Hubo que sofocar la revuelta de un Lleida que en la primera parte, con frescura en las piernas y en la cabeza y con un movimiento más fluido del balón, mantuvo un pulso de igual a igual con el Real Zaragoza, bastante más espeso para conseguir sacar la pelota desde atrás y sin ejercer una presión sostenida en la parte alta. A estas alturas de la temporada, la paciencia es clave para establecer las diferencias reales de categoría, contra la que se rebelaron los catalanes en el minuto 6 con una excelente internada de Denys por la banda derecha después de esquivar a Giuliano y Lasure para asistir a Nani y obtener el primer gol del partido. El conjunto aragonés no cayó en las urgencias del resultado y poco a poco hizo valer sus galones sin brillo pero con eficacia; también con el susto de un lanzamiento directo de Toni Vicente a una de las escuadras de Rebollo. Un centro muy puesto de Lasure, quien se mostró hiperactivo por su carril, fue atacado por Larrazabal de cabeza para establecer el empate y emprender la remontada. Al filo del descanso, Nani trabó a Narváez dentro del área y Vada puso rumbo a la victoria desde el punto de penalti.
En la ruleta de los cambios salió favorecido el equipo de Juan Carlos Carcedo. Se quedaron Bermejo, quien había entrado poco antes del descanso por Larra para acelerar el ritmo, y un Grau omnipresente cuyo nivel de ofrecimiento y manejo de los tiempos hizo que el Real Zaragoza dominara con autoridad la medular. El Lleida se fue desinflado tras su buena propuesta de la primera parte y el consiguiente derroche de fuerzas, lo que favoreció sobre todo a Buyla. El centrocampista, en asociación con Grau, y la gasolina que trajeron Gámez y Chavarría a las bandas, pilotó las acciones de elaboración con calma. En una de ellas, elevó la mirada y colocó el esférico en una zona donde Iván Azón es intratable. El atacante inauguró su cuenta goleadora y la de los delanteros con un testarazo inclemente que allanó el resto de la cita para un constante control de las operaciones por parte de los aragoneses.
Restablecida la paz y la calma, Carcedo hizo debutar primero a Manu Molina y después a Mollejo. No los quiso exponer demasiado. El centrocampista cogió de inmediato la batuta de Grau y desplegó un breve repertorio de cómo simplificar el fútbol, y el extremo tuvo que tiempo para presentar su velocidad y para atreverse con un disparo lejano con la zurda. Habrá que esperar más para comprobar lo que pueden aportar, aunque ambos tienen pasaporte de titulares para el campeonato. Giuliano Simeone salió de principio. El chico corre y no da una por pérdida. De los cuatro fichajes, al menos en este amistoso, pareció el más desenchufado, con mucho brío pero tácticamente algo desorientado en la posición de extremo que le entregó Carcedo.
Lleida Esportiu: Vilà; Pladeval, Figueras, Gaixas, Nani; Toni Vicente, Loris Metller, David López, Denys, Alpha y Chuli. En la segunda parte salieron Iñaki, Fall, Monterde, Mejía, Danylo, Lamin, Joni. En el 56, entró Solano, en el 68, Juanca, Bilel y De la Fuente y en el 85, Belló.
Real Zaragoza: Rebollo (Acín, 46); Luna (Gámez (46), Francés (Operé, 46), Jair (Lluís López, 46), Lasure (Chavarría, 46), Jaume Grau (Manu Molina, 68), Francho (Buyla, 46), Vada (Eugeni, 46); Larra (Bermejo, 41), Giuliano Simeone (Puche, 46)y Juanjo Narváez (Azón, 46)
Goles: 1-0, minuto 6: Nani. 1-1, minuto 31: Larrazabal, 1-2, minuto 45+1: Vada de penalti. 1-3, minuto 65: Iván Azón