Javier Calleja se puso en modo entrenador y realizó una rotación masiva que desnudó por completo al Real Oviedo, desabrigo que el Real Zaragoza aprovechó para adquirir una ventaja de dos goles a poco de superar la media hora de juego. El primero lo regaló el sustituto del titularísimo Aarón Escandel, el francés Braat, tras un disparo centrado de Liso que se le coló entre las piernas. El segundo se produjo después de una excelente combinación entre Bare, Tasende y Adu Ares que el vizcaíno definió desde la media luna. El Real Zaragoza había estado ordenado, bien dispuesto para los duelos y resuelto con Francho, en esta ocasión por el carril del 8 en una formación que renunció a los tres centrales y pobló el centro del campo con Bare y Moya. La ventaja y la inconsistencia de su rival con el balón le concedía sin embargo una suculenta ventaja con la que maniobrar hacia la victoria en La Romareda, con un par de ocasiones más de Ares que podían haber dejado sentenciado el encuentro. Pero espabiló Calleja en el descanso y empezó por el principio, por sacar a los mejores. Álex Cardero, David Costas y sobre todo Ilyas y Hassan, dos demonios que calcinaron al Real Zaragoza con Portillo desplazado del lateral a la mediapunta. Víctor ponía cara de circunstancias, un recital de gestos de sintomática impotencia mientras el Oviedo acortaba distancias, igualaba y vencía en la prolongación para establecer un 2-3 que se quedó cortó. El técnico está derrotado, pero es cierto que sus futbolistas en esta ocasión le vistieron para un funeral. El Real Zaragoza es un equipo marchito, con jugadores de medio pelo y un entrenador que ha dado a luz una criatura demasiado deforme para competir.
Hubo un momento clave para que los carbayones, después de que Ilyas encendieran las alarmas con un gran disparo que Femenías ni adivinó el olor, se alejaran de nuevo de la esperanza de sacar algo positivo. Braat salió como un tren de mercancías y arrolló a Luna, penalti que se dispuso a lanzar Keidi Bare. Algunos jugadores no entienden su papel, o no se les explica. El albanés, abonado a las tarjetas por imprudencia, se sintió Panenka y le pegó la balón como a una patata, tubérculo que detuvo con una mano el meta del Oviedo. No hubo forma de superar ese meridiano del horror donde el Real Zaragoza se quedó pasmado, de regreso a su incompetencia, a su nula competitividad, a su falta de formalidad habitual en todas las líneas. Alemao cabeceó el empate por encima de Keidi Bare y una defensa abstraída en el vuelo del esférico hacia la frente del delantero brasileño. Ilyas, Hassan y Portillo incendiaron lo que restaba de partido a una velocidad supersónica para Vital y especialmente para Lluís López. Los extremos burlaron en el patio de la escuela a alumnos tres cursos por debajo hasta, poco después de fallar el tercero, que Ilyas marcara el de la remontada para poner a La Romareda en pie de guerra frente a la quinta derrota casera. El Real Zaragoza, con Azón lesionado, devolvió todos los obsequios que le habían hecho envueltos en la mortaja que le espera para una segunda vuelta que podría afrontarla con otro entrenador.
R. Zaragoza 2: Femenías; Luna (Jair, m.92), Lluís López, Vital, Tasende; Francho, Toni Moya, Keidi Bare (Marc Aguado, m.92), Adu Ares (Aketxe, m.86; Liso (Pau Sans, m.73) e Iván Azón (Marí, m.46).
R. Oviedo 3: Braat; Lucas (David Costas, m.46), Luengo, Dani Calvo, Rahim; Del Moral (Ilyas Chaira, m.46), Portillo (Paulino, m.81), Sibo, Sebas Moyano (Hassan, m.59); Alemao y Paraschiv (Alex Cardero, m.46).
Goles: 1-0. M.21. Liso; 2-0. M.32. Adu Ares; 2-1. M.50. Ilyas Chaira; 2-2. M.65. Alemao; 2-3. M.92. Ilyas Chaira.
Árbitro: Pérez Hernández (Comité de Madrid). Amonestó con tarjeta amarilla a Keidi Bare, Vital y Adu Ares, del Zaragoza, y a Lucas y Del Moral, Sebas Moyano y Alex Cardero, del Oviedo.
Incidencias: partido correspondiente a la jornada 20 de Liga de Segunda división disputado en el estadio La Romareda de Zaragoza ante 12.813 espectadores.