La tecnología arbitral detecta una mano de Sergio González en la última jugada que concede al Real Zaragoza el empate frente a un Leganés que nunca fue superior (1-1)
El VAR, después de una larga deliberación más por las trascendencia de la jugada que por la claridad de la mano de Sergio González que no vio en principio el colegiado, marcó penalti en la última acción de ataque del Real Zaragoza en la prolongación e hizo justicia por doble motivo: primero porque fue mano del central del Leganés a un disparo mordido de Valera, y segundo porque permitió que el encuentro de Butarque finalizara en empate, un resultado ajustado a los méritos y los deméritos de unos y otros. Mesa, que desperdició la mejor ocasión para igualar a portería vacía minutos antes después de un rechace de Diego Conde tras un bombazo de Toni Moya, se dirigió a los once metros, congeló de nuevo hasta la última gota de sangre que corría por su venas y puso la pelota dentro para firmar su undécimo gol de la temporada y evitar que el conjunto aragonés se fuera con una derrota del estadio pepinero, donde en ningún momento fue inferior a un líder plano y rácano en un encuentro de pura especulación por ambas partes.
El miedo a perder imperó en un choque sin apenas una mota de fútbol. Víctor Fernández y Borja Jiménez se cerraron en banda, uno con los cinco defensas y el otro con un desinterés palmario por atacar como se le supone a un equipo con potencial suficiente para hacerlo. La asfixia constante sobre el poseedor del esférico gobernó la mayor parte de la cita, sin que se produjeran sucesos dignos de ser mencionados en un deporte que se denomina espectáculo. En el Real Zaragoza se comprende esa máxima prudencia a trasladar el balón sobre una cinta de seguridad horizontal y soltarlo en largo para que sus delanteros, en este caso Liso y Azón, se partan la cara para controlar, contener y, si es posible, tirar. Tiene que administrar sus escasas herramientas sin importarle que al público se le desencaje la mandíbula por aburrimiento. Dispuso de la pausa en Aguado y Moya, y también en Mesa, más participativo en las ayudas a sus compañeros. Y así le fue suficiente para contener a un adversario con un solo punta en la alineación, Miguel de la Fuente, e incapaz de inquietar lo más mínimo salvo por el siempre revoltoso Portillo. Azón de cabeza y Arambarri con un lanzamiento que despejó Badía crearon dos oportunidades claras, las únicas.
Por los costados se ahogó todo el mundo. Gamez y Zedadka, este sufriendo de lateral zurdo, por donde anduvo sin GPS. Tampoco Franquesa y Juan Cruz lograron apuñalar por sus carriles. Los espacios por fuera habían sido clausurados y lo que ocurría indicaba que el gol iba a tomarse la tarde libre. Aguado se quedó en el vestuario con una sobrecarga y Grau tomó su lugar, y Borja Jiménez puso en el campo a Raba. La balanza empezó a caer del lado local con ese par de cambios que afectaron a la medular zaragocista, que se encalló, y abrió la puerta a la zurda de Raba, quien sin oposición puso un caramelo en la cabeza de Miguel para que se anticipara de cabeza a Lluís López y batiera por su palo a Edgar Badía. La defensa del centro y del remate fue deficiente de principio a fin. Con ese tanto y con la fama bien ganada del Leganés de guardar su área mejor que nadie, el Real Zaragoza temió que el asunto se había acabado. Pero los madrileños llevaron al extremo la conservación de la ventaja, y más después de venir de cuatro partidos sin dar en la diana una sola vez. Se hicieron un ovillo tras el tesoro para entumecer el ritmo y animaron al conjunto aragonés a tomar la iniciativa.
Víctor Fernández desplegó la hoja de cambios con Valera por Zedaka para refrescar una vía seca y recurrió a Bakis por Liso y a Enrich por Azón. También debutó Pablo Cortés. Sin capacidad de combinación en tres cuartos, un mal endémico desde hace años, el Real Zaragoza recurrió a los cañonazos, dos de Moya que Diego Conde desactivó con un par de intervenciones memorables y un error impropio de Mesa, y también probaron suerte Gámez y el porpio Mesa. Darko Brasanac tuvo la sentencia en un pase delicado e Portillo, pero el serbio no dirigió bien su cabezazo delante de Badía. En ese fusilamiento desordenado pero propiciado por la indolencia del Leganés, el equipo aragonés, a punto de bajarse la persiana del encuentro, halló una fisura para que Valera lanzara mal pero al brazo extendido de Sergio González. El colegiado no lo vio pero Enrich sí, y se lo reclamó con vehemencia hasta que le hicieron caso. En la revisión se veía a la primera la infracción, pero la liturgia tecnológica resulta en ocasiones ridícula, como si un cónclave de cardenales estuviera eligiendo papa. El punto supo a gloria celestial después de casi cien minutos de infernal sopor que premió a este Real Zaragoza que va escapando de las llamas con planteamientos conservadores y giros de guión poco académicos pero resultones en cuanto a que no se rinde. No ganó porque ni lo intentó.
CD Leganés: Conde; Miramón (Nyom, 69), Chicco, Jorge Sáenz, Sergio González, Franquesa; Neyou (Arambarri, 29), Cissé, Portillo; Juan Cruz (Raba, 46) (Brazanac, 82) y Miguel de la Fuente (Diego García, 82).
Real Zaragoza: Badía; Gámez (Cortés, 89), Francés, Jair, Lluís López, Zedadka (Valera, 72); Aguado (Grau, 46), Moya, Maikel Mesa; Liso (Bakis, 72) y Azón (Sergi Enrich, 82).
Árbitro: Arcediano Monescillo (Comité Castellano-manchego). Amonestó a Neyou (11), Zedadka (68), Raba (71) y Maikel Mesa (99).
Goles: 1-0, min. 57: Miguel de la Fuente. 1-1, min. 98: Maikel Mesa, de penalti.
Incidencias: Tarde fría y desapacible al sur de Madrid, con 10 grados al inicio del choque (las 16.15), con fuerte viento tras un día de lluvia, a ratos fuerte, que remitió en torno a las 14.30. El césped de Butarque presentó unas buenas condiciones, algo rápido por el agua acumulada. En las gradas hubo 9.800 espectadores, cerca del lleno.
No rendirnos ante la adversidad
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— Real Zaragoza (@RealZaragoza) April 27, 2024
Valga el punto para justificar que el fin justifica los medios, pero sigo sin ver la defensa de 5 con más motivo si uno de ellos es Lluis López en el el gol del Lega ni estorba, ni presiona ni empuja al delantero para dificultar su acción, los entrenadores decidieron no se jugase a nada, me da lástima el balón por la cantidad de puntapies que se llevó y solamente como anécdota sacar a Enrich es un despropósito.
Como te prometí Alfonso ahí van mis vivencias.
VIVENCIAS DE UN VIEJO LEON RAMPANTE
Soy habitante y militante del Barrio de las Delicias desde hace 60 años, mi infancia y juventud se desarrolló entre Salesianos estudiando y en mi tiempo libre pateando una pelota en el desaparecido campo de gravilla del Colegio, cuantas zapatillas rotas y escorchones en las rodillas.
Mis recuerdos perduran viendo a Victor Muñoz con un brazalete verde y su equipaje azulgrana bosquista se nos caía la baba viéndolo más tarde sobre el césped del templo de La Romareda lo sentíamos como si alguno de nosotros estuviese ahí, y los domingos viendo al Regional y uno de cuyos integrantes llegaría a la Presidencia de nuestro Real Zaragoza Angel Aznar, los veranos se desarrollaban en la piscina del barrio “San Fernando” baños y partidos de fútbol en una pista de cemento, se agregaba siempre alguien de menor edad que tocaba el balón como los ángeles llegaría a jugar en el Real Zaragoza Jesús García Sanjuán.
Al mismo tiempo desde niño Papá ya me llevaba al templo “La Romareda” y me imbuía espíritu zaragocista “somos del Zaragoza y nuestro corazón no puede ser ocupado por Real Madrid o Barcelona”, ahí nace mi devoción por el 8 hay un jugador García Castany que hace lo más complicado en natural dominar el balón y que no le domine a él, luego llegarían Señor, Barbas, Aragón, Herrera, Cani, y apareció en mi vida mi cuñado José, como buen corazón zaragocista siempre me ha acompañado en lo bueno y lo menos bueno, la primera final fue en el Vicente Calderón ante un Barca liderado por Schuster ganamos con gol de Rubén Sosa, la segunda Valencia contra el Real Madrid más tarde comprendí que aquella final no la hubiésemos ganado aún jugando 3 días seguidos, le sucederían contra el Celta en el Calderón y La Cartuja, París con el Arsenal, el Bernabéu contra el Español y el colofón de Montjuic con el Real Madrid de los galácticos.
Y aparecieron en mi vida los que la marcarían, Ignacio y Javier, ellos son discapacitados síquicos pero son lo mejor que me ha pasado en la vida son zaragocistas de corazón, como ejemplo les enseñe, ellos nunca sabrán leer ni escribir, a manejarse con símbolos en Internet con el escudo del Club se mueven sin mi ayuda o puede cantar el himno esto lo usé para ampliar su lenguaje, como resumen una familia hermanos, sobrinos y sus hijos, que ha heredado la pasión por el león rampante a partir de la semilla que plantó Papá desde sus inicios como socio en Torrero.
Gracias, muchas gracias. Pero intentaré hablar contigo, si no te importa, para pulirlo más
Ok, , mi e-mail esta en el registro entiendo tu tendrás acceso y ahí te facilitare mi teléfono.