El conjunto aragonés lidera la clasificación de tarjetas recibidas, con Akouokou a la cabeza, la mayoría generadas por faltas tácticas y un número considerable de pésimas decisiones
No contento con ser colista y navegar sin rumbo por una crisis que tiene una complicada solución, el Real Zaragoza es el equipo más antideportivo de Segunda División con 47 tarjetas recibidas en las primeras once jornadas. Cuenta con seis más que el Albacete, que con 41 aparece en el listado como el segundo más amonestado, mientras el que Las Palmas, con 27, lidera el juego limpio entre los 22 participantes. Ese reinado de cartulinas, sin embargo, no muestra un equipo agresivo, ni siquiera duro, sino a un grupo de futbolistas que en su desorientación toma casi siempre malas decisiones durante los partidos. Más que maldad, su pecado consiste en solucionar la suma de errores con faltas que implican sanción. Paul Akouokou domina la nómina de infractores. El marfileño por su posición y por un carácter algo frívolo, ha sido expulsado en dos ocasiones. La última contra la Cultural, cuando, ya con una tarjeta a cuestas, le metió un guantazo al monitor del VAR por el que está cumpliendo cuatro partidos de sanción. Dos semanas antes, agotado perdió un balón y en el regreso derribó al rival aunque el colegiado no detuvo el juego hasta que el centrocampista recibió la pelota para aplicar el reglamento y mostrarle la segunda amarilla. No pudo jugar en Almería. Antes había ante visto tarjetas ante Valladolid y Albacete.
Con tres cartulinas figuran Andrada, una de ellas por perder los papeles frente a la Cultural en un arrebato por protestar lejos de una portería a la que volvió fuera de sí para que Chacón le sorprendiera de falta directa en lo que supuso el 0-2; Insua, Radonavonic, Guti, Saidu, un Juan Sebastián que las reparte con dos relativamente tempranas contra Castellón y Ceuta y la roja directa que costó el penalti que abrió la paliza con la Cultu, y Carlos Pomares, este último expulsado en el partido con el Andorra por ser último hombre tras una error de órdago de Toni Moya. El valenciano vio amarillas frente a Mirandés y Cultural. Con un par está Dani Gómez. Una vez han sido amonestados Tachi, Aguirregabiria, Moya, Sebas Moyano, Pau Sans y Paulino. 14 jugadores en total han hecho que, por diferentes circunstancias, el árbitro se lleva la mano al bolsillo para sacar recetas de diferentes colores. Todavía están limpios Adrián, Tasende, Francho, Keidi Bare, Bazdar, Soberón, Valery y Cuenca. En la liga de las tarjetas, el Real Zaragoza va lanzado, consecuencia más de su histeria descontrolada que de su belicosidad. Su aparente dureza es pura y costosa frustración en la mayoría de los casos.
Muy pertinente su artículo.
La brusquedad y el antediluviano estilo de el juego que despliega el equipo, origina que: La falta de dominio del balón, la lentitud en el despliegue y las imprecisiones resultantes de los pases errados, propicien balones divididos que originan choques con los jugadores contrarios, y a veces con los propios, con el resultado de perdidas constantes de balón. Eso, a su vez, da lugar a una frustración en los jugadores que propician entradas a destiempo y en esa antologia del disparate futbolistica que desarrolla el equipo , los árbitros nos tienen tomada la medida.
Cómo sino puede explicarse la lamentable segunda parte en Gijon. Con un jugador más, y empeñados en cometer continuas faltas (algunas con tarjeta) sin sentido a los contrarios.
La histeria es provocada por una incurable mala aplicación en el juego.
No sólo tenemos el récord de tarjetas, es que esa forma de jugar y desenvolverse por el cesped acabará por llenarnos la enfermería.