El mediocre año y medio del fondo de inversión

La multipropiedad que representa Jorge Mas no ha logrado cambiar el signo gris del Real Zaragoza, que sólo ha ganado 19 partidos de 63 con 18 fichajes, tres entrenadores y dos directores deportivos bajo la dirección general de Raúl Sanllehí y sus consejeros, ya de lleno en el ojo del huracán

La nueva propiedad, por primera vez en la historia con participación de capital extranjero, se presentó en mayo de 2022 con dos objetivos marcados en su hoja de ruta tras hacerse con el grueso de las acciones de la ruinosa entidad: en primer lugar, conseguir que la construcción de un nuevo estadio y su explotación justificará su aterrizaje en Zaragoza, y la segunda, devolver al equipo la dignidad deportiva y la pujanza necesaria para poder competir por el ascenso. Año y medio después y a una velocidad políticamente supersónica, el grupo que preside Jorge Mas ya tiene la nueva Romareda donde quería, con los papeles en regla para que cumpla sus deseos. Sin embargo, en ese periodo, pese a la reducción de deuda que se ha ejecutado por diferentes vías, el conjunto aragonés permanece anclado en la mediocridad, es decir en el mismo punto de partida deportivo que se heredó de anteriores gestiones desde el descenso a Segunda.

El discurso de Jorge Mas y Raúl Sanllehí en el cambio de guardia al frente de la institución fue optimista y comedido en la faceta deportiva. Había que bucear a mucha profundidad en sus palabras para descubrir cuál era el tiempo aproximado que se había previsto para atacar el ascenso a Primera. El proyecto a corto, medio o largo plazo para el regreso a la élite barnizó de ambigüedad a la considerada «la joya de la corona» de la multipropiedad por el multimillonario estadounidense, mientras se ha ido inyectando capital que ha permitido disponer este curso del sexto límite salarial de la categoría. En teoría, y siendo público que el campo ocupa el mayor porcentaje de los sueños húmedos de los inversores, la proa del Real Zaragoza debería señalar directamente a la zona noble de la clasificación. Pero no es así, todo lo contrario. La decimocuarta posición al término de la primera vuelta anuncia un nuevo fracaso de intenciones, propiciado por la administración de Raúl Sanllehí y un grupo de consejeros donde Emilio Cruz y Mariano Aguilar, heraldos de las sinergias con el Atlético; Juan Forcén, la muy interesada huella aragonesa, y los distantes Gustavo Serpa y Laurence Cook además del presidente virtual, llevan la embarcación con la pericia de timoneles rudimentarios.

La profesionalidad y el conocimiento del terreno de cada uno de ellos ha quedado en entredicho. El equipo ha disputado 63 encuentros en este año y medio natural y sólo ha ganado 19, el 30%. 24 empates y 24 derrotas retratan a un Real Zaragoza que ha contado con tres entrenadores, Juan Carlos Carcedo, Fran Escribá y Julio Velázquez, dos directores deportivos, Miguel Torrecilla y Juan Carlos Cordero, y 18 fichajes de los que apenas Simeone, Mollejo, Bebé, Mesa y Valera (con Mouriño a la espera) pueden considerarse productivos. El 2 de enero, Cordero, que ya ha pisado el acelerador, entrará en el mercado de invierno para reconstruir por segunda vez esta temporada una plantilla que no responde en absoluto a las expectativas ni tampoco a su actual músculo financiero. El ejecutivo se juega mucho en su primera experiencia completa en el club, pero no menos un Raúl Sanllehí ya de lleno en el ojo del huracán como responsable directo de todos los movimientos que se han ejecutado, alguno de ellos esperpénticos a nivel de despacho y de vestuario.

«Los objetivos que a mí me marcan como último responsable del club, es ver una evolución positiva, ver que se va a más cada año. Y solo si vas a más cada año, si te vas mejorando año a año, solo hay un final, que es el ascenso», dijo en una entrevista. ¿Cuánto hay que esperar para ir a más, para mejorar, para ascender? Será el fondo de inversión, poco paciente con sus negocios, el que le exija un tiempo menos impreciso y tan mal resuelto.