Es posible que las adversidades en clave de lesiones fortalezcan al equipo blanquillo en el aspecto emocional. No en vano el campeón del Mundo de fútbol y exzaragocista, Jorge Valdano, expresó que un equipo es un “estado de ánimo”, frase que volvió a repetirme en Tiempo Extra, tristemente desaparecido, hace tres años. Las bajas de Mollejo, seguramente hasta final de temporada, la de Bermejo para una o dos semanas y la intermitencia de Iván Azón, debilitan el ataque zaragocista porque arriba solamente están Giuliano Simeone con su tremendo trabajo, el cansancio o futuras lesiones musculares por sobrecarga, el recién incorporado Bebé, el discontinuo Puche o el desconocido Naranjo para el primer equipo. De Pape Gueye no voy a decir nada porque no confío en su acoplamiento y triunfo en este equipo pero me alegraría que la situación cambiase y fuera útil para crear ocasiones de gol y, sobre todo, marcarlas. Los próximos partidos serán determinantes porque la competición sigue siendo muy larga y se producen bajones y remontadas de todos los equipos. Por supuesto, el estadio municipal de la Romareda es clave y así tendrá que refrendarse este sábado con un público de nuevo estimulado después de la victoria en el Principado de Andorra. Allí también se observó la madurez de un joven zaragocista, Marc Aguado, que es uno de los puntales futuros del nuevo Real Zaragoza.