El conjunto aragonés cae por 13ª ocasión a domicilio, el peor registro del campeonato y de su paso por Segunda con 22 equipos
El resultado del partido contra el Mallorca se había quedado colgado en el limbo después de que el Real Zaragoza lograra la permanencia ante el Castellón. Ganar al conjunto balear, equipo de Primera la próxima temporada, era un simple adorno, quizás una recompensa moral para un equipo que ha sufrido lo indecible para conservar la categoría. Ni siquiera logró puntuar en un encuentro en el que Juan Ignacio Martínez repartió minutos, una cita que comenzaron dominando los aragoneses gracias a un penalti transformado por Zanimacchia. Los goles de Dani Rodríguez y de Lago Júnior lo evitaron y confirmaron al Real Zaragoza como el gran perdedor del actual curso en calidad de visitante. 13 derrotas fuera de casa le contemplan en un liderato nada prestigioso que solo el Lugo podría igualar si cae en la última jornada en Vallecas.
Ese lastre, esa costumbre a derrumbarse lejos de La Romareda, le ha hecho mucho daño y solo su notable respuesta en el Municipal le ha permitido esquivar la agonía a falta de dos fechas para el ocaso del torneo. En sus 21 viajes ha pinchado contra Leganés, Mirandés, Tenerife, Ponferradina, Espanyol, Castellón, Almería, Sporting, Albacete, Oviedo, Rayo Vallecano, Girona y Mallorca. En El Toralín, Vallecas y Son Moix consiguió ponerse por delante para dejarse remontar después. Su cuenta a favor es muy pobre: triunfos en Málaga, Fuenlabrada, Las Palmas y el administrativo frente al Alcorcón y cuatro empates en Cartagena, Sabadell, Logroño y Lugo, siempre partiendo por detrás en el marcador. En las ocasiones qeu ha participado en Segunda con 22 equipos, jamás había coleccionado ese rosario de derrotas. La última aproximación a ese guarismo data del curso 2012-2013, en Primera, cuando mordió el polvo en una docena de encuentros para acabar bajando a una división en la que cumplirá nueve temporadas consecutivas.
