En busca del liderato y del fútbol

El Real Zaragoza, en el que se prevén cambios en todas las líneas, necesita los tres puntos en la visita del Mirandés para recuperar la primera plaza y, si es posible, despejar las dudas sobre su juego

El Tenerife, que ha perdido en Eibar (3-0) y el Levante, que no ha pasado del empate en Elche (0-0), no han podido acostar al Real Zaragoza fuera del ascenso directo. Saldrá segundo contra el Mirandés, con el objetivo de recuperar el liderato del que ha sido propietario desde el inicio del torneo. Necesita los tres puntos porque el Leganés, que ha subido como la espuma hasta la cima de la clasificación, tiene dos de ventaja sobre los aragoneses. Sólo le sirve el triunfo, resultado que ha perdido de vista en las últimas jornadas con una igualada en casa con el Racing y su primera derrota del curso en Ferrol, partidos en los que su volumen ofensivo ha descendido en ocasiones y goles, uno tan solo, el de Valera que sirvió para evitar la derrota frente a los cántabros en La Romareda. Aunque la prioridad es el triunfo, le conviene despejar las dudas sobre su fútbol que han sembrado el recelo en un entorno que valora como se merece que el equipo haya ocupado el trono hasta ahora pero que huye de la complacencia de un juego muy bajo de calorías.

El Real Zaragoza cerrará el domingo en el jardín del ascenso directo ocurra lo que ocurra ante el cuadro burgalés, pero todo lo que no sea ganar le dejará expuesto al resultado del Espanyol el lunes ante el Racing de Ferrol, que podría superarle y sacarle enviarle a zona de playoff. Lo que suceda en este compromiso, sin embargo, pide una mejora sustancial del rendimiento colectivo e individual, y también el acierto de Fran Escriba en la configuración del once que se mida a los jabatos. Se prevén cambios en todas las líneas después de la pobreza exhibida en A Malata, con Luna de vuelta a un lateral derecho del que causa baja Gámez por lesión, y quizás la opción de Francés en esa posición si el técnico se decide por recuperar a Mouriño para el eje defensivo. La continuidad de Borge es más que probable en la izquierda… El regreso de Aguado será otra de las novedades sin que quede claro si lo hará en el doble pivote con Moya pese a que la sintonía entre ambos es limitada. Valera debería encargarse del carril derecho de la medular y en el otro costado se juegan un puesto Mesa y Manu Vallejo. Este dibujo y sus protagonistas siempre que Escribá siga fiel, que así lo parece, a una formación conservadora, alejada de aquel rombo centrocampista mucho más atractivo de la pretemporada y los dos primeros encuentros de Liga. Queda por despejar la incógnita de si Bakis, sin marcar aún, tendrá descanso para beneficio de Mollejo o Sergi Enrich.

No es sencillo vislumbrar lo que pretende el entrenador para esta cita porque las bajas de Nieto y Francho, a la que suma esta vez la de Gámez con Quentin de vuelta a la citación pero con muchas precauciones, le han provocado una seria jaqueca para hallar soluciones rentables. Sus intentos de endurecer el perfil del equipo con cambios de jugadores (Grau y Bermejo) y la petición no atendida de que los mediocampistas impriman más verticalidad a sus acciones, han derivado en un considerable achatamiento atacante que afecta también a los lanzamientos a puerta, desde hace tres partidos inferior en cantidad a los de los rivales. Escribá se despachó ayer contra los críticos, que no son pocos, y se escudó en el brillo de los números, además de descubrir que alguien le está esperando para sacudirle a la mínima. Habló de gafes, de pesimistas, de gente oscura que no quiere a su alrededor. Nunca se le había visto tan susceptible. Tiene la oportunidad de subirse de nuevo al liderato en ese pulso contra el molino ficticio de los cenizos.

El Municipal, que es el santuario del optimismo y la alegría, es uno de los grandes argumentos para intentar doblegar a un Mirandés en puestos de descenso tras dos derrotas consecutivas y un sistema defensivo que hace aguas como ninguno en la categoría. Eso sí, y como caracteriza su juego rebelde y juvenil en los últimos años, abierto al intercambio de golpes. Carlos Martín, cesión por la que suspiró en vano Cordero, es su gran amenaza con cinco goles en su cuenta. El equipo de Alessio Lisci, rehecho casi por completo este verano, se asemaja a una bomba de relojería sin hora ni lugar establecido para estallar. En principio, el Real Zaragoza debería hacer valer su madurez. La de su entrenador, también.

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