El regreso de Francés y la reunión de Francho y Zapater coinciden con la vuelta del equipo a su mejor versión protectora
La seña de identidad del Real Zaragoza en las últimas tres temporadas ha sido su homogeneidad defensiva. A falta de goleadores y de goles, JIM tuvo que instaurar el abecé de este deporte cuando los nubarrones se ciernen sobre la clasificación. Y la apuesta conservadora le funcionó con el suficiente goteo atacante como para salvar dos situaciones de grandes apuros. Juan Carlos Carcedo mantuvo esa perfil de equipo que concede poco con algún retoque por decisión propia y por exigencias de las lesiones, como la apuesta por Lluís López y por Manu Molina por las bajas y después por el irregular rendimiento de Francés y Francho. Fran Escribá le dio una vuelta al centro del campo con la recuperación de la figura de Zapater, inédito con el anterior entrenador, pero mantuvo a los jóvenes canteranos fuera de sus planes iniciales.
Con dos delanteros, la gran aportación del nuevo entrenador, y un fútbol más conciso en busca de la portería, el Real Zaragoza comenzó a originar más ocasiones y su puño realizador impactó más en la mandíbula del área rival, pero frente a Málaga, Burgos e Ibiza dio un paso atrás en su retaguardia con errores puntuales y muy caros. Hasta la llegada de Escribá se había aupado casi siempre los siete conjuntos con menos tantos recibidos. A partir del debut del valenciano, fue cayendo en esa lista, desvaneciéndose peligrosamente pese a no sufrir derrota alguna (fluctuando entre los puestos 10ª y 12ª). El regreso de Francés junto a Jair para mejorar al portugués y la reunión de Zapater con Francho, también recuperado para la medular, han devuelto al Real Zaragoza a los puestos de más prestigio defensivo. La consecuencia de la fusión de los tres futbolistas aragoneses se ha traducido en dos jornadas consecutivas con el portal a cero y dos guardametas distintos, Ratón y Rebollo.
El conjunto blanquillo, con 17 dianas en contra, vuelve a estar entre los siete que mejor defienden de Segunda, tan sólo por detrás de Burgos (10), Las Palmas (12), Levante (13), Granada (14), Oviedo (15) y Andorra (16). Escribá persigue desde su debut que el Real Zaragoza sea más agresivo arriba, pero ha repetido con insistencia y en la línea de todos los colegas de profesión, que el crecimiento de cualquier proyecto se ha de focalizar cuidando lo propio en primer lugar. El lunes, en Butarque, se presenta una nueva oportunidad para comprobar si esta reconstrucción estratégica que en realidad es un retorno al perfil protector con los jugadores que mejor lo interpretan, tiene continuidad en el comportamiento colectivo y en los resultados. Por el momento, con Francés, Zapater y Francho el escudo ha ganado en fiabilidad.