El muro se eleva para Azón y Francho

El delantero, con Bazdar, Soberón y Marí por delante,  y el centrocampista, autor de dos goles, afrontan sus arranques de temporada con menos participación desde que juegan como integrantes de la primera plantilla

En la quinta jornada, Iván Azón todavía no se ha vestido de titular en ninguna oportunidad. Tampoco lo ha hecho Francho Serrano, presente en las últimas cuatro citaciones tras recuperarse de una fascitis plantar. El ariete ha jugado siempre saliendo desde el banquillo para reactivar el fútbol ofensivo de sus compañeros. Lo hizo en Cádiz, Cartagena, Miranda de Ebro, donde envió un balón al palo, frente al Elche en La Romareda y contra el Burgos para sumar 127 minutos en total. Bazdar, Soberón y Marí están muy por delante para el entrenador y deberá acumular más paciencia que nunca. El centrocampista también ha ejercido como relevo, consiguiendo dos tantos, en la remontada en Cartagonova y el del cierre de la goleada frente al conjunto de Eder Sarabia. 88 minutos muy fructíferos que parecían concederle el lugar que ha dejado vacante Keidi Bare por su lesión muscular, pero Víctor Fernández prefirió a Toni Moya en El Plantío. Para ambos se ha elevado el muro más alto en un inicio con la participación más baja de ambos en un arranque de curso estando en plenitud física desde que se estrenaran con ficha de la primera plantilla: Azón en la 2021-2022 después debutar en la jornada 11ª de la campaña anterior con Baraja y cumplir cinco partidos con un mínimo de 45 minutos, y el mediocampista tras firmar en el verano de 2022.

No figuran entre los trece favoritos de Víctor Fernández. Azón tiene por encima a Toni Moya (133) y a Alberto Marí (132), y Francho, además, a Adu Ares (113). El técnico ya ha dejado muy claro que son jugadores útiles pero en absoluto con pasaporte titular. El transcurso de la temporada y las ausencias que se vayan produciendo dirán cuál es su papel definitivo en este proyecto, pero por ahora cumplen con una función de acompañamiento que para el atacante no es nueva. Ha regresado al papel de revulsivo que le adjudicó Juan Ignacio Martínez y del que sólo se desprendió por completo el curso anterior de salida con Escribá y cuando, por enésima vez, los goleadores contratados picharon en hueso y Víctor recurrió al titán aragonés. En este periodo, sus apariciones en el once han estado estrechamente ligadas al fracaso del equipo y de un ramillete de desafortunadas elecciones de las direcciones deportivas (Toro Fernández, Vuckic, Sabin Merino, Álvaro, Alegría, Pape Gueye, Manu Vallejo, Sergi Enrich y Bakis), a situaciones límite que el zaragozano ayudó a esquivar con ilusión, compromiso y tantos. Su forma de entregarse, incondicional y emotiva, ha chocado con su irregular eficacia rematadora, dividiendo a la grada entre acérrimos simpatizantes y duros críticos.

Francho, con un partido menos (124) pero con mucha más presencia en el equipo que el atacante en este lustro compartido, se ganó el puesto en el once en el momento que Baraja le dio la alternativa en la décima jornada de 2020 ante el Mallorca en La Romareda, dos semanas antes que a Azón. Desde entonces todos los entrenadores le han fijado en la foto de sus planes. Pareja de Eguaras, Zapater y Grau, este consumidor de kilómetros y esfuerzos repetidos, un futbolista muy del perfil estético de los centrocampistas holandeses de los 70, se erigió, junto al propio Azón y Francés, en líder de la agonía de un Real Zaragoza que les debe la vida sin licencia literaria. Una rotura del isquio y otra posterior de la fascia plantar por una imprudencia de los servicios médicos frenó en secó la campaña pasada su continuidad en el once. Acaba, al igual que el ariete, contrato en el 2025 y ha recibido una primera propuesta de renovación a la baja que no está dispuesto a aceptar. El año que más se ha nombrado el ascenso, la pareja de canteranos ha sido desplazada a un segundo plano. A Víctor le interesan pero no le seducen mientras se peina el mercado de cara al invierno en busca de otro centrocampista que muscule la zona. No habrá un gran debate mientras todo vaya como la seda.

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