El club sigue exprimiendo hasta la última gota la continuidad del canterano en los juegos de la distracción de final de la temporada, con el futbolista subrayando su mejor perfil, el humano
No se cansa el club de dilatar las celebraciones el año que se conmemora la temporada más funesta y ridícula en la historia del Real Zaragoza. Entre la torpeza y la premeditación, empuñando con fuerza todas las maniobras posibles para silenciar su vergonzante estafa deportiva, se están utilizando símbolos y personas para levantar un muro que oculte una gestión infausta de todos los personajes que desfilan y han desfilado este curso por la institución. En la última entrega, La Romareda y Francho Serrano han sido los elegidos como escudos emocionales, y parte de la afición, por agotamiento o fidelidad sincera o desconcertada, se ha dejado seducir mientras la división más crítica se refugia en un argumento demoledor: trece campañas consecutivas en Segunda no impiden ver ese bosque de oscurantismo y dependencia de un centro de operaciones lejano de la ciudad y ajeno a la intención de que el equipo regrese a Primera.
El viejo estadio fue testigo de varias aberraciones en el día de su despedida. El indigesto partido contra el Deportivo, los actos postizos para edulcorar las amarguras, el violinista sobre el descrédito y el lanzamiento de globos a un cielo perdido, la vuelta al ruedo de la plantilla y la invasión final del césped que unos asumieron con respeto para adquirir un recuerdo testimonial y otros como el allanamiento agreste de la morada. Confirmada la permanencia y la conquista de asientos y hierba después de que Francho Serrano anunciara su renovación, la propiedad ha insistido en exprimir hasta la última gota la continuidad del canterano, salpicando a granel las redes sociales con su figura emblemática y rematando hoy el festival de la renovación con la oficialidad junto al director general, Fernando López. Los juegos de la distracción no han acabado, están pendientes de la confirmación de Gabi Fernández en su puesto y de que se decida quién o quiénes se encargarán de la dirección deportiva en este nuevo proyecto que quiren arrancar de cero los trabajadores sin que los empresarios hayan abierto todavía la boca.
Francho ha comparecido con su familia, emocionado y nervioso. Feliz porque quedarse en casa y porque muy al final le hayan subido la ridícula oferta que le puso delante Juan Carlos Cordero siguiendo las pautas de un Víctor Fernández que no contaba con el centrocampista. Su discurso se ha basado en el agradecimiento, en el papel que desempeñará una vez que el entrenador le ha señalado como su bandera y, sobre todo, en advertir a la afición que este Real Zaragoza es hoy en día es un club de la parte baja de Segunda, por lo que ha solicitado calma y mantener los pies en la tierra. Ha ofrecido el futbolista su mejor perfil, el humano, pero también, por la ausencia directivos con jerarquía pese a que López estaba a su lado, ha imprimido un mensaje con fondo institucional. Por momentos, aunque ha reconocido en condicional que no le gustaría no estar en el Real Zaragoza «si ocurre lo que todos queremos», ha dado la sensación de que a Francho le colma jugar con ese escudo en el pecho al margen de la categoría. Si eso es suficiente para él, debe ser inadmisible para la gente a la que ha pedido apoyo eterno.
Foto Real Zaragoza
La torpeza sigue en el Club, todos sabemos que Francho es un complemento necesario como Guti, por su compromiso, entrega y zaragocismo pero no es quien nos va a llevar a ascender hacen falta 4 jugadores mínimo con experiencia en 1ª para elevar el nivel, en mi opinión has hecho bien Francho observa a tu alrededor, Vallejo fracaso en el Real Madrid y Granada, Frances suplente en el Gerona, Soro no se ni donde juega, Azon con opciones de volver a España por la puerta de atrás, Guti ha tenido que volver, en otras latitudes os juzgan por el rendimiento sin la connotación de la identificación con el equipo, no todos los días sale un Victor Muñoz de la cantera que triunfo en Clubs de alto nivel y Selección Española, más vale ser cabeza de ratón que cola de león, la farsa continua.
El silencio nos haría cómplices.
Yo no lo hubiera dicho mejor.