A diez días de que se cierre el mercado de invierno, con la plantilla desmantelándose, sin margen para conseguir refuerzos que aseguren que el equipo mantenga la categoría y con una manifestación programada para mañana, la actual propiedad del Real Zaragoza ha anunciado en su página web el aterrizaje de un comprador que, en teoría, se haría con el grueso de las acciones, el 50,56% de César Alierta y los tres paquetes del 13,46% que controlan la familia Yarza, Juan Forcén y Carlos Iribarren. Después de dos intentos fallidos con estrépito en los últimos meses –el principal el del abogado Kiko Domínguez y los hermanos Álvarez del Campo– desde que el expresidente de Telefónica anunciara su deseo de salir del club y de las guerras internas y cruentas que se han vivido entre los miembros del consejo en busca de su particular rey Midas, la Fundación Zaragoza 2032 comunica su salida en los próximos días.
Según ha podido saber Príncipes de París, en esta ocasión había un par de opciones, la del Grupo Orlegi, propietaria de los equipos mexicanos Atlas y Santos, y otra avalada por Juan Forcen, que sin desvelarse su identidad finalmente parece haber sido la que ha convencido a los accionistas después de que el inversor centroamericano se haya retirado de la puja al no ver con claridad cuál pude ser el futuro deportivo al término de la actual campaña. Asimismo, es más que probable que el propio Forcén y Yarza estén pactando su continuidad dentro de la entidad o que incluso mantengan sus títulos. La nota publicada habla, sin embargo, de una comunión inquebrantable en estos momentos entre todas las partes y de un porvenir de ensueño a corto plazo. «Esta operación, que cuenta con el apoyo unánime de todos los accionistas, supondrá que uno de los posibles inversores, (todos de probada profesionalidad y solvencia) se haga con la propiedad del club, y permitirá impulsar el proyecto deportivo a largo plazo y refinanciar la deuda del Real Zaragoza. La entrada de un nuevo propietario, que podría materializarse en los próximos días, ayudará a solventar definitivamente los problemas por los que atraviesa la entidad, dando nuevas alas a la trayectoria deportiva del equipo».
La cuestión por desvelar es qué músculo económico tiene este comprador para hacer frente al pago de deudas y avales inminentes además de los gastos corrientes –como el sueldo de los trabajadores, aún pendiente el mes de diciembre– y a la ingente deuda global que asciende a 68 millones de euros y que supuestamente se refinanciaría. Aun siendo un comunicado más explícito que las apariciones de Christian Lapetra y Fernando Saiz de Varanda en los anteriores intentos de cambio accionarial asegurando que sólo faltaba el dinero, restan por conocerse detalles principales no sobre la marcha de los vigentes dueños, interesados en cubrir sus propios beneficios, sino en qué hipotéticas manos quedaría el club de producirse finalmente ese inicio de nuevo ciclo en la entidad aragonesa. Y si sus intenciones son continuistas o se profesionalizaría de una vez por todas una entidad que aún no ha dado el salto al siglo XXI.
Este es el comunicado íntegro
«La principal preocupación de los accionistas del Real Zaragoza es la de velar por el futuro deportivo y económico de la entidad. En este sentido, y desde hace varios meses, se viene trabajando en distintas alternativas consistentes. Esta operación, que cuenta con el apoyo unánime de todos los accionistas, supondrá que uno de los posibles inversores, (todos de probada profesionalidad y solvencia) se haga con la propiedad del club, y permitirá impulsar el proyecto deportivo a largo plazo y refinanciar la deuda del Real Zaragoza. La entrada de un nuevo propietario, que podría materializarse en los próximos días, ayudará a solventar definitivamente los problemas por los que atraviesa la entidad, dando nuevas alas a la trayectoria deportiva del equipo.
Desde el club se comprende y asume la lógica inquietud que la actual situación provoca en muchos abonados, socios y aficionados que quieren, como deseamos todos, lo mejor para una entidad arraigada en el sentimiento colectivo y poseedora de una orgullosa historia deportiva. Por ello, desde el contexto de las actuales negociaciones para la entrada de una nueva propiedad, entendemos que atravesamos por un momento donde son imprescindibles la unidad y la serenidad.
El zaragocismo siempre ha sabido demostrar, tanto en los buenos como en los malos momentos, un sentido de la responsabilidad que ha sido determinante para abordar las más complejas situaciones y que en este proceso negociador se hace imprescindible.
Queremos agradecer a los abonados, socios y aficionados del Real Zaragoza su inquebrantable y permanente respaldo al equipo desde el deseo compartido por todos de recuperar cuanto antes el más alto nivel competitivo para regresar con garantías a la máxima categoría del fútbol nacional».