Víctor Fernández ha sido sacramentado para congregar a los dirigentes y a la afición alrededor de su figura para un salto inmediato a Primera, pero el gran sacerdote de este ritual es la propiedad
La palabra ascenso, aun con una jornada todavía por disputarse y una temporada funesta por detrás, serpentea la ciudad y la ilusión de gran parte del zaragocismo, víctima propiciatoria para creer cualquier mensaje que le anuncie el fin a doce años de hambruna en Segunda. La palabra siempre perfumada de Víctor Fernández, aunque en realidad se alimente de un contenido que todo aficionado se sabe de carrerilla en cuanto a cuáles son las claves para salir de este túnel, ha sido sacramentada en esta ocasión para congregar a dirigentes, seguidores y prensa con el objetivo de que el salto a Primera se produzca el próximo curso. Su figura ha tenido un efecto hipnótico pese a que ha cumplido a duras penas con su trabajo, una atracción arraigada en la colosal fuerza cautivadora de la leyenda que le acompaña y en su forma de recordarla. Muy pocos dudan, sobre todo sus insistentes biógrafos, de que sólo él esta capacitado y legitimado para evangelizar sobre la tierra prometida que quiere construir. El frenesí es digno de estudio social, un contexto con connotaciones de movimientos que han seguido a líderes de primer orden al margen de sus intenciones. Quien no está ungido por esa visión del renacimiento del Real Zaragoza, automáticamente es desplazado a la casta de los parias. No se puede negar que Víctor tiene duende. Nunca lo ha perdido en La Romareda, y aunque insista en que la gloria y los méritos le sobran, la celebridad le seduce sin cuestionar que en paralelo persiga la felicidad de sus feligreses. Como es un ganador aunque hace tiempo que los laureles no le sobran, es cierto que posee una de las llaves, no todas, para conseguir arrancar Excálibur de la piedra.
La próxima semana se decidirán muchas cosas, lo que puede implicar una revolución o una involución. El voraz apetito del entrenador por contar con el mejor equipo posible se va a enfrentar a quien, en el fondo, gobierna el Real Zaragoza desde todas sus atalayas, ese fondo de inversión cuyo latido es exclusivamente financiero. El pulso se está produciendo antes de que se sienten en la mesa negociadora: mientras por un lado se anuncian futbolistas sinérgicos, por otro aparecen nombres de jugadores con mucho gancho emocional. Y Juan Carlos Cordero en medio, sin ánimo alguno de abandonar su cargo y con Raúl Sanllehí intentando convencerle de que hará migas con Víctor, una sociedad limitada a corto-medio plazo. De la plantilla apenas son rescatables diez futbolistas para un proyecto de elevada ambición, siete de ellos canteranos y no todos con cartel de titulares, y dos porteros. La considerable nómina de jugadores con contrato no deseados plantea un escenario de enorme complejidad, y la segura venta de Alejandro Francés agiganta los cimientos de un una reestructuración en la que cedidos como Badía y Guti deberían ser captados otra vez. El mapa pretendido por Víctor dibuja un nuevo mundo, y nada barato si además, como procede, se ficha un buen puñado de profesionales de alto rango que acaudillen el equipo hacia lo más alto de la clasificación. La operación es a corazón abierto entre un espíritu libre, el del técnico aragonés, y subordinados del imperio del dólar como Sanllehí, Aguilar y Cruz. La papeleta de Cordero es la más comprometida, con el director deportivo paseando por un cable expuesto a los peligros del menor cortocircuito.
El verano ha adelantado a la marchita primavera de este fin de campaña porque Víctor Fernández, después de calmar a las fieras, las ha estimulado con una paseo por las consecuencias de un infierno del que parece olvidar que también ha formado parte. Este episodio de espera para saber si el técnico acepta o no seguir en el banquillo no deja de tener una fuerte tonalidad surrealista, sin nada por concretarse y el aire cargado de ilusiones e inquietudes. En teoría, habrá fumata blanca si el grupo inversor le concede lo más próximo a un absolutismo reformador. Si lo consigue con una apuesta económica de enjundia que no se ha dado hasta el momento, el Real Zaragoza pasará a otra dimensión, más cercana al éxito por la pura lógica del peso de las monedas. La cuestión es descubrir si Víctor también es capaz de tocar la fibra de hielo de todos esos personajes intermedios entre el club y los verdaderos dueños, incapaces de situar al equipo en el atlas de sus múltiples negocios.
Foto Real Zaragoza
Sin un gran plantel o un serio proyecto a dos tres años que implique play off desde el primero no hay entrenador alguno que obre el ya «milagro» del ascenso. Y con VF de DD hay como tres o cuatro entrenadores interesantes para ejecutar proyecto y objetivo. No sé si este año ya llegamos tarde.
Excelente crónica de la situación del Zaragoza. Pero indica poca simpatía por sus actores, más bien diría yo, que es llena de pesimismo. Si con lo que llevamos encima, no dan ganas. Pero el Zaragoza es ilusión, es esperanza, si esperanza , también es creer en sus gestores, los económicos y los deportivos y claro está en los jugadores. Hoy por hoy, de entrenadores lo hemos probado todo. Pero porque no confiar en uno que es de la tierra. Aquí somos muy duros… » Somos como esos viejos árboles…., Somos duros del roquedal …» , nos suena verdad.
Seamos más positivos, más dispuestos alabar a los nuestros o pensamos que fuera nos van a ayudar. Hagamos un Zaragoza capaz de subir a primera, por supuesto siendo críticos, pero también reconociendo que lo que es de casa vale. Un saludo y ¡¡¡ AUPA ZARAGOZA!!!.
Seguimos sin aprender nada en este Club y menos, con estos fondos de inversión tan soberbios (de pecado capital). El límite salarial ayudará pero la inteligencia mucho más. Este año equipos como Leganes, Ferrol, Santander, nos han pasado la mano por la cara. Y aquí seguimos pensando en el pasado (Herrera, Soro…) para tapar las lacras del presente. Muy triste. Y que VF participe de ello, todavía más triste.
Totalmente de acuerdo con Maño de Vilasar, en esta tierra se dice «somos tonticos pero no del todo», estamos asistiendo esta semana a grandes cortinas de humo aquí nadie ha salido a pedir disculpas a la afición, recordar que se agotaron las plazas de socios el pasado verano, cunado uno hace siempre lo mismo siempre llega al mismo sitio para variar el destino hay que hacer cosas diferentes a las que se han demostrado son un fracaso. ESTAMOS HARTOS.