con alegría. En principio suena ideal para el Real Zaragoza, que prefiere y se halla más cómodo ante adversarios que quieren la pelota con devoción. Los canarios, además, tienen un considerable agujero en defensa (segundo club más goleado de la Liga), lo que dibuja un escenario estupendo para tener paciencia y asestar un golpe de los suyos con Narváez o procedente del balón parado… Pero es una trampa. Concederle al Las Palmas toda la pista de baile es muy mal negocio.
Es cierto que el Real Zaragoza ya solo sabe defender por convicción y por mandato técnico. Ahora bien, esta noche pide algo más su fútbol tedioso y especulativo; muy estático, previsible y no siempre veloz en el repliegue. Narváez tendría que sumarse a Azón de una vez, y volver a asociar a Nieto y Chavarría por la izquierda, pareja muy productiva si se repasa el historial de la temporada. La conjunción de veteranos en el once frente al Espanyol podría repetirse en este encuentro, pero no es tan importante la alineación como el mensaje que llegue de la voz o de las intenciones de su entrenador. No es cuestión de tirar la casa por la venta desde el primer minuto sino de abrir las ventanas de par en par a la valentía.
La Liga va a penalizar a los pusilánimes. Se puede ganar o perder en este desplazamiento, pero se debería salir de cara, con la cabeza muy alta, con semblante mandón para abrir esa puerta que da paso a la tranquilidad casi absoluta. Si no puede ser, llegar a la batalla contra el Castellón con 44 o 45 puntos pero la espada de la dignidad en alto El ‘JIMPATE’ no sirve en Las Palmas como opción antes de que comience el encuentro.
