El nuevo Real Zaragoza, que sigue en cabeza una semana más, arrastra en el inicio del campeonato el viejo vicio de la dificultad de asistir a sus delanteros y de pisar el área en asociación. El único centro de sus diez goles lo ha dado Nieto, la cifra más baja junto al Huesca de los 22 equipos de Segunda
El liderato, un argumento sólido en su continente que se conserva tras el empate del Espanyol en casa con el Eldense (3-3), no debe nunca renunciar a su contenido para entender los porqués y para perseguir la evolución y aferrarse a él con el mayor número de garantías. No sirve el todo vale para un Real Zaragoza construido para estar entre los mejores, ni siquiera su condición de invicto o esa impecable cuenta de beneficios en los seis partidos disputados. De los que más golea, de los que menos encaja, con un semblante muy saludable para competir amparado en una plantilla bien hecha. Con una afición detrás inigualable en esta categoría porque su lealtad en número y sentimiento responde a la nobleza de Primera. Su presente es difícil de cuestionar, pero bajo esa robustez se conserva aún una flaqueza del pasado para la que el equipo confeccionado por Juan Carlos Cordero no termina de hallar una respuesta en fase ofensiva.
De sus nueve tantos de fabricación propia, diez en suma con los que hicieron Alcalá y Piña en porpia meta, sólo uno se ha producido como consecuencia de una asistencia, de un pase o jugada elaborada que ha finalizado dentro de la portería rival. Se trata de la primera diana de Manu Vallejo frente al Cartagena, un centro tenso y preciso de Nieto desde la izquierda que el delantero transformó en el segundo palo. El resto han llegado por el soplo de ímpetu de un grupo de futbolistas convencidos de que la insistencia y el tesón son también armas de ganador. Así ha sido hasta ahora. El ejemplo más reciente en la retina es el gol del empate de Germán Valera contra el Racing. El extremo comenzó la jugada, Luna hizo de intermediario con un balón al corazón del área y el extremo acudió al rechace de la defensa poseído por su voracidad para fusilar a Ezkieta. La cronología del resto de los goles establece un patrón similar: segundas jugadas, rechaces, rebotes, algo de estrategia, las puñaladas de Alcalá y Piña a sus porteros y la excepción de Nieto y su conexión con Vallejo. El Real Zaragoza, a la par que el Huesca, son los equipos más pobres (con la sexta jornada contabilizada para ambos) en lo referente a asistencias. Sólo una.
El déficit es para considerarlo. Sin encender alarmas pero tampoco para encuadrarlo en lo anecdótico. Los equipos de JIM, Carcedo y el propio Escribá sufrieron a delanteros que cavaron su propia tumba, como El Toro Fernández, Vuckic, Alex Alegría o Sabin Merino, y la agonía de delegar el gol en la ayuda corporativa y en futbolistas muy jóvenes con un exceso de responsabilidad y una gran respuesta casos de Azón y Giuliano. Pero a colocar la lápida sobre esos atacantes colaboró y mucho la bajísima aportación de los centrocampistas para ofrecer situaciones ventajosas a los puntas. En las tres últimas campañas, sólo el lateral derecho Fran Gámez ha superado la medida docena de pases con final feliz con siete balones que encontraron destinatario y portería. Zapater y Bermejo con cuatro y el propio Bermejo con otras cuatro fueron los mejores centradores en este periodo de constante negación ofensiva.
Mesa exprimió un balón guerreado por Azón; Francés y Jair hallaron una mina de diamantes en dos saques de Esquina; Francho voleó como los dioses tres malos despejes; Azón cazó la prolongación de un rebote de la canilla de un defensor; Mollejo persiguió y consiguió provocar el error en la salida del guardameta Marc Martínez y Valera fue la reencarnación de la fe. Son formas lícitas de marcar, pero si se establecen como norma, será una costumbre impropia de un equipo con aspiraciones. El mal de Bakis, quien todavía no se ha estrenado este curso, guarda paralelismo con esa falta o ausencia puntual de talento para la asociación en los metros finales y para filtrar pases con clarividencia. También con la falta de precisión del turco las seis veces que ha disparado entre los tres palos.
Cristian ha sido superado en dos ocasiones. La última tras una exquisita demostración de lo que es una asistencia con Íñigo Vicente y Grenier de protagonistas. En el Real Zaragoza no se ha visto aún esa sincronización con la inspiración de Nieto como única referencia del fútbol que combina para amenarar, no sólo para trazar líneas horizontales en el césped, y que el resto de clubes de Segunda, salvo el Huesca de Ziganda, sabe gestionar mejor. Mirandés y Espanyol con nueve y Amorebieta y Levante con ocho son los equipos que más rédito sacan del pase de la muerte. El líder, firme e invencible otra jornada más, luce uno. Aun así, necesita más y mejores alianzas cuando embiste al contrario.
Totalmente de acuerdo, algo hay que cambiar, si no Bakis será otro delantero fallido, se le nota la ansiedad por marcar, pero si no recibe buenas asistencias…….