La reacción empieza a tener tonalidades de urgencia en la próxima visita a Anduva en una realidad que descarta que Víctor Fernández pueda convertir en carroza una calabaza
Pudo haber empatado y perdió. Intentó jugar distinto y fue ese equipo que se estimula desde la inferioridad sin alcanzar la remontada. De la victoria jamás estuvo cerca, y del gol se mantuvo a la misma distancia sideral de la mayoría de los encuentros. Se apiñó por dentro para sumar futbolistas que tuvieran el balón, un instrumento que por lo general le martiriza, y quiso corresponder a la valentía que le pidió Víctor Fernández. Pero el Espanyol, como antes el Valladolid, el Amorebieta, el Villarreal B, el Cartagena y el Eibar, le puso en su sitio con fútbol de primer nivel, el que mezcla calidad para construir y destruir sobre el límite y las astucias con el objetivo de establecer el guion más conveniente. La intensidad de la segunda parte, acaudillada por un Francés excepcional, se ha utilizado como punto de partida para la mejora que se espera con el nuevo entrenador, una reacción que ya empieza a tener tonalidades de urgencia en la próxima visita a Anduva y que bordea la fantasía suicida por cómo se está gestionando la situación: homenajes con calzador y un fervor popular que inflamó el estadio en la creencia que un entrenador por sí sólo y por mucha leyenda que le ilumine puede hacer de la calabaza una carroza.
El salto cualitativo se antoja muy improbable porque ya se ha comprobado a lo largo de la temporada que el talento escasea ya no sólo en la faceta individual sino en la toma de decisiones colectivas. Víctor quiso impregnar al equipo de un aire diferente, pero colisionó contra una realidad palmaria y frente a un rival que le puso frente al espejo roto que cercenó las buenas intenciones de Escribá y Julio Velázquez. Mouriño de la lateral derecho resultó un experimento muy caro, y la apuesta titular de Bakis, una sobreexposición innecesaria de un futbolista cuyas premiosas maniobras delataron que físicamente no está en condiciones de tener un rol principal. Con Mollejo y Valera por dentro, en pasillos interiores lacrados por el Espanyol, el primero anduvo más errante que nunca y el segundo, precipitado por su exclusividad de hombre bala. Toni Moya repitió en una jerarquía que no encaja con su personalidad errática y Jair continúa atrapado, por falta de confianza, en trabajos de demolición que aportan incertidumbre y ninguna solución en el inicio del juego. Son demasiados cuestiones que atender en la mesa de operaciones y no hay tiempo para acometer una cirugía en profundidad conceptual.
Víctor Fernández, si no lo ha hecho ya, tendrá que reunirse con su yo de técnico más rudimentario y descartar cualquier tentación de glamur en un Real Zaragoza obligado a competir por la permanencia por su acumulación de defectos. Su trabajo debe conectar directamente con la aplicación de lo razonable sin que ello suponga una negación tajante de sus principios, pero ahora mismo ganar está muy por encima de los personalismos, los elogios y la fascinación por la autoría que no tenga el pragmatismo como mandamiento de cabecera. El entrenador aragonés no lo tiene nada sencillo porque gran parte de su carrera la ha desarrollado en equipos hechos para la gloria o sucedáneos, y este lo tiene que reactivar dentro de una hormigonera de segunda mano. Por eso carece de sentido todo aquello que no vaya encaminado a anteponer lo que se puede a lo que se quiere. No hay peor emplazamiento en esta tesitura, el de la proximidad del peligro, que la entelequia. El Mirandés va a medir si le visita una ensoñación o un equipo compacto al menos en su calidad de aspirante a la salvación.
Muy precisa la disección que hace de la realidad del equipo. Es incontestable lo que escribe. Hace falta ponerse el mono de trabajo, uniforme que se corresponde a nuestra categoría profesional. En Anduva nos esperan jornaleros muy cumplidores con su tarea. Corren mucho y manejan con destreza el balón y eso para nosotros, por desgracia, es una amenaza más que suficiente . Mucho cuidado con este partido.
Un placer leerle, Alfonso.
Gracias
Siempre suscribo tus artículos, 100% de acuerdo
Vi un Español que sabía a lo que jugaba y un Zaragoza que sigue sin cuadrar futbolistas.
Bakis no está ni para jugar en veteranos. Lento, torpe y sin confianza
A Valera le tienen muy bien estudiado y a pierna cambiada le montan sistemas defensivos que hacen que incurra, una y otra vez, en la misma trampa que no lleva a nada. No han pensado, ya que es jugador veloz, ponerle de media punta y hacer transiciones rápidas? Mesa, es un jugador de clase que piensa más en jugar de cara a la galería y a gustarse a si mismo que a otra cosa. Hace tiempo que merece banquillo pero como no tenemos más pues a seguir dándole.
Gamez, que es un jugador rápido bien, podría aportar de interior derecha. Cuando está en forma es de los que ha aportado algo.
Jair, claramente prescindible. Lento y sin salida limpia
Mucho trabajo tiene Víctor porque, además, los cedidos y los que no siguen pueden empezar a desconectar aún más.
Muy buen comentario Gabriel. Pienso igual que tú en lo referente a Mesa y a Valera. Meda creo que no sería útil para el nuevo proyecto, enlentece el juego se enreda,puede tener ramalazos brillantes pero se apaga como una estrella fugaz. Le salvan los goles que ha hecho, pero no lo veo útil en un nuevo proyecto