Especie en peligro de restricción

Primero, en verano, fueron Francho Serrano e Iván Azón. Más tarde renovó Alejandro Francés, quien ya tenía ficha profesional desde febrero de 2021. La noche del cierre del mercado de invierno, Puche se unió al grupo que tantas alegrías había dado de juvenil y que se reunió con los mayores para salvar en dos ocasiones del descenso al Real Zaragoza. El 6, el 14 y el 9 ligados al club hasta 2025. Era lo que solicitaba la afición y la nueva propiedad, representada por su director general, Raúl Sanllehí, entendió que era de justicia cerrar ese anillo que tan bien ajustaba a su dedo. Se contentaba a un público huérfano de referentes estelares con el sentimiento de pertenencia como valor en alza y se corría, pensaban, un aparente tupido velo sobre una plantilla gris y fundida a negro bajo la dirección deportiva de Miguel Torrecilla, sin olfato alguno para los delanteros.

En su primera temporada, el trío Francés, Francho y Azón no disputó un solo minuto en seis jornadas (3,5,6,7,8 y 9). En el resto, al menos uno de ellos había jugado. En su segunda experiencia, se redujo a dos fechas (3 y 4) sin que ninguno participara. Esta campaña, en doce partidos, el triángulo tan sólo se ha roto una vez, frente al Granada, con Puche blandiendo el estandarte canterano en la alineación. El centrocampista y el delantero, en su segunda visita a la enfermería, están lesionados. Francés se había recuperado y reapareció contra el Villarreal. En el Nuevo Los Cármenes, Juan Carlos Carcedo optó por dejar inédito al central sin que hubiera justificación de por medio. Han pasado 14 meses desde que se produjo el último vacío completo de esta terna, cuando la sub 21 los reclamó y la Federación se negó a darles permiso para que estuviesen el lunes ante el Cartagena. También se ausentaron. como estaba previsto, en Alcorcón.

Una edema óseo y una rotura en el bíceps femoral derecho; una ligamento dañado en el codo y una distensión. Azón, Francés y Francho están viviendo un momento delicado mientras el equipo se desvanece. La ración del banquillo del defensa en el último encuentro sorprendió. No se sabe si el técnico prefiere el rendimiento de Lluís López y Jair o que se ha intentado proteger al futbolista. Francés no era el mismo antes de caer de mala manera en un duelo con Chris Ramos. Cumplía sin el brillo de otros cursos. Francho se encontró con la competencia de Manu Molina cuando había anunciado que iba a coger galones y cuando le han devuelto la confianza, ha estado a años luz de su mejor versión. El más castigado por el destino ha sido Azón, que arrancó la pretemporada proponiéndose por delante de cualquier atacante, dispuesto a que fueron los demás quienes se ganaran una oportunidad y no como en el pasado, donde tenía que demostrar a cada segundo que era titular.

Pese a sus dolencias, tampoco es seguro que el entrenador lo tuviera en tanta estima para el once. Carcedo es de un solo atacante, y Giuliano estaba tirando la puerta a la espera de que Gueye, lo que ha ocurrido sin que el senegalés convenza lo más mínimo, se hiciera con el puesto para el que estaba señalado por la apuesta de la dirección deportiva. Francés, Francho y Azón, por diferentes circunstancias, han pasado de ser piezas fundamentales a convertirse en una especia autóctona en vías de restricción. Justo cuando su compromiso salvaje más falta hace.

Foto: el Desmarque

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