No queda otro remedio que seguir a la espera de lo que Sanllehí interprete de las decisiones del consejo de administración del Real Zaragoza para la segunda vuelta. Sin que el director general haya ofrecido una rueda de prensa para expresar si se ha seguido la hoja de ruta o no, ha vuelto a dejar en el entrenador y en determinados futbolistas los mensajes del club para mantener a la afición confundida, a la expectativa, con cierto nerviosismo y la mirada puesta en la zona de peligro. Con la mirilla en algunos futbolistas por sus errores puntuales o escaso rendimiento pese a su ficha. La falta de información provoca cierto control del poder en la masa zaragocista. Con un par de filtraciones interesadas en sus medios afines se abrirá la incertidumbre y hasta la ilusión, porque se necesitan buenas noticias para aguantar el regreso. Ahora tenemos el mercado de invierno, siempre difícil y de escaso rendimiento para los últimos directores deportivos. Es cierto que Sanllehí no dispone de esa figura pero sí de los suficientes representantes y agentes vinculados a las diferentes sociedades inversoras con sus intereses. Y el Real Zaragoza forma parte ya de ese cosmos balompédico mundial como una galaxia menor.