El reloj congelado de Bakis

El delantero confirma su crisis goleadora y anímica tras siete jornadas sin marcar, pero además de no ser un realizador habitual en su trayectoria, su historial descubre que tarda bastante en ver puerta

En una derrota, la primera de la temporada, donde todos los futbolistas salvo Cristian quedaron señalados individual y colectivamente por su falta de recursos, Sinan Bakis salió del campo visiblemente traumatizado en el minuto 61, cuando Fran Escribá decididó relevarle por Manu Vallejo. Nunca en las seis jornadas anteriores, de las que sólo había completado una contra el Cartagena, había sido cambiado tan temprano. Aunque el técnico, para protegerle de las miradas y de las urgencias, ha manifestado en diferentes ocasiones que no le preocupaba lo más mínimo la sequía del turco porque estaba satisfecho con su trabajo, lo cierto es que siete partidos sin ver puerta es una cantidad considerable para el atacante que fue contratado como referencia para el equipo con el desembolso más importante de este ejercicio, 800.000 euros brutos más una serie de objetivos que podrían elevar esa cantidad hasta e millón. En A Malata, además, se vio un Bakis indolente, sin duda afectado por esa falta de inspiración y de ocasiones.

La apuesta de Juan Carlos Cordero por el exjugador del Andorra fue la más rotunda. El atacante, escudado en la docena de goles que hizo la campaña anterior en el Principado, esperó a una oferta de superior categoría y al final se decidió por el Real Zaragoza. Nunca había sido un ariete de grandes cifras, pero con 29 años se confiaba en su experiencia y en sus cualidades para que diera el salto definitivo hacia guarismos superiores. Por el momento, Bakis ha ensayado algunos disparos potentes pero poco más, según Escribá porque apenas se le suministran balones en condiciones. En este trayecto ha dejado detalles interesantes, insuficiente para un profesional tan específico que ni tan siquiera ha ofrecido una asistencia. Con Azón a su lado, no parece sentirse cómodo. Solo, tampoco ha aportado mucho más. Iba a enamorar a La Romareda según Marc Aguado, pero no se ha ganado el corazón de casi nadie. Quizás porque las expectativas estén muy por encima de la realidad.

Uno de los objetivos, porque a Escribá se le han acumulado muchos, sería recuperar el olfato del turco. La cuestión es que ese instinto que se le presupone nunca ha sido demasiado visible en su carrera. Bakis, nacido en Troisdorf (Alemania), se formó en el Bayer Leverkusen, pero no halló espacio en el primer equipo y comenzó a emigrar por ligas intermedias, campeonatos como el turco y el holandés. En el Kayserispor, con tan sólo 19 años, consumió su primera temporada (2013-2014) sin apenas relevancia en las alineaciones. En las dos siguientes, entre liga y copa, marcó tres en en el torneo del KO y se quedó en blanco en la competición regular, mientras que en su último curso sumó 11 (3 y 8) entre liga y copa. Menos fructífero fue su paso por el Bursaspor, donde llegó libre e hizo un par de tantos en dos campañas, para desquitarse en cierta forma con los 5 y sobre todo los 12 que rubricó en el Admira Wacker de la Bundesliga austriaca. Diez goles en su debut en el Heracles de la Eridivise y seis más en su segundo capítulo en Holanda la abrieron las puertas del fútbol español, de un Andorra recién ascendido a Segunda.

En siete partidos con el Real Zaragoza no ha dado una sola vez en la diana. Un repaso a su tratectoria descubre que Bakis no madruga para marcar. En el Andorra no se estrenó hasta la 5ª jornada contra el Mirandés, para repetir en la 7ª y la 8ª. En la Eredivise, con el Heracles, anotó una temporada en el 6º encuentro y en el 16º en la anterior. En el Admira Wacker de la Bundesliga austriaca acertó en el 2º encuentro ante el TSV Hartberg y, en su primer año, en el 13º también con el TSV Hartberg enfrente. Con el Bursaspor turco no celebró un solo tanto en ocho participaciones en Liga en la campaña 17-18, mientras que en la 16-17 tardó 32 jornadas en colocar un balón dentro de la red. Antes, en su debut en el Kayserispor, lastrado por una lesión de menisco, se quedó en blanco, para conseguir al siguiente curso en el que ha sido su gol más tempranero en liga, frente al Osmanlispor, la única vez que ha firmado un tanto en la primera jornada. El Real Zaragoza le espera ya co ansiedad, pero Bakis, por lo general, se lo toma con calma. Demasiada en este caso por ser el epicentro deportivo y económico de una plantilla que le necesita sin más demora.

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